0021|El enigma

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- ¿ Quién está martillando?- suelto quejidos.

Volvía a escuchar otro golpe.

-Hija, ya me voy...

«¿Escucho murmullos?».

Me levanto de golpe y camino hasta llegar a la puerta, al abrirla me encontré con la silueta de mi madre.

- ¡Mamá! ¿Qué hora es?- pregunté adormilada.

-Son las seis de la mañana- revisó su celular-, disculpa por despertarte, solo quería avisarte que tú padre y yo ya nos vamos.

«¿Despertarme?».

-Aah ya, está bien ma', nos vemos en la tarde-sonreí

Mi madre se marchó y cerré la puerta.

Me sentía contrariada.

-¿Como es posible que haya dormido una noche entera?- suelto atónita.

Caminé hasta el baño y me miré en el espejos, mis mejillas estaban sonrosadas y mi piel con más vitalidad, ya no estaba pálida, toqué de nuevo mi pecho y ahí estaba; Mi pulso está vez era más acelerado que la noche anterior.

Para cerciorarme de que no estaba loca o soñando fui en busca de una aguja.

Antes al pincharme con una, esta se medio doblaba al intentar entrar en mi piel y al hacerlo no me dolía en lo absoluto.

Tomé la pequeña aguja y me pinche el dedo, no solo se había introducido fácilmente sino que me había dolido, no tanto como pensé pero era dolor, la saqué rápidamente y una gota un poco más roja se asomo por la pequeña herida.

La sangre no estaba como antes, era más roja.

Incrédula por lo que veían mis ojos decidí probarme nuevamente, inhale profundamente y aguanté la respiración.

Por lo general no me afectaba en lo absoluto y podía pasar horas sin recibir aire pero ahora me hacía mucha falta.

No sabía cómo sentirme, si feliz, aliviada o asustada, era una mezcla extraña de sentimientos.

Estaba temblando, tomé el celular y marqué el número de Askary para saber si esto era algo normal.

Al tercer repicar contestó.

-¿Aló? Buongiorno

-A-Askary...

-¿Elizabeth? ¡Hola!

Me mantuve en silencio, los nervios me estaba jugando una mala pasada.

-¿Elizabeth? ¿Estás ahí? ¿Pasa algo?

-¿Podríamos vernos ahora?

-¿Estas bien?

-¿Podemos?

-Claro, no hay problemas.

-Ven a mi casa, hay algo qué quiero mostrarte.

-Esta bien, en una hora estoy allá.

Colgué después de escuchar lo último.

No pretendía ser irrespetuosa o algo parecido pero no sabía cómo reaccionar.

Primero, una noche soy vampiro y luego un día amanezco con latidos y todo.

Sin saber que hacer entré al baño y me di una larga ducha con agua fría, sentía como el agua helada quemaba mi piel así que tuve que cambiarla y colocarla más templada.

Salí con una toalla envolviendo mi cuerpo y otra mi cabello, a pesar de que tenía un nuevo problema no iba a olvidar que tenía una cita en la peluquería.

Oscuridad Total ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora