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Leslie:

Viernes.

No puedo creer qué sólo halla pasado una semana.

El lunes era una chica soltera.

Hoy viernes,soy una chica con novio.

Diciéndolo así,suena muy irreal, sé qué sueno muy afortunada.

Además,el lunes tenía una enemiga acérrima,y hoy...

Bueno,eso depende de lo qué haga Tiffany con su vida. Por mí parte,creo qué puedo darle una oportunidad.

Después de un despertar caótico,por qué se me hizo tarde,ya qué anoche me quedé hablando con Riley,hasta muy entrada la noche.

Mis padres se fueron a la escuela,no me despertaron porqué se supone qué lo hago por mí misma, además de qué soy muy responsable.

Bien,la responsabilidad se fué al techo porque aquí estoy yo,corriendo cómo desquiciada al colegio,con un retraso de 10 minutos,algo malo para mí ya qué nunca llego tarde.

Si,soy una quisquillosa.

Voy tan preocupada envolviendome en mí sweter gigante de color negro,mis jeans azules y mis botas bajas marrones terminan mí look de hoy,mí cabello va suelto y mí bufanda verde me cubre de la brisa fresca,más bien helada.

Olvidé mí campera,así que ahora me estoy congelado,pero no voy a volver a casa por ella.

Amo el invierno,pero hoy siento qué lo detesto.

Es qué,en verdad odio despertarme tarde y salir apurada. Sumando al hecho de qué tengo hambre,no desayuné.

Soy una mujer peligrosa sin comida en mí estómago.

Un bocinazo me saca de mí refunfuñanda regañiza mental y me giro para ver quién es.

¡Vaya!. Grande es la sorpresa qué me llevo, cuándo noto quién conduce ese Mercedes gris.

—Estás llegando tarde, tú no eres asi. ¿Te llevo?.

Frunzo mis labios,realmente no quiero llegar tarde y me viene demasiado bien un aventón.

—Vamos Connor,me portaré bien,prometo no ser un grano en el culo.

Sonrio ante sus palabras y es algo qué podría sorprenderme mucho,bueno el lunes si me habría asombrado.

Pero hoy es viernes.

—Bien,pero sólo acepto porqué se me está enfriando el trasero y odio llegar tarde.

Suelta una sonora carcajada y es agradable al odio.

Doy vuelta para subir por el lado del copiloto,abro la puerta y al cerrarla,siento el calor de la calefacción,es un alivio. Me abrocho el cinturón y se pone en marcha.

—¿Te ocurrió algo?. Digo,nunca llegas tarde y es raro verte a esta hora.

—Anoche me quedé hablando hasta casi la madrugada con Richardson. Y ésta mañana el despertador no sonó,pero mí cuerpo aparentemente está acostumbrado ya a despertar temprano,pero igual,era muy tarde.

Se hace un silencio y no es incómodo. Sé que está asimilando mis palabras. Supongo que le sorprende que hable tanto a esta hora.

—Lo siento,hablo demasiado—otra vez ríe y afirma con su cabeza dándome la razón.

—Si,lo haces,pero es agradable escucharte,casi siempre hago éste trayecto sin compañía, sólo con la radio.

—Me sorprende qué pasaras cerca de mí casa. Tú vives prácticamente del otro lado de la ciudad.

Todo por sus besosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora