La Nación: 22 5 18 4 5 · 13 15 18 1 4 15 · 1 26 21 12

CAPÍTULO XX

Luego de lo sucedido en la NSC, la nación de Neus comenzó a desintegrarse lentamente, dejando atrás sus años dorados junto con la esperanza de volver a florecer.

¿Cuál fue el detonante? Científicos de la NSC sacaron a la luz una gran cantidad de evidencias que demostraban una grave violación moral y ética en experimentos realizados por la NMC; la NSC en general ni siquiera estaba enterada; esta revelación se dio gracias a una minuciosa investigación realizada en cubierto por años, liderada por la científica Sarah Ferrer.

La población de Neus comenzó a aminorar, las NUN lograron identificar dos razones:

1) La NMC quería controlar a toda la población, asegurándose de que los ciudadanos permanecieran fuera de sus asuntos privados, por lo que los disturbios fueron pensados para intimidarles. Y a todo esto, 2) no tardó en levantarse la resistencia, al inicio con movimientos pacíficos, que lentamente se volvieron violentos a consecuencia de las acciones tomadas por la milicia. Pronto se tuvo que escoger una facción en Neus, tenías que decidir entre luchar contra la NMC o formar una alianza con ella; los países colindantes no tardaron en bloquear sus fronteras con Neus, preferían mantenerse indiferentes antes que involucrarse con algo relacionado al caos que había destruido aquella nación.

La información proporcionada por la NSC no fue la suficiente para tranquilizar a las NUN. Sin embargo, Sarah Ferrer era muy inteligente y astuta, sabía perfectamente que se desataría el caos apenas mencionara el tema, por lo que había diseñado un plan perfecto para formar una sólida trinchera, la cual evitaría que sufrieran más daños de los planeados, permitiendo al mismo tiempo un ataque eficaz al bando enemigo.

Sabía que el almirante Ares MacQuoid contratacaría con fiereza, pero nada importaba más que su misión: proteger al futuro de Neus a toda costa.

(...)

—Abramos las cápsulas, les practicaremos un chequeo rápido... Si todo se ve bien, los reinstalaremos en sus cuartos de rehabilitación. —suspiró la doctora Ferrer, alborotando ligeramente sus rizos.

—¿Y de ahí? ¿Qué haremos doctora? —la nombrada se giró a la joven enfermera, la miró dubitativa.

—Esperar —comentó con una combinación de preocupación y tristeza. — Simplemente esperar.

—Doctora Ferrer —un soldado entró al laboratorio con formalidad. —Le requieren en la sala de comandos. Empezarán a grabar el mensaje.

—De acuerdo, muchas gracias. Enseguida voy. —se giró al resto de enfermeros, se acomodó las solapas de su bata y añadió. —Me notifican ante cualquier evolución de los muchachos, por favor.

(...)

Los cuartos de rehabilitación se encontraban en un área especial, las paredes estaban hechas de un cristal templado ultra-reforzado. El cuarto contaba con todo lo necesario para el huésped: un baño completo, una cómoda y amplia cama, una pequeña salita con dos sofás, una jarra de agua y algunos snacks saludables; tres veces al día les proveían un alimento sustancioso, cada cuatro días monitoreaban su salud física y mental.

¿Cuál era el objetivo de todo esto? Reintegrar a todos aquellos jóvenes soldados que la NMC había estado utilizando como conejillos de indias. Así pues, Sarah Ferrer había construido Cradle, una pequeña comunidad piloto donde se les tenía a los muchachos hasta que fueran capaces de desempeñarse con normalidad en el alguna de las dos comunidades que Ferrer protegía, Atlas o Dagmar.

La adaptabilidad a la nueva nación dependía mucho del progreso y personalidad de cada individuo. Ninguno había sufrido tantos daños emocionales y físicos como el equipo Rix, por lo que los demás despertaban a las pocas horas de estar fuera de las cápsulas. Aquellos muchachos habían tardado casi una semana completa en despertar, Damian y Tobias fueron los primeros, luego Riley, le siguió Brigette, pero Myki no despertó hasta después de nueve días.