XII

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Narra Alba

1 semana.

Una semana llevaba sin saber nada de Natalia y yo no podía más. No se si quiera cuantos mensajes le he enviado, perdí la cuenta hace mucho, pero ni aún así he podido contactar con ella.

Flashback

-Ya estoy en casa perdón por el..., ¿María donde esta Natalia?-pregunte un tanto confusa

-Veras, será mejor que te sientes...-dijo María con cara de culpabilidad

María procedió a contarle detalladamente todo lo que había ocurrido aquella tarde.

-¿Que le has contado que? Joder María no entiendo porque has tenido que hacer eso, además de esas maneras, joder joder-dije nerviosa mientras andaba de un lugar a otro con las manos en mi cabeza

-Joder Alba tranquilizate, lo siento, lo hice mal, pero es mejor así-dijo María

-¿Enserio crees eso? Joder, que todo iba genial, que yo se lo iba a explicar y todo tenía que ir bien, pero no, aquí como siempre tu haciéndolo todo a tu manera. Es que buah, como Natalia no quiera saber nada de mi, vamos a tener un problema tu y yo-hablaba mi ira

-¿Es que no te das cuenta? ¿Quien querría estar con una prostituta? Asume que desde el puto mismo momento en el que aceptaste serlo, te cerraste todas las puertas de tu vida-dijo María con mucha dureza

Mi cara era de dolor, desagrado y mucha culpa.

-No, lo siento Alba yo...-intento decir María

-No, tienes razón, tienes razon-dije sentándome en el sofá, hundiendome en mi propia vida.

Fin del flashback

Después de aquella discusión con María, puse un poco de serenidad en mi vida. Todo lo que me dijo aquella tarde, era la la pura verdad, ¿Pero qué hago? Es mi vida.

Ojalá cualquier persona entendiera, que nadie sueña con trabajar de esto de mayor. Que no voy con una puta sonrisa al trabajo, que no disfruto con ello.

Ojalá alguien entendiera, la necesidad por la que tuvimos que pasar en mi casa.

Narra Natalia

131 mensajes de 6 conversaciones.

Algún que otro grupo, Africa, mi hermana y Alba.

Alba me había mandado prácticamente 100 de esos mensajes.

Después de aquella charla que tuve con María, después de correr al baño de aquella casa para vomitar, he incluso despues de derrumbarme en el portal, despues de todo eso no pude volver a hablar con Alba.

No por nada, si no por que estaba cagada de miedo. Después de todo lo que me contó María me entró pánico, pánico a no saber cómo sobrellevar todo esto.

Se que huir nunca ha sido una solución, pero no puedo hacer otra cosa ahora mismo.

Por eso mismo, llevo 1 semana involucrada en cualquier cosa de la empresa para intentar no pensar en nada. Se que tengo que hablar con ella, pero no ahora.

Ese día en la empresa no fue para nada tranquilo, tuvimos que arreglar demasiado papeleo para un gran negocio que nos traíamos entre manos, el cual nos dejaría una gran suma de dinero.

Por otro lado también estábamos organizando la última cena de empresa, con los peces gordos, los amigotes de mi padre.

-¿Entonces esa cena realmente va a ser una despedida?-preguntaba Africa

-Si, realmente si, más que nada por que mi padre quiere vender la empresa lo antes posible, así que si todo va bien no habrá que volver en septiembre-dije con una mueca

-Otra vez en el paro, no merezco-dijo Africa intenta ser graciosa

-Sabes que en cuanto sepa algo sobre alguna empresa te enchufare en ella Adalia-dije obvia

-Oh gracias, que honor Lacunza, conocerte fue casi como que me tocara la primitiva-dijo exagerandolo

-Anda, vaya a su puesto de trabajo y deje de incordiar-dije con burla mientras veía como se marchaba por la puerta de mi despacho.

Vi cómo cerraba la puerta pero no oí cómo está se cerraba del todo.

-Africa ¿no te tengo dicho que cierres cuando...-dije, pero me quedé sin palabras al ver a la persona que entraba en mi despacho

-Hola-dijo ella

-Hola-musité

-¿Podemos hablar?

-Claro

-Pues verás yo...-intento decir Alba

-No, no, pero mejor fuera de aquí, qu quieres vamos a la terraza, estaremos más tranquilas-dije mientras la guiaba por la empresa

Una vez llegamos hasta la terraza, nos sentamos en la cornisa.

-¿Quieres uno?-dije con el paquete de tabaco en las manos

-No, gracias-dijo ella, a lo que yo asenti

Me encendí mi cigarro y me lo lleve a la boca, estaba demasiado nerviosa.

-Veras Natalia, yo no quería que te enteraras de todo así, pero es la realidad. Quizás yo te lo hubiera intentado contar de otra manera, pero la realidad es la misma, lo siento-dijo Alba

-Lo se-dije

-Yo entiendo que no quieras saber nada de mi, que no puedas tener nada conmigo lo entiendo, yo tampoco podría hacerlo pero...

-Para, Alba, para-dije cortandola mientras me acariciaba la frente.

-Me gustas, me gustas mucho, y no quiero tener que dejar de verte, por que cuando estoy contigo me evado del mundo, de la empresa, de los problemas. Cuando estoy contigo soy mejor-dije de lo más sincera

Ella pasó de tener un gesto duro, a una sonrisa esperanzadora.

-Quizas ahora mismo no podamos ser nada, porque es difícil Alba, no te lo voy a negar, pero vamos a intentarlo, juntas. Para mi eres mucho más que todo.

-Nat, eres... eres maravillosa-dijo con sus ojos cristalinos

-Tu si que eres maravillosa-dije mientras le daba una calada al cigarro

-Como envidio ahora mismo a ese maldito cigarro-dijo mirando mi boca

-¿A si?-dije tirando la colilla

-Mmhumm-dijo con una sonrisa

-Ven aquí rubita-dije cogiéndole la carita y juntando nuestros labios en un ansiado beso

Y así fue como pasamos un rato en aquella azotea, entre besos y risas, entre una lucha interna, entre ella y yo.

Habíamos aclarado aquello.

Y ahora todo iba a ser diferente.

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Femme Fatale| AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora