Días de colores [Starker] EDITANDO

10. Discusión

Hace ya un mes que Tony lo sabía todo, hace un larguísimo mes él y Virginia estaban preparando la logística de lo que probablemente sería la mejor noche del mundo, solo por el hecho de que al final de esta, se declararía y lo más probable, formalizar - esto último era lo que emocionaba más al ingeniero -

También hace un mes, Peter había empezado con un tratamiento - que realmente no era nada barato- pero no estaba dando resultados y ambos se comenzaban a frustrar por eso.

A Tony se le comenzaban a agotar las ideas para ayudar al mocoso. Y a Peter se le comenzaba a acabar la esperanza de volver a usar el traje rojo. Pero Stark siempre tenía presente la promesa que había hecho en el hospital y pensaba cumplirla a como diera lugar.

Esa mañana, luego de dejar a Underoos en la escuela, el mayor se encerró en el taller, mientras trabajaba en un proyecto de un generador de energía limpia - idea de Peter - exprimia cada una de sus neuronas buscando una solución efectiva para Peter, hasta que ZAZ el recuerdo de la doctora Cho curando la herida que tenía Clint atravesó su mente.

¡Por supuesto! ¿Cómo no había pensado en eso antes? Lo único que debía hacer era... Viajar a Corea, ok, sin dramas por aquello.

— Friday, llama a Pepper — ordenó Tony. A los segundos ya estaba en comunicación con su mejor amiga.

— Tony, ¿Ahora qué sucede? ¿Qué necesitas? Estoy demasiado atareada hoy.

— Oh, sí, buenísimos días para ti también, Virginia — dijo sarcástico — necesito un favor, nada más.

— Ok, dime.

— Compra dos boletos de avión a Corea, el mocoso y yo iremos a visitar a Cho.

— ¿Cuando irán?

— Lo antes posible

— Espera, la cena es en dos días, ¿La pospongo? — Tony meditó su respuesta un momento

— No, tranladala a Corea también, así será más privado.

— Tony, yo no soy tu secretaria para andar cumpliendo tus mandados. Que sepas que esta será la última vez ¿Entendido? Porque tu sabes demasiado bien que conseguir esa recreación en el restaurante que querías costó muchísimo para terminar mudando todo a Corea — se quejó la rubia

— Aw, gracias — bromeó — Dejaré mi felicidad en tus manos, hermosa

— Anthony, ni se te ocurra colgar el tele- ¿Hola?... ¿Tony? ¡Demonios, Stark!

El filántropo colgó el teléfono y se dedicó el resto del día en trabajar netamente en su generador. 14:00 p.m, 15:00 p.m, 16:00p.m, Tony seguía encerrado y ensamblando el proyecto tan prometedor que el muchacho había ideado.

Al mayor nunca dejaba de sorprender la mente increíble de Peter, lo cautivaba, era tan joven y tan inteligente. Definitivamente era un chico prodigio, adelantado a su época se podría decir. Le recordaba a él en algunos aspectos.

Pero alguien lo interrumpió, pidiéndole permiso para ingresar a su santuario. Permiso que él cedió.

Las puertas del taller se abrieron de par en par, parado en el umbral, Steve Rogers, con una mirada algo molesta, no estaba nada contento.

— Hola, abuelo. — Habló Tony primero. — Fri, querida, ¿Por qué no me dijiste que era el abuelo?

— Él me solicitó que no lo hiciera, jefe

— Tú y yo debemos hablar — aquél tono de voz tan serio... No podía significar algo ni medianamente bueno

— Sí, dame un momento — dicho esto, lo ignoró y siguió con su trabajo silvando una canción

— Lo digo en serio, Stark — Reclamó el rubio

— Yo también — Trató de espantar su presencia

— Es sobre Peter — Exactamente era eso lo que temía

Tony soltó un suspiro pesado, bajó sus herramientas y se recargó por la pared

— ¿Qué quieres con él? — dijo Tony imponente

— No, que es lo que tú quieres con él.

— Déjame pensar. — dijo sin más — Pues, educarlo, exprimir cada neurona de su cerebro y explotar todo su potencial. ¿Nunca te sentaste a pensar lo lejos que llegaría ese chico si es encaminado en el camino correcto? Es simplemente brillante y sumando el plus de sus fabulosos poderes

— No me refiero a eso — interrumpió el rubio.

— Entonces no sé que quieres que te diga. — mintió

— Tú lo vez como algo más

— Nop. — negó cantureando

— ¿Estás enamorado? ¿No es así?

— Y si así fuera, que te importa, Steve.

— Es solo un niño, Stark — Eso ya lo tenía claro — Acaso ¿No piensas en el daño que puedes hacerle? ¿Así de egoísta eres? — reprochó el capitán.

— Mira, Rogers, lo que suceda entre ese mocoso y yo no debe importarte. ¡Ni siquiera sucede nada! — Tony ya empezaba a molestarse

— ¿Hace cuánto se acuestan? — dijo sin asco

— Al parecer no entiendes el "no tenemos nada"

— ¡No mientas! Ya reiteradas veces lo he visto salir de tu habitación muy temprano por la mañana, en pijamas, completamente feliz y despeinado. ¿Como explicas eso, Tony? — hizo una pausa — Solo te estás divirtiendo con él, lo sé y no puedo dejar que eso suceda.

— Yo sí lo amo

— ¡Que son veinte años de diferencia!

Cada vez más la discusión subía de tono, de un momento a otro ambos ya estaban gritandose.

— ¡No me vengas con edades! Porque bien no te importó eso cuando tú y yo...

— Tony, lo nuestro... ¡Solo no quiero que cometas el mismo error que yo! — Ese había sido un duro golpe para Tony.

— No cometeré ese "error" ¿Sabes por qué? Porque yo sí estoy enamorado, no como tú, que solo me usaste ¡Fuiste tú el que jugó con mis sentimientos!

— Eso no fue así y lo sabes.

— Márchate. Por favor, largo de aquí — la voz de Tony sonó algo quebrada

Steve dió media vuelta y se dirigió a la salida, sin antes soltar un último golpe

— Cuidado con lo que haces con ese niño... Te podría salir muy caro. — dicho esto, se marchó,dejando a Tony al borde del colapso.

Todo quedó en silencio, uno muy pesado, que escondía los desesperados gritos de rabia del interior de Stark. Reaccionó tirando todo lo que había sobre su mesa de trabajo, incluyendo el proyecto en el que trabajó todo el día, pateó todo lo que había en su camino con rabia y desesperación, solo para quedar contra una esquina en el suelo del taller, con una crisis de ansiedad intensa... Hace dos años no sufría una. Puso la cabeza entre las rodillas y soltó unas lágrimas de rabia y algo de importancia y tristeza. Repitiendo internamente que no haría lo que Steve, no dañaría a Peter.

Peter era la luz de su vida, y no pensaba ser el agua que la apagara.