Capítulo 17: Tom

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-¿Listo?

-Si, claro -ella de verdad me impresiona, me ha soportado durante todo el viaje hasta el orfanato, mis chistes son tan pésimos que incluso se ríe de lo malo que soy para eso.

Bajamos y me hace llevar sus utensilios de trabajo dentro de la casa que parece albergar felicidad pero carente de ilusión.

-Que bueno que hallan venido. Max, que bueno verte, creí que no volverías. Lamento lo que te pasó, Tom me hizo llevarlo a verte pero cuando despertaste y supo que habías olvidado todo temió que te olvidarás de el que no quiso ir a verte más -la encargada del orfanato me dice cuando Carol está lo suficientemente alejada de mí como para no escuchar nuestra pequeña conversación -solo que creí que el día que volverías seria con Emma y al ver que llegó sola esta mañana creí que aún no recordabas nada, ahora entiendo que esperaste a la pediatra, es muy lindo de tu parte.

-¿Como? ¿Emma está aquí?

-Si -dice confundida por mi sorpresa. De todos los lugares a los que alguna vez creí que casualmente la encontraría, éste es el último lugar en el que yo creí que lo haría -¿no lo sabías?

-No, lo lamento pero la verdad es que yo aún no recuerdo, así que no sabía que ella estaría aquí y precisamente hoy.

-Ella viene seguido, antes venía contigo y le leían a los niños.

-¿En donde está?

-En el cuarto de juegos.

Me debato internamente entre ir a verla o ayudar a Carol pero me inclino por la segunda opción cuando recuerdo que fue ella la que me invitó a venir y no Emma.

-¿Qué puedo hacer? -pregunto a Carol cuando veo que examina a los niños.

-¡Max! -la pequeña niña se acerca a mi y me abraza -sabía que volverías.

La sensación de que una pequeña me abrace las piernas hace que recuerde una vez más.

-¡Nunca me atraparás! -los niños corren por todas partes tratando de huir de mí y Emma también lo hace, se ve felíz, totalmente radiante con el brillo singular de sus ojos que irradia dulzura y amor. Corro hacia ella y la toco y después es ella la que nos persigue, es un juego de la roña ahora lo entiendo.

Los niños corren de un lado a otro cuidando de que Emma no los toque y ella no utiliza ni siquiera una parte de su rapidez para darles un poco de ventaja a los pequeños que con sus piernitas a penas si les permiten de alejarse lo suficiente de ella.

-¿Qué tal nena? -digo alzándola en brazos y llevándola con Carol para que la examine.

-Te extrañé.

-¿En serio? ¿Mucho?

-Si, mucho -dice y me besa la mejilla.

-¿Cuanto?

-La misma cantidad de amor que le tienes a Emmy.

-¿Y cuanto es eso? -le pregunto antes de decir algo que haga que Carol se sienta mas incómoda.

-Tu nos dijiste que no hay una cifra para describir eso.

-Wau, ha de ser demasiado ¿no?

-Si.

-Bueno, te dejo con mi amiga quien es una gran doctora, yo tengo que salir pero volveré en un momento para verte una vez más ¿te parece?

-Si -dice y su pequeña sonrisa se ensancha dejando a la vista su falta de un diente.

-Ahorita vuelvo -le informo a Carol.

-Tranquilo, yo me encargo -dice y me sonríe.

Camino por la casa viendo juguetes por todos lados, buscando algo que me ayude hasta que escucho una voz, una voz que me hace detenerme frente a una  puerta y asomarme dejándome impactado con la escena, es ella sentada de espadas mío con un cuento en la mano.

-Y después en lobo feroz le dijo a caperusita: "Son para comerte mejor"- dice con una voz grabe fingiendo la voz del lobo y se acerca los niños para corretearlos mientras ríen a más no poder.

-Cantanos Emmy -piden los niños después de un rato de correr pero antes de que ella conteste voltea y me ve quedando completamente paralizada borrando esa sonrisa tan linda que tenía en el rostro.

-¿Qué haces aquí? -pregunta nada felíz.

-¡MAX! -una ola de pequeños niños se viene hacia mí haciéndome que caiga al suelo.

-Niños, me dejan hablar con Max un momento -les dice con un tono dulce que hasta a mí me dan ganas de ser un pequeño como ellos tan sólo para escucharla hablarme así.

Ellos obedecen y me dejan en el suelo tirado, ella sale de la habitación y cierra la puerta.

-¿No te da gusto verme? -pregunto levantándome.

-No...no es eso.

-¿Porqué no me dijiste que vendrías a éste lugar? ¿No querías que viniera?

-No -dice tan segura que me dolió -no por ahora, esos niños te aman Max, saben que tienes amnesia y la idea de que tu los halla olvidado les destrozó el corazón, especialmente a Tom y yo no quería que vinieras y ellos se dieran cuenta de que ni siquiera recuerdas sus nombres, ellos no tienen a nadie y que su mejor amigo no sepa quienes son los destrozará aún más. Quería traerte cuando hallas recordado al menos un poco de ellos y no tener que decirles que...-sus ojos se ponen llorosos y sus mejillas se tiñen de rojo -no quiero que les rompas el corazón.

A mi me rompió el corazón lo que acababa de decir y no de una mala manera si no que me conmovió el hecho de que ella los quiera demasiado a pesar de que no sean nada suyo. Me acerqué a abrazarla y ella se dejó envolver en mis brazos.

-No quiero lastimarlos, solo quiero estar con ellos, trataré de aparentar recordar algo, solo quiero ver que les cantes algo.

Se separa de mi y asiente.

-Está bien -se seca las lágrimas.

Entramos a la habitación y los niños impacientes nos esperan sentados en el suelo esperando a que Emma cante. Todo me llama la atención pero especialmente un pequeños que sobresale y no por ser exactamente el más sonriente si no por ser el más pequeño y con la mirada triste.

-¿Como te llamas? -pregunto a ese pequeño que se hallaba empapado por la lluvia pero que al parecer no le importaba.

-Tom.

-Hola Tom, yo me llamo Max ¿te gusta el chocolate? -le pregunto y él solo asiente -genial, porque a mí también me encanta, toma -le extiendo la taza de chocolate espumoso que traía en mis manos y una galleta de chispas de chocolate, él la toma y se deleita con la bebida tan deliciosa -dime, ¿que haces aquí completamente empapado?.

-Nada, mi mamá me dijo que cada que yo me sintiera triste y solo sólo tenía que salir y sentir el agua para saber que ella está conmigo. Es como sentir su abrazo -me conmovió aquel pequeño de sólo tres años de edad que vio morir a sus padres a manos de unos criminales, y a pesar de su corta edad la pronunciación de sus palabras era excelente, como hablar con un niño de cuenco años.

-Mira, sabes tu mami siempre va a estar contigo, no necesitas sentir el agua y enfermarte, ella siempre va a estar cuidándote desde allá arriba -digo señalando el denso y azúl del cielo -y mientas yo puedo darte un abrazo -atraigo al pequeño hacia mí y lo llevo en brazos dentro de la casa sin importarme que me esté mojando.

-No quiero ir dentro, los niños se burlan de mi, no quieren estar conmigo.

-No te preocupes, yo voy a estar contigo.

-Hola Tom, ¿no vas a saludarme? -digo y una sonrisa se asoma por su rostro. Se acerca hasta mí y me abraza.

-Sabía que no me olvidarías, llegaste a tiempo.

-¿A tiempo para que? -pregunto.

-Para que Emmy nos cante.

-Yo quiero oír eso -dije y me senté en el suelo como un niño más esperando a escucharla cantar mientras que todos los niños se acercaban a mí y se sentaban a mi lado.

Vuelve a enamorarme chica nerd #IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora