Epílogo

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—Papi, cuéntame la historia otra vez...

—Mi niña, ya es tarde y sabes que la historia es larga...

—Por favor, cuéntame ¿si?. Sabes que me duermo antes de que llegues al final.

Suelto un suspiro y sé que no puedo negarle nada, es mí pequeña princesa después de todo.

—Esta bien, hay una parte de la historia que nunca te cuento —ella me observa con sus hermosos ojos caramelo, tiene algunas manchas ámbar, son hermosos y raros, pero que la hacen tan especial como toda ella —las personas de ésta historia estuvieron separados muchos años.

El asombro tiñe la carita de la niña que está a mí lado, claramente no esperaba eso, se supone que, la mayoría de las historias, tienen un final feliz.

Aunque, yo considero que ésta historia no ha llegado a su final, pero eso es algo que no le diré, no por el momento.

—¿Ellos estaban enojados?.

Una sonrisa atraviesa mí rostro, la inocencia que transmite la pequeña de 6 años, es algo que me gustaría que conserve por siempre, sin embargo eso no es posible, nadie la conserva por tanto tiempo.

Si, admito que ser adulto a veces se torna algo odioso y te pones pesimista.

—No cielo, ellos tuvieron que alejarse. Fue algo difícil para ellos, pero lograron superarlo y se reencontraron.

—Papi nunca llego a saber toda la historia,¿pero siguen juntos?.

Acaricio su largo cabello, el aroma a manzanilla invade mis fosas nasales, se ha vuelto el segundo olor favorito en mi vida.

El primero, es el durazno.

—Ellos siguen juntos mí pequeña Lilibeth.

Un suspiro de alivio sale de su cuerpo. Y es, cuando noto, que ella duerme con una sonrisa plasmada en su diminuto rostro.

Quizás esperaba que le contara más, pero sé que está cansada, hoy fue su primer día de clases y volvió eufórica, luego de relatar su día,la gente que conoció y lo asombroso que es todo en el edificio, quedó agotada.

Beso su frente y la arropo con sus frazadas celestes favoritas. Su lámpara de noche queda prendida, por mera costumbre, mantengo mí respiración en mis pulmones, no se despertará pero es una manía mía.

—Sabes, algún día deberás de contarle toda la historia.—abrazo su cintura,y la acerco a mí.

—Si, pero quería que ambos lo hiciéramos.—ella rodea mí cuello con sus brazos y no podemos evitar rozar nuestros labios.

—Lo sé. Lamento llegar tan tarde, el viaje fue muy largo, pero las niñas ganaron, así que valió la pena.

La levanto del suelo y la giro entre mis brazos, ella suelta una risa baja para no despertar a la niña. Aúnque debo decir, que tiene un sueño bastante profundo.

—¡Ya Richardson, me mareo!—la bajo lentamente y observo esos ojos que aún me tienen enamorado —lamento no haber estado hoy, fue su primer día de clases y no me tuvo allí.

Tomo su barbilla y así puedo seguir mirandola—Cielo,Fanny grabo todo, recuerda que Chester comenzó las clases junto con Lili, así que poco le faltó para quedarse todo el día con ellos en la escuela.

Nos vamos dirigiendo a nuestra habitación, mientras reímos por las actitudes de nuestra mejor amiga.

Adoptó a Chester cuando él tenía 3 años, el niño quedó huérfano cuando apenas tenía meses de nacido, sus padres murieron en un accidente de tráfico y justo en ese momento, Fanny buscaba adoptar, decir que se enamoró completamente del bebé es poco. Tardó su tiempo en lograrlo, pero al fin Chester Withmore, es suyo.

Todo por sus besosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora