Capítulo 31: ¿Disculpa?

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-Quisiera tiempo para recoger mis cosas ,conseguir un departamento y quizás un nuevo empleo.

-No habrá problema; el Dr. Sanabria ha aceptado que regreses si tu así lo quieres y tu departamento sigue desocupado.

-¿Ya tenías todo listo para que me valla?

-Quise adelantarme en cualquier caso de tu decisión. También vi vuelos a Las Vegas y capillas -era mentira pero no quería hacerla sentir mal. Diciéndole que no aceptaría que se quedara a mi lado. Se iba o yo lo hacía -si tu decides que quieres quedarte aquí yo puedo buscar un nuevo departamento, no hay problema. Pero creí que estarías mucho mas cómoda con tu familia en Chicago.

-Si, gracias.

-¿Quieres que te deje sola por un tiempo?

-No, comprendo lo que pasa, y de verdad quisiera que termináramos en buenos términos y...no lo sé, me ayudaras a empacar mis cosas.

-Me encantaría.


Y como lo acordamos todo acabó en buenos términos, en la siguiente semana empacamos sus cosas a cuentagotas, salimos al cine, cenar, parques de diversiones y un par de conciertos. Fué divertido, me sentí mejor de lo que pude haber aspirado en mis circunstancias, seguía durmiendo en el sofá y en toda la semana no fuí a la universidad para compartir tiempo con ella.

A prensa se nos vino encima en un par de ocasiones pero nos abstuvimos a contestar por respeto a Emma y también a Carol.

-Creo que ha llegado el adiós -dijo cuando el servicio de megafonía llamó a los pasajeros con destino a Chicago.

-Si, supongo que sí. Te extrañaré, la ultima semana fué genial.

-Pudimos ser una buena pareja

-Fuimos una buena pareja.

-Cierto.

-Adiós -me acerco para darle un abrazo y un beso de despedida, cuando hacen la última llamada a abordar -recuerda que para la prensa y los que quieras fuiste tu quien me dejaste. No quiero afectarte mas d en lo que he hecho.

-Yo me lo busqué, no me afectaría que supieran lo contrario.

-Pero creo que es lo mejor.

-No, mejor hagamos un trato.

-¿Cuál?

-Nadie hablará de ésto con la prensa. Será nuestro secreto.

-De acuerdo -ella me sonríe y con esa sonrisa en su rostro da vuelta para irse.

-¿Sabes? Deberías hablar con Emma, ustedes son el uno para el otro -dice aún de espaldas.

-Eso no es negociable -dicho eso soy yo quien da la vuelta para no verla irse. Me duele que se valla, las cosas pudieron terminar mejor si yo no hubiera cometido tantos errores.

Emma hubiera estado a mi lado si yo hubiera hecho menos y pensado más. Pero hay cosas que no puedes cambiar, errores que no puedes enmendar y heridas que no podrás cerrar. Y aunque el tiempo lo cure todo, los recuerdos nadie los puede borrar ni siquiera él, a ti te corresponde la decisión de como los puedes tomar. Yo he decidido que mi historia no terminará aquí, que mi vida no ha acabado y que aunque halla dejado ir al amor de mi vida yo puedo seguir mi camino porque si ella estado bien yo también lo puedo estar. Si nuestros caminos estaban destinados a separarse fué por algo y si vuelven a juntarse haré lo que sea por mantenerlos de esa forma.




Es el segundo mes en la universidad de Yale. Will me informó que Emma formalizó su relación con Yahir después de un mes de relación. Me siento triste por mi pero feliz por ella. Mackensey se ha puesto mas gorda e incorporable según Will y yo no he hecho nada más que estudiar, es algo agotador pero no estoy listo para volver y decir que he recuperado la memoria, estos meses han sido como unas vacaciones, Carol habla conmigo una vez por semana y se la ha pasado excelente incluso parece estar enamorándose de un enfermero de su turno.

Mi móvil vibra en medio de mi clase y salgo a contestar. Es mi madre.

-¿Max?

-¿Mamá, que pasa?

-¿Una madre necesita tener un pretexto para hablar con su bebé?

-Tu sí.

-Grosero. Solo quería saber si vendrías a verme, estoy tan sola desde que tu padre se fué a Europa.

-Eso fué hace dos días.

-¡Dos días eternos!

-Quizás lo haga.

-Eso me dijiste hace tres semanas.

-Bien, iré cuando pueda, tengo que irme.

-¡No te atrevas a colgarme!

-Adiós, te amo -grito y cuelgo.

Camino hasta mi casillero por las cosas de mi siguiente clase. Coloco la clave y con un "clic" abre. La cerdas es se no tenía ánimo de ir a clase, así que lo que hice fué sacar el libro de "La soledad de los números primos" de autor británico que me atrapó para ir a la sala de descanso para leer. Un azoto de la puerta de al lado me deja aturdido y entonces yo también lo hago, el compañero de al lado es un maldito que siempre lo hace.

-¡¿Cual es tu maldito problema?! -le grito pero quedo pálido y cuñado me doy cuenta de que era una chica.

-Lo siento pero no quería cerrar y por eso lo hice -con que esa era la razón por la que el chico de al lado la azotaba. Quizás me molestaba porque me recordaba al momento preciso cuando la encontré.

-Descuida- doy la media vuelta y me alejo.

-¿Eres Max Andersson? -volteo y esta vez la miro con detenimiento. Es alta, cabello castaño claro, ojos avellana y de complexión delgada -¿Ya vas a dejar de mirarme?

-¿Disculpa?

-Disculpa aceptada -¿que mierda?

-No, me refería a...

-Me han dicho que eres un ermitaño y ahora que te veo creo saber la razón.

-¿Perdón?

-Ya no tienes que disculparte, ya lo haz hecho una vez.

-No era una disculpa.

-No te lo pregunté. Adiós -me sonríe y con la frente en alto me da la espalda alejándose se mi. Que extraña.

La siguiente hora la uso para leer en la sala de descanso y la siguiente a esa asisto a mi clase en donde curiosamente encuentro a la misma chica justo al lado mío.

-¿Que haces aquí?

-¿Que qué hago aquí? Estoy en ésta clase.

-¿Desde cuando?

-Desde siempre.

Confundido dejo de prestarle atención y me concentro en la clase.

-¿Que harás a la siguiente hora? -me dice interrumpiendo mi concentración a mitad de la clase.

-No lo sé, ¿podrías poner atención?.

-Te invito a tomar un café.

-Si te digo que sí, ¿te callarías?

-Probablemente.

-¿Y que pasa si digo que no?

-Averigualo -su sonrisa me hizo sonreír; era muy desesperante pero a su vez divertida -¿vienes?

-Tal vez -digo satisfecho con mi respuesta pero a ella no pareció gustarle, y entonces yo le sonreí de una manera en que quise decirle ¡! Te gané.

-Te veré a la siguiente hora en la cafetería de la esquina, el café de aquí apesta -dice eso, toma sus cosas y sale de ahí sin que le porte si fué de buena o mala educación lo que acababa de acerca puesto a que el profesor seguía explicando su clase.

Verdaderamente es extraña.

Vuelve a enamorarme chica nerd #IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora