VI

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Narra Natalia

Tenia la maldita boca seca. Aquella rubia que llevaba varias semanas rondando mi cabeza había aparecido en la cocina de aquella casa y además tenía ganas de jugar.

Después de que desapareciera de la cocina, me quedé unos 10 minutos intentando tranquilizarme y asimilar todo lo ocurrido. Poco después sali con mi copa en la mano.

-Joder Natalia, ¿dónde te habías metido?-pregunto Marta que parecía haber estado preocupada

-Perdona me entretuve en la cocina, ¿que hacéis chicos?-dije ya dirigiéndome hacia todo el grupo que se encontraba en el salón.

-Es que estábamos pensando en hacer lo mismo que Alba-dijo Joan mirando hacia fuera de la casa

¿Hacer lo mismo que Alba? ¿Hacer el que?

Sali al jardín y me encontré con una imagen que jamás podré borrar de mi subconsciente.

Alba estaba subiendo la escalerilla de la piscina, en tanga y sujetador. Su precioso pelo estaba mojado y caía sobre su parte derecha de la cara. Su maquillaje estaba en perfecto estado, pero ahora sus labios estaban humedecidos por el agua de la piscina.

No se cuanto tiempo me quede quieta observandola, pero cuando me quise dar cuenta todos estaban tirándose a la piscina.

-Lacunza, disfruta un poquito-dijo Africa corriendo para tirarse a la piscina.

Sali de mi trance, mientras intentaba acercarme al borde de la piscina.

Ahora la tenía justo delante, mirándome fijamente a los ojos, mientra su pecho subía y bajaba, como si acabase de correr una maratón.

-¿Te das un bañito conmigo?-pregunto la rubia

-¿Ni si quiera sabes mi nombre y ya te quieres bañar conmigo?-pregunte para picarla

-Tu de mi solo sabes el nombre y pretendías que te follara-dijo mientras se acercaba peligrosamente

PUM

Alba 1 Natalia 0

-Prefiero observar-dije mientras me sentaba en una de las hamacas que había en aquel jardín

-Tu misma-dijo guiñandome un ojo y dándome la espalda dejándome ver aquel precioso culo.

Joder creo que no estoy a la altura de esta rubia.

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Ya estaban todos fuera de la piscina, parecían perrillos de agua, todos mojados y muertos de frío.

Hacia rato ya que había perdido la pista de Alba.

-¡Natalia! ¿Puedes entrar en la habitación y traerme una toalla?-grito María

-Y a mi también por favor-dijo Julia reclamando tambien mi atención

-¡A sus ordenes!-dije imitando el saludo militar ocasionando las carcajadas de las allí presente.

Entre en la casa he intenté ubicar un poco donde estaban las habitaciones porque aquello era un puto laberinto.

Abrí la primera puerta que vi.

Abrí la primera puerta que vi

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Femme Fatale| AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora