030|Revelación.

54 4 1
                                    

¡Ayúdanos!

Escucho gritar desde las lejanías.

—Ven por nosotros, ¡por favor!

Miro a todos lados y no se en que lugar me encuentro, como siempre la oscuridad reina. Me siento inquieta y mi corazón no deja de retumbar por todos lados.

—¡Hija!

Reconozco  la voz de mi madre, trato de saber de qué lugar proviene.

Aun sin saber a qué lugar ir camino con cautela.

—¡ELIZABETH! ¡AYUDANOS!—grita.

Escucho nuevamente, me quedo helada por unos segundos… está gritando con miedo, es evidente.
Aparece frente a mí un largo pasillo, al final de él puedo visualizar a dos personas, corro tratando de llegar a ellos para corroborar que sean mis padres.

Mi corazón sigue desbocado. Me detengo al sentir un  gran charco en el suelo, bajo la mirada; es sangre, miro al frente y las personas que antes estaban de pie se encuentran en el suelo.

—¿Mama?—pregunto nerviosa.
La mujer no se mueve, permanece  quieta aferrada a su acompañante.

Dudo en que sean mis padres así que extrañada retrocedo y doy la vuelta  para seguir la búsqueda de mis progenitores.

—¡ERES UN MOUSTRO!
Escucho gritar detrás de mí, era la voz de mi madre. Giro rápidamente y esta me miraba con miedo y odio.

—¿Mama? ¿Eres tú? ¿Qué sucedió?— pregunto sin comprender lo que sucede.
Camino para llegar a ella pero retrocede con torpeza.

—¡ERES LO PEOR DEL MUNDO!—grita nuevamente.

—¿Pero por qué me dices esas cosas?, ¿Qué sucedió? ¿Y esa sangre? ¿Acaso estas herida?-—pregunto con miedo, arrodillándome frente a ellos.

—Eres la causante de todo esto! Él no tenía la culpa de nada y por tu culpa ya no está.

Analizo con cautela el aspecto de mi madre. Tenía el mismo vestido de la fiesta, el cual era de color crema. Pero está totalmente manchado de sangre, su aspecto es demacrado y el maquillaje  corrido. Veo al hombre en sus brazos, tiene traje pero no se mueve.

—¿De quien hablas?
Ella permanece  en silencio, mese su torso como cual loca en manicomio.

—¡Te llame¡, y no llegaste… Mi amor se fue para siempre.

Siento como el frío me invade, no siento las manos y tengo un gran vacío en el estómago. Ella habla de su amor, el único amor que yo le conozco es mi padre.

Veo cómo se va poniendo de pie, dejando caer el cuerpo de aquel hombre; lo mira por unos minutos, yo aun permanezco de rodillas.

Visualizo el cuerpo, esta empapado de sangre, mi madre al ponerse de pie hizo que este cambiara de posición y puedo tener una mejor visualización de su rostro.

Comienzo a llorar, es el cuerpo de mi padre que yace completamente inerte en un gran charco de sangre proveniente de su cuello. Escucho risas, alzo la mirada y corroboro que provienen de mi madre. Se notaba fuera de sí.
Me levanto rápidamente con el rostro empapado, miro a todos lados y ya el pasillo no estaba, parecía más bien una especie de sala.

—Que le paso!— grito desgarradoramente. Ella aun permanece riendo.

Me acerco molesta hasta a ella y la tomo por los hombros enojada.
La agito con fuerza tratando así de que deje de reír y me diga de una vez lo que ha pasado. Pero más bien hace que se ria cada vez más fuerte.

Oscuridad Total ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora