23. Estoy de vuelta

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Llegando al aeropuerto, de vuelta a casa, ambos - por sobre todo Parker - estaban nerviosos.

Tony tenía muchas razones para estar así, no era tonto,y ya hace un buen tiempo se había percatado que el terreno no era completamente favorable en el complejo, habían algunos dramas que no era buenos para ellos dos. En cambio su preocupación número uno era Parker. Ese chico saca un cero en mentiras, que era muy bueno realmente. Pero no si tendrás una relación a escondidas, ¿Cómo explicaría los chupones de su cuello? De todas las cosas eso era lo que más lo ponía nervioso.

Sin embargo, a Peter le fascinaba tener esas súper notorias marcas rojas en el cuello, y por esa razón decidió usar una camiseta que no las cubriera, si bien su virginidad seguía viva, aquellos chupones no lo describían así y tal vez harían quedar como un "abusador" a Tony, pero le valía madre.

Tony insistió a que aunque sea tratara de tapar las y él, casi tan terco como su mentor, se negaba. A la larga terminó por rendirse.

Llegaron al medio día al aeropuerto, apenas bajando del avión ambos divisaron a un grupito de tres moscosos más. Los amigos de Peter los esperaban, bueno, solo al castaño.

El menor se emocionó, los había extrañado muchísimo y se soltó de la mano de su novio para correr a su encuentro, Tony lo siguió a paso lento.

— ¿Faltaron a clases para venir a verme?

— De todos modo iba a faltar. No me gustan las clases de Clarisse. — agregó MJ.

— ¡Ya te arreglaste la mano! A ver, cargame — bromeó Erick haciendo un gesto para que lo cargara como princesa.

Los cuatro rieron.

— ¿Gordo?... — Ned lo miró detenidamente — ... ¿Esos son chupo- ¡Oh, viejo! — gritó lo último luego de notar que si lo eran. Peter sonrió orgulloso.

— Así es la vida, Nedi, un día los ayudas a conquistar a su daddy, y al otro está bajando de un jet privado con chupones en el cuello — dramatizó Erick. — Luego nos cuentas qué tal, niño malo — guiñó un ojo a Peter quien se ruborizó de nuevo.

Tony abandonó a los cuatro adolescentes para que charlaran a gusto mientras él iba a hacer algunas llamadas de asuntos que había dejado pendiente antes de ir.

Pasadas como unas dos horas de tourustear por el colosal aeropuerto, los chicos decidieron volver a donde sea que debieran. Buscaron al mayor y le pidieron que los llevara.

Tony accedió sin problemas y dejó a cada chico frente la puerta de su casa.

Ya camino al complejo, Peter le platicaba a Tony sobre las cosas que habían hecho, como empezar a correr gritando la canción de Dora la exploradora por los pasillos del aeropuerto o entrar al baño y fingir un parto. - no pregunten como. -

Tony reía alto de las estupideces que podían hacer esos cuatro chicos si se juntaban solo un momento, le era fascinante.

— Ya sabes, mosoco. Se sutil en casa. — recordó el ingeniero.

Peter se encogió de hombros con algo de nervio.

— Sabes que no sé mentir, señor Stark — contestó el chico — ¿Y si no lo hago bien? Y solo causo problemas...

— Tranquilo, cariño. Solo será por un tiempo, juro que todo estará bien — dijo con ternura y besó sus labios con delicadeza, Peter correspondió gustoso.

Llegaron algo tarde al complejo, por lo que ambos tuvieron que tomar caminos distintos e ir a preparar las cosas para el día que los esperaba.

Peter corrió hasta su habitación y encendió la laptop que Stark le había comprado, la conectó con el celular y pasó todas las imágenes de aquél maravilloso viaje a una carpeta, lo guardó y empezó a organizarse para el día de clases de mañana.

Días de colores [Starker] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora