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Martin:

—Amigo vas a hacer un surco en el parque si sigues así. ¡Cálmate!.

—Richardson, tú eres el menos indicado para decirme esto.

Riley suelta un suspiro y solo asiente con su cabeza. Yo relajo mis hombros y me siento a su lado.

Estamos en las escaleras, frente a la puerta de mí casa, el sol se está ocultando y mi ansiedad crece a cada minuto.

—Perdón, es que estoy asustado, no es que no tenga fé en mí mejor amiga. Pero sé que será difícil hablar con Emma. Tú la viste, salió descompuesta de la cafetería.

—Toda la escuela lo vió, pero no estés asi, ten un poco más de confianza en ti mismo amigo, verás que Tiffy y Les lograrán averiguar todo.

—Me sorprende que Withmore esté en esta situación.

—Lo sé, sobretodo porque cuando empezó la semana era una y hoy es otra.

—Me agrada más.

—Si, extrañaba a mí mejor amiga.

—Entiendo, yo no sé que haría sin Leslie. Ella es la mitad de mí alma, es como la hermana que no tengo. Siempre ha estado para mí, cuando las cosas no marchaban bien.

—Puedo notarlo, ella te ama, admito que al principio me ponía celoso y no comprendía esa relación de ustedes, sin embargo ahora entiendo todo.

—¿Lo haces?... Osea,¿solo lo entiendes así como asi?...

—Asi es.

Entrecierro mis ojos y le tengo que preguntar:—¿Lo haces por qué quieres seguir en su vida o lo haces por qué viene de tu interior hacerlo?.

—No soy un mentiroso, no te diré que lo hago porque soy un ser humano increíble y súper comprensivo. Así que, prefiero decir que es por ambas cosas. Quiero seguir en su vida y quizás, sólo quizás, viene un poco de mí interior.

Una sonrisa tira de su rostro y yo no evitó soltar una carcajada sincera. Realmente no esperaba esta charla con Riley, es una persona agradable.

De algún modo siempre lo ví, no era una persona problemática y siempre me trató de buen modo. Y a pesar de estar enamorado de mí mejor amiga, sé que no lo hacía para quedar bien ante sus ojos. Sé que su buen trato hacia mí, era honesto y eso hace que me agrade mucho más.

—Resultaste ser alguien decente.

—¿Gracias?

Yo suelto una carcajada que muere apenas veo a mí mejor amiga, a Tiffany y ¿Emma?.

Emma:

Cuando tenía 7 años pensaba en tener una familia grande, muy grande. Quería tener 5 hijos,  un gato, un perro y una casa enorme en un barrio bonito y tranquilo.

A medida que pasaba el tiempo, continuaba con esa idea. A mis 13 años, me ví interesada en el sexo masculino. Supongo que las hormonas, el entorno, mis amistades y demás, hacían que viera más alla de la parte rosa del cuento.

Finalmente, un día antes de cumplir los 14 años me ví completamente enamorada de Martín Weber.

Destacaba, por lo menos para mí, de entre todos mis compañeros de clases. Era un muchacho bastante alto, algo delgado pero no pasaba desapercibido, era evidente que cuidaba su cuerpo pero sin tener la necesidad de ser arrogante y mostrarle a los demás que lo hacía, sus ojos color miel con pintas verdes eran mí perdición, sus pestañas eran tan tupidas y largas que cualquiera pensaría podían hecharte viento, su cabello oscuro ondulado, algo largo que caía por su frente, su nariz fina y alargada, sus labios no eran muy gruesos pero si resaltaban. Tenía una sonrisa muy particular, era cuadrada, algo extraño pero que lo hacía muy bello.

Todo por sus besosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora