016|Realidad

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Askary.

Luego de dejarla en su casa mi cabeza no paraba de dar vueltas, la ansiedad era abrumadora, tan sólo estar consciente del peligro que corría me ponía de mal humor. Era primera vez que creaba a aún vampiro y sabía que mis padres querían conocerla. Era obvio, en mi mundo eso era como tener a una  prometida o cómo dice mi creador " una esclava" a la que tienes que presumir en todos lados.

Mi creador, desde hace meses lo he estado sintiendo, sé que está cerca, el mismo me lo ha dicho y sabe de su existencia. Trataré de todo los medios posibles evitar que se le acerque y le haga daño pero conociéndolo haría lo que fuera con tal de lograr su objetivo.

Al llegar a casa mis padres se encontraban sentados  en los sofás de la sala, cada uno a un extremo y con una copa de sangre en sus heladas manos.

—Es adorable tú creación, espero no haberla asustado con mi don— dice mi madre un poco apenada por la situacion vivida unas horas antes.

No le había contado nada a mis padres acerca de aquella voz que desde hace años no escuchaba, tal vez para no preocuparlos más.

—Estará bien madre, no tienes nada de que preocuparte, solo hay que darle tiempo.

—Nuestro hijo tiene razón, no deberías de sentirte mal— dice mi padre tratando de reconfortarla.

—Lo se pero la sentí alterada.

—Seguro es por lo que ha estado pasando, madre— digo tomando asiento junto a ella.

—En parte pero era algo diferente, temor, tal vez.

—¿A que te refieres querida?— preguntó un poco preocupado mi padre, tomando asiento rápidamente en el mismo sofá en el que estábamos.

—No se cómo descifrarlo, es  complicado hasta para mí—tomó un sorbo de sangre—, deberías de estar más pendiente de ella hijo.

—Y lo estoy, pero también estoy tratando de darle su espacio, madre—digo con tono sereno.

De inmediato llegó a mi mente la extraña pregunta que me hizo Elizabeth el otro día en el restaurant.

Ella trataba de no hacer evidente que algo pasaba pero era tan obvio, y yo de tonto lo dejé pasar.

Ahora se que fue culpa de él, estaba muy seguro de eso, ella había tomado la suficiente sangre como para saciar su sed por dos semanas como mínimo, pero algo tuvo que hacer que cambiara.

Ya la información que tenía era imposible de ocultar a mis padres por la gravedad del asunto, ellos ya sabían lo del bosque, toda Italia sabía lo que había sucedido aquella noche, pero hasta ahora entiendo el porqué de las cosas.

—Algo te preocupa, ¿no es así?— pregunta mi madre nerviosa

—Tienes algo que decir, ¿cierto?— pregunta mi padre.

pocas veces   ellos podían usar sus dones conmigo, tal vez por nuestro parentesco o porqué yo los convertí tenía la virtud de repeler sus poderes.

El convertir a mi familia no era algo que podía infringir alguna ley vampírica, al contrario, los convertidos teníamos la potestad de otorgar o no la inmortalidad a algún miembro de nuestra familia, pero con alguien ajeno era diferente, ya hacer eso era tener que pedir "permiso" a nuestro superior, que en dado caso era aquel vampiro sangre pura que nos convirtió.

Gracias a ese tipo de escudo protector mis padres no podían saber con exactitud como me sentía o pensaba, pero muy pocas acertaban en algo, como ahora.

—Si, está vez tienen razón, debo de decirles algo—digo preocupado.

—Dinos que sucede, me estás asustando— dice mi madre.

Oscuridad Total ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora