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James perdió el color en el rostro y miraba a Logan como si lo que acabara de decir fueran imaginaciones suyas.


-¿James?


Se tambaleó hacia atrás apoyando la espalda contra la pared.


-Es broma, ¿verdad?
-Ojalá. Pero el coche que arreglaron esos tipos fue el de ella. Cuando lo vi hice algunas pruebas y acabo de conseguir los resultados. Es el coche.
-No... -Pronunció ahogado.


No podía estar pasándole esto. Emilie no pudo provocar un accidente y escapar sin prestar auxilio a los implicados. Ella era... ¡Ella era Emilie! Todos sus sueños e ilusiones comenzaron a desmoronarse. ¿Emilie había matado a Helen? ¿Podía ser capaz de eso?


-Tiene que haber alguna explicación.
-No se si la hay, James. Pero ahora es el mejor momento. Está bajando.


Siguió la mirada de Logan hasta las escaleras donde Emilie bajaba ya vestida para marcharse. ¿Se había enamorado de la asesina de su esposa?


-¿James? ¿Qué te pasa? Estás muy pálido. -Preguntó alertada por su estado. Se acercó hasta él y trató de tocarle pero rechazó el contacto. -¿Logan?
-Dime una cosa Emilie... ¿Has tenido algún accidente con tu coche?
-¿Accidente? No, nunca he tenido un accidente. ¿Por qué?
-¿Estás segura?
-James, soy capaz de recordar si he tenido accidentes.
-O no quieres recordar que lo tuviste.
-¿Qué? ¿A qué viene esto? -Miró tanto a James como a Logan, los dos muy serios, como si quisieran sacarle algo a ella.
-Hace dos años tu coche tuvo un accidente, ¿verdad? -Dijo avanzando hacia ella. Su mirada feroz y el aura que lo rodeaba hicieron que el vello se le pusiera de punta.
-Nunca he tenido un accidente... -Susurró alejándose de él.
-Golpeaste a otro coche y huiste, ¿no? Quizás ni siquiera te acuerdes, un recuerdo reprimido.
-James, te lo juro, jamás he tenido un accidente con el coche.
-¡Mientes! -Exclamó haciendo que se escogiera del miedo. Ese tono de voz le desgarraba el alma.
-Emilie, hubo un coche implicado en el fallecimiento de la esposa de James... averiguamos que ese coche es el tuyo. -Le informó Logan.
-Eso no puede ser. Nunca he tenido un accidente. El coche está intacto.
-A decir verdad, el coche tiene una reparación. ¿No te has dado cuenta?
-¿Qué?
-El lateral derecho está reparado por completo. Es un buen trabajo pero aún así puedes distinguir ciertas marcas.
-Yo... -¿Qué decir? Recordó entonces algo de hace años.


#Flashback#



-¡Emilie! -Exclamaron abrazándola por el cuello con fuerza. -Mi vida...


Estaba en el apartamento sentada en el sofá con uno de los libros que debía leer para las clases. Se le escapó de las manos y gritó por el susto que acababa de darle Alex.


-¿A qué viene esto? -Preguntó entre asustada y enfadada. -Eres como un niño grande.
-Venga... ¿Te queda mucho? Recuerda que hoy es nuestro aniversario.
-Si, sé el día en el que estamos. -Murmuró recogiendo el libro del suelo.
-Quiero llevarte a un sitio... pero antes necesito que me dejes el coche.
-¿El coche? ¿Para qué?
-Es una sorpresa. Tengo que recoger algo y... -miró el reloj. -¡Maldición! ¡Es tarde! Emilie, vamos, déjame el coche.
-Está bien, coge las llaves, están en el bolso.


Acortó la distancia que los separaba y le cogió el mentón para levantarle la cabeza y besarla. Emilie cerró los ojos como cada vez que Alex la besaba. Su dulzura siempre la hacia marearse.


-Espero que te guste tu sorpresa. -Murmuró cuando se apartó.
-¿No era ésta? -Preguntó ella abriendo los ojos pero aún obnubilada por el beso.
-No... pero habrá más de esos.


Vio cómo se marchaba corriendo y suspiró con una sonrisa en sus labios. Alex era el mejor chico que había conocido y, aunque no fuera musculoso ni guapo físicamente, lo amaba por cómo era.


#Fin flashback#



-¡Emilie! -El grito la sacó de su recuerdo y miró aterrada a James. Le costaba respirar y mantenerle la mirada. Las lágrimas empezaron a caer de sus ojos sin pretenderlo.


-Fuiste tú... -Siseó él.


Abrió los ojos al saber que James dudaba de ella hasta ese punto y trató de decir algo pero no le salía la voz, solo negó con la cabeza mientras las lágrimas se intensificaban.


-No sé el motivo que te ha llevado a ello pero si pretendias que te amara lo has conseguido. ¿Tenías que quitar de en medio a Helen y Edward para hacerlo? ¿Te enamoraste de mí y querías que mi mujer e hijo salieran de mi vida para ocuparla tú?


Emilie se secó con la manga de la camiseta las lágrimas y lo miró conteniéndose.


-Yo no he matado a nadie. Te lo juro.
-Vete.


Emilie agachó la cabeza, respiró hondo y lo miró directamente a los ojos.


-Te daré al culpable, James.


Se dio la vuelta y salió por la puerta. Ni siquiera se preocupó por recoger las cosas que tenía en casa de James; cuando tuviera las pruebas que necesitaba, volvería para dárselas y entonces decidiría si merecía estar con él o, como había dicho, era tan culpable de la muerte de Helen como el verdadero asesino.

Una clase de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora