-Edward, ¿qué tipo de tiendas hay donde se venden alimentos?
-Pues... carnicerías, pescaderías, productos congelados, fruterías, y... ya está, ¿no?
-No. Te faltó la panadería y la lechería.
-Pero esas cosas se encuentran en los supermercados y no tienen secciones especiales.
-¿No? -Inquirió.
-Bueno, están agrupados pero no ponen que haya una sección de lechería o de...
-Pero sí una de panadería. -Edward apartó la mirada avergonzado.
-Se me olvidó... -Emilie se río por ello.
-No pasa nada Edward. Has respondido bien las otras preguntas así que con un poco más de estudio seguro que vuelves a sacar un 10.
-¿Eso crees?
-¡Si! Eres demasiado inteligente. Un día de estos vas a tener que darle clase a tu padre.
Los dos se echaron a reír cuando ella miró por la ventana. El coche de James se acercaba ya.
-Ahí está tu padre.
Edward se quedó sentado en la silla algo que extraño a Emilie.
-¿Qué pasa?
-Papá me regañó ayer por asomarme a la ventana. Dijo que podía caerme.
-Tonterías, te tenía agarrado. Además, no es para tanto. Mira.
Emilie se encaramó a la mesa del escritorio y abrió la ventana. Sacó medio cuerpo sujetándose con una mano al marco de la ventana.
-¡Señor Maslow! ¡Buenas tardes! -Gritó con fuerza agitando la otra mano a modo de saludo.
-¡Emilie! -Exclamó Edward cogiéndola de la camisa. -¡Te puedes caer!
-¿Ves cómo no pasa nada? -Dijo cuando se volvió hacia él. -Mientras tú no hagas esto tu padre seguro que te deja asomarte para saludarlo. -Añadió cerrando la ventana y bajando del escritorio.
Iba a tener que aguantar una buena reprimenda en cuanto el pobre se recuperara del susto que le acababa de dar.
*+*
James se quedó libido cuando vio a Emilie asomada a la ventana saludándole con energía. La miró con los ojos y la boca abiertos sin poder creerse lo que veía. Pero antes de poder decirle algo, entró y cerró la ventana.
Apretó los dientes y dio un portazo con la puerta del coche. Caminó hacia la casa tratando de calmarse antes de explotar. Su vena de la sien palpitaba con fuerza y le estaba siendo muy complicado mantener la tranquilidad.
El día anterior había discutido sobre el hecho de que Edward se asomara a la ventana; y ahora, ahí estaba haciéndolo ella de forma aún más peligrosa. ¿Podía matarla delante de su hijo o era mejor esperar a que Edward no estuviera?
Entró en la casa con el ceño fruncido y un humor de perros. Emilie ya estaba allí con Edward. Éste se acercó a él y lo abrazó pero James le devolvió un abrazo algo más frío y no apartó la mirada de ella.
-Tenemos que hablar Emilie.
-Claro. -Contestó.
-Edward, ve un momento a tu habitación.
-Papá, no le regañes por favor. No lo ha hecho aposta, ¿verdad Emilie?
James lo miró y vio la sonrisa divertida que tenía en su rostro. Que demonios, lo había hecho adrede para cabrearlo.
-Vete arriba anda, Edward. Puedes ir haciendo la hoja que te he dejado de deberes. Seguro que antes de que termines los tres primeros ya hemos acabado.
-Si no sigues hasta que te llame. -Añadió James seguro de que esa discusión no iba a durar tan poco tiempo como pensaba ella.
-Vale... -Dijo al final bajando sus hombros y subiendo las escaleras.
-Mañana si no traes muchos deberes y te sabes el examen jugaremos a algo.
-¿En serio? -Preguntó esperanzado dándose la vuelta. Emilie asintió. -¡Bien! -Gritó subiendo de dos en dos.
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Una clase de amor
FanfictionJames Maslow perdió a su esposa hace casi dos años del que solo se salvó su hijo Edward. Después de un año, contrató a una profesora particular para Edward para poder trabajar mientras alguien se quedaba con el pequeño. Lo que no esperaba era enamor...