Emilie lo miró con la boca abierta. ¿Acababa de decirle que se quitara la camiseta? Lo vio tragar y dirigir sus manos hacia la camiseta, tirar de ella hacia arriba descubriéndole parte del vientre. El aire frío hizo que respingara y se apartara de él pero James la siguió y la rodeó con su brazo mientras que con el otro tiraba de la camiseta hasta que se la sacó por completo dejándola en sujetador.
Sus pechos subían y bajaban con rapidez mientras la observaba. Le rozó con los dedos los puntos donde le dolía y cerró los ojos. No era tanto dolor como placer lo que estaba sintiendo en ese momento.
Sintió cómo los dedos de James le alzaban el mentón y los labios de él caían sobre los de ella provocando un calor sofocante en su boca mientras las lenguas se fusionaban y creaban una guerra como únicamente ellas sabían.
James se acercó más a ella hasta que pudo notar la excitación que sentía por ella. La necesitaba bajo él, retorciéndose del placer que iba a proporcionarle, debiéndose sus gritos y observando su rostro en el momento del clímax.
-Tu habitación... -Masculló separándose de ella.
-Allí... -Señaló una puerta.
Cogió de la mano a Emilie pensando que quizás se arrepintiera y entró con ella en su habitación. Estaba decorada de forma sencilla sin muchos objetos la cama era lo principal en la habitación de la que solo un armario y una cómoda hacían acto de presencia. Encima de ka cómoda una fotografía de Edward y ella presidía el lugar central.
Sonrió ante ese hallazgo y se volvió hacia ella. Emilie amaba tanto a Edward como él lo amaba a él. Volvió a besarla mientras la dirigía hacia la cama y tumbaba sobre ella. Emilie trataba de quitarle la camisa pero los esfuerzos que hacia con sus brazos se veían entorpecidos cada vez que tensaba sus músculos. Fue él al final quien se la sacó en unos segundos y presionó su pecho sobre ella provocando que Emilie jadeara por el contacto.
-No es suficiente... -Dijo James incorporándola un poco de la cama para quitarle el sujetador. -Te quiero desnuda, Emilie. Quiero sentir tu piel en mi piel.
-Si... -Articuló ella aferrándose a los brazos de él para mantenerse erguida.
Lanzó el sujetador al aire sin saber bien hacia dónde iba mientras la cogía del cuello para volver a besarla. Era como si no pudiera satisfacerse solo con un beso, necesitaba más. La tumbó en la cama y fue bajando por su cuello mientras sus manos se ocupaban de fijarla en la cama y que no se moviera.
-James... esto no está bien...
-Lo está... -Replicó él mordiéndole el lóbulo de la oreja y sacándole de sus labios un gemido.
Sus manos subieron entonces a los pechos y los pulgares comenzaron a presionar sus pezones ya duros y sensibles.
-Ah... James... si... -Jadeó ella al contacto.
-¿Te gusta?
-Si...
Una sonrisa atravesó su cara.
-Ahora te gustará más. -Le auguró antes de coger uno de sus pechos y apretarlo en su mano para que se elevara y pudiera pellizcarle con la boca el pezón sin llegar a morderlo.
Emilie arqueaba la espalda cada vez que los labios de James se cerraban sobre su pezón y éste se endurecía y enrojecía más.
-James... -Gimió.
Fue suficiente para que dejara de atormentarla y empezara a lamerla y succionarle los pechos mientras sus manos trabajaban con el botón y la cremallera de sus pantalones. Un grito de su boca le dijo que estaba a punto de venirse pero no quería que lo hiciera, no si él no estaba dentro.
Se apartó de ella y empezó a sacarle los pantalones y las bragas. Emilie se frotaba con sus muslos incapaz de hacer otra cosa, deseosa de esa liberación. Contempló todo su cuerpo contoneándose en la cama buscando satisfacción sin llegar a tocarse, sujeta a las sábanas de su cama.
La sangre de James bombeo hacia su polla y ésta le dio un aviso para poder escapar de su prisión. Se desabrochó los pantalones y los dejó caer junto a los de ella. El mismo camino siguieron sus bóxers antes de unirse a ella y calmar su hambre.
-Abre tus piernas, Emilie. No aguanto más sin estar dentro de ti.
Emilie se sonrojo y su piel reflejó su vergüenza pero hizo lo que le pedía. James situó su pene en la entrada de su canal, aún sin presionar. Probó su raja para ver si estaba bastante húmeda para aceptarle sin hacerle daño y se alegró de ello cuando sus dedos se cubrieron pronto de sus jugos y ella echó la cabeza hacia atrás al profundizar la entrada de sus dedos.
-Si, mi vida... voy a estar ahí en unos segundos.
-Por favor... James... quiero...
-¿Qué es lo que quieres?
-A ti... te quiero James...
Él se detuvo en ese momento y apartó los dedos de su vagina.
-James... -Susurró ella buscando a tientas su polla.
-No...
Emilie abrió los ojos preocupada por el tono de su voz. No era el mismo tono grave y sensual que tenía, sino uno que contenía una profunda tristeza.
-James, ¿qué pasa?
-Esto no esta bien. -Dijo apartándose de ella y poniéndose los bóxers y pantalones. -No debió pasar nunca.
-No entiendo... -Ella se sentó en la cama observando coño él se ponía los pantalones y buscaba su camisa.
-Tú no puedes quererme, Emilie.
-James, yo...
-¡No lo entiendes Emilie! -Gritó y su voz se rompió. -¡Helen era lo que más me importaba en mi vida y está muerta! No voy a cometer el mismo error. No volveré a enamorarme ni dejaré que nadie lo haga.
Terminó de ponerse la camisa y salió de la habitación y de la casa sin despedirse dejando a Emilie desnuda y como si le hubieran clavado un cuchillo en el mismo corazón.
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Una clase de amor
FanfictionJames Maslow perdió a su esposa hace casi dos años del que solo se salvó su hijo Edward. Después de un año, contrató a una profesora particular para Edward para poder trabajar mientras alguien se quedaba con el pequeño. Lo que no esperaba era enamor...