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-Alex... ¿Qué estás haciendo? -Le preguntó andando hacia ellos sin dejar de mirar a Edward. Éste trataba de soltarse pero sus intentos eran inútiles. -Suéltalo por favor.
-Sabía que no vendrías conmigo por iniciativa propia. Él se viene con nosotros.
-Alex, es un niño, está asustado. Déjalo ir.

Echó mano a su espalda y sacó un arma. Apuntó con ella al pecho de Edward.

-Sube al coche, Emilie.

Αμεναζα

James y Logan salieron de su despacho y encontraron a Valerie ofreciéndole una taza humeante al chico sentado a su lado. Logan adelantó a James y le cogió de las manos la taza a Valerie asustándola por ese gesto.

Se la llevó a la boca y bebió un poco. Cuando bajó la taza se relamió los labios dejando entrever su lengua rosada y sonrojando a Valerie quien apartó la vista.

-¿Lo has preparado tú? -Inquirió inclinándose sobre ella.
-Si...
-A partir de ahora quiero una taza como esta siempre que me veas. ¿Entendido? -La forma como le hablaba, autoritaria y sin dejar ninguna duda de la única respuesta esperada, hicieron que se estremeciera, no precisamente de miedo. Había algo en su voz capaz de despertarle sentimientos enterrados.

Valerie lo miró de reojo. Estaba tan cerca de ella... asintió con rapidez para poder alejarse. James la ayudó apartándole de ella e interponiéndose.

-Déjala en paz. -El tono de voz que empleó le dijo a Logan que se anduviera con cuidado. Entrecerró el cejo confundido por esa protección hacia Valerie pero no dijo nada.
-¡Hey! ¡Esa taza era mía! -Añadió el joven.
-Olvídame. Tú tienes trabajo; haz lo que necesito y me pensaré dejar que Valerie te prepare una taza de chocolate.
-Capullo...
-Esa lengua... -Replicó Logan dándole una patada en la silla donde estaba.
-¿Dónde puedo hacerlo? Y necesito saber si el móvil está encendido. Si no es así ya se pueden despedir; entrar en esos sistemas es fácil, pero solo cuando están encendidos.
-La he llamado hace unas horas y estaba activado; pero no lo ha cogido. -Le informó James.
-Ponte en el ordenador de Valerie. Solo dinos cuándo estás listo y llamaremos.

El chico se levantó de la silla y fue hasta la mesa de Valerie que se había levantado al oír hablar a Logan de su ordenador. Se sentó delante del mismo y empezó a teclear como un loco dejando asombrados a los demás.

-¿Dónde lo has encontrado?
-Soy buena, ¿verdad? Deberías ver lo que piensa el gobierno cuando me infiltro en sus páginas.
-Si logras hacer un buen trabajo entras en nómina, chico. -Le dijo James. -Sería bueno tener esa clase de habilidades en el negocio.

Una sonrisa torcida se formó en el rostro del joven y se concentró en el sistema al que debía acceder.

-Listo. Llama y cruza los dedos.

James se sacó el móvil del bolsillo y buscó el número de Emilie. Rogaba porque estuviera encendido todavía.

El móvil de Emilie empezó a vibrar en su trasero y, aunque al principio se asustó por el movimiento, lo vio como una oportunidad de ayuda. Edward la miró asustado; uno de sus brazos estaba esposado a la puerta trasera del coche donde estaban y Alex estaba conduciendo en ese momento.

Una clase de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora