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Narra Natalia

Hoy le había dado el día libre a todo el mundo. María y Pablo habían organizado una fiesta y para ello debíamos estar descansados.

Lo cierto es que, que mis empleados sean a su vez parte de mi grupo de amigos es bastante práctico.

Aunque es cierto que algunos más que otros, ya que garrido no era de mi devoción. Tiene algo que no me gusta.

Llevo dos semanas pasando cada noche por aquella calle, pero desde aquel día no la he vuelto a ver. Creo que me estoy volviendo un poco loca con aquella rubia, pero necesito saciar esto que llevo dentro.

18:45

-Voy a empezar a arreglarme-dije en voz alta

Me dirigí al cuarto de baño y me pegué una buena ducha. Después me arreglé con mis mejores vestimentas y finalmente me preparé la cena en la terraza. Lo cierto es que era bastante pronto para cenar, ya que estaba acostumbrada a cenar a destiempo, pero por la información que me ha dado África de las fiestas de la Mari, es mejor que vaya servida.

20:57

Ya había acabado de cenar hace rato, y me encontraba en el salón esperando la llegada de Marta.

Marta era una de mis mejores amigas, una de las cuales no perdí. Es de Málaga y la verdad es que te mueres de la risa con ella.

Somos prácticamente polos opuestos, yo una puta obsesionada con el control y el orden y ella una cabezita loca, que hace las cosas y luego las piensa. Siempre he envidiado su personalidad.

El timbre sonó, y tarde menos de treinta segundos en bajar al portal.

-Pero bueno Nati, madre mía como estas, que follada tienes-dijo Marta con los ojos muy abiertos

-Porfavor Marta deja de ser tan obscena-dije riendome mientras nos abrazamos efusivamente

-Te he echado de menos-me dijo

-Yo mas-dije con una sonrisa sincera

Y así fue como ambas pusimos rumbo hacia la dirección que me había mandado Africa horas antes.

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-Pero esto es enorme chiquilla, madre mía con la Mari esa-dijo Marta que estaba bastante impresionada

-La verdad es que si, no me lo esperaba para nada-dije yo también sorprendida

-¿No será así como tu, tan pijita no?-dijo Marta poniendo los ojos en blanco

-Imbecil, que va, si es más de barrio que tu-dije dándole un golpe amistoso

-Bueno pues vamos a la barra que me muero de sed-dijo Marta sacando la lengua como un perrillo

Y la verdad es que yo también estaba muerta de sed, por lo que iba a aceptar su propuesta, cuando divise una cabellera rubia a lo lejos del jardín.

-No lo siento, vamos a saludar-dije tirando de su mano para llevarla hasta mis amigos

Cruzamos entre toda la gente que había allí hasta llegar a donde se encontraban.

-Buenas-salude

-Pero bueno morenaza has venido-dijo la mari dándome varios besos en la cara

-Si, y esta es mi amiga Marta, la que te conté-dije presentandola

Todos nos saludamos con todos y entramos dentro de la casa.

-La verdad es que no pensaba que tu casa sería asi- dije observando aquella casa

-La verdad es que no pensaba que tu casa sería asi- dije observando aquella casa

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-Por favor Natalia, esto no puede ser mío ni de coña-dijo riéndose a carcajadas

Yo puse una mueca ante aquella declaración

-Es de los padres de Pablo, que están hasta el culo de dinero-dijo aclarando aquello a lo que yo asenti.

Bailamos, bebimos, fumamos, jugamos, hicimos prácticamente de todo y todavía eran solo las 3 de la mañana. Estaba siendo una de las mejores noches de mi vida, o por lo menos en la que mejor me lo estaba pasando.

Estaba sentada, descansando un poco de tanto baile, mientras conversaba con Africa, María y Julia.

-Pero es que lo peor de todo es que Natalia lo trata como un esclavo la cabrona-dijo Africa riéndose

-Eso no es así, lo único es que...-dije pero fui interrumpida por el timbre

-Ya voy yo-dijo María levantandose a abrir la puerta

Yo aproveche esta distracción para acercarme a la cocina a prepararme otro cubata, siendo totalmente inocente a todo lo que me esparaba.

Narra Alba

Esa noche mi horario iba a ser un tanto diferente ya que María había organizado una fiesta en casa de los padres de Pablo, y claro, eso es algo que no se puede perder una.

Así que que acabe rápido, me pegue una buena ducha y puse rumbo a la casa.

Toque la puerta y una María sonriente me abrió.

-Pero bueno Reche, estas preciosa-dijo María con cariño mientras depositaba un beso en mi cabeza

-Tu como siempre Mari-dije con una sonrisa

Ella cerró la puerta a nuestra espalda.

-Voy a prepararme el primero de la noche-dije guiñandole un ojo mientras me dirigía a la cocina.

La única verdad, es que no me esperaba para nada encontrarme en esa situación. Aquella chica que había en la cocina era la misma morena que había pedido mis servicios y la misma que lleva todas estas semana rondando mis pensamientos.

No se que mierda me pasaba con aquella chica, pero tenía demasiadas ganas de jugar.

Pase por su lado, para coger las botellas, intentando hacer notar mi presencia. Y vaya si la noto.

-¿Estas bien?-le pregunté poco después de ver cómo se le caía una botella y se quedaba echa añicos en el suelo

-Ehm si..sii-dijo titubeando

-Tranquila morena, que hasta el día de hoy no me he comido a nadie-dije con gracia

Ella sonrió.

Y joder, esa sonrisa era increíble.

-¿Sigues queriendo mis servicios?-pregunte decidida

-Si-respondio con seguridad

-Portate bien esta noche, y ya veremos-dije guiñandole un ojo mientras ponía rumbo al salón, dejando a aquella morena perdida.

Y es que, si quería mis servicios, iba a tener que ganarselo.

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Femme Fatale| AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora