032|Alianza.

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Me había causado un poco de vergüenza haberme negado a su encuentro con esa excusa y si, esa había sido la respuesta que le envié esta mañana; realmente no quería ver a nadie.

«Creo que tenía que haber sido más directa y decirle que no quería saber más de los vampiros».

Suspiré apesadumbrada ignorando sus palabras por un momento, tomé una fotografía mirándolo de reojo detallando como estaba vestido. Era de manera casual, una camisa azul cielo con las mangas arremangadas, unos vaqueros azules un poco decolorados con un par de zapatos casuales de color marrón, se veía demasiado guapo.

-Cambie de opinión-solté adoptando una posición erguida y dejando las fotos de lado-,y tampoco quería saber nada de... vampiros-dije susurrando para que no escucharán las pocas personas que iban entrando en la sala.

Asintió y siguió mirando la escultura.

-Y qué te parece-preguntó teniendo una postura más relajada; las manos en los bolsillos.

-Es interesante... aunque no comprendo porque hay partes con muchos detalles y otras sin terminar.

-la Pieta Rondanini posee los conceptos finitos y non finitos, son terminaciones y no terminaciones de un objeto al darle detalles. Miquelangello con esta escultura salió de lo habitual de sus obras perfectas-dijo con tono firme y seguro.

-Y mucho. Mirándola bien es una imagen atormentada- dije analizando la escultura de cristo y su madre.

-Se habla de la más trágica y misteriosa de las esculturas-comenzó a caminar alrededor de la misma.

Yo permanecía en el mismo lugar, mirando cada uno de sus movimientos y gestos, era como estar en una especie de trance hipnótico.

-Es una pieza frágil. Además... nos quiere decir que no importa tanto la apariencia sino lo que nos puede hacer sentir la imagen-alzó la vista-. ¿Qué te hace sentir-? preguntó tomándome por sorpresa.

-De alguna forma me hace sentir dolor, desesperación y soledad-respondí perdiéndome en las expresiones agonizantes de las imágenes-, es sorprendente como todas las obras y vida de Miguel Ángel terminan por desbordarse con gestos de actitudes delirantes.

-Si, por lo que llegué a escuchar alguna vez, él era una persona que generaba mucha intriga.

Me volteé rápidamente un poco extrañada.

-¿O sea que no lo conoció?-pregunté curiosa.

Al parecer mi pregunta le había hecho gracia ya que no paraba de reír.

-Querida... soy viejo pero no tan viejo- dijo con sorna-, cuando Miquel Ángel murió ni siquiera mis abuelos existían.

Sonreí a eso y quedamos un segundo en silencio.

«Que grata casualidad encontrarnos aquí».

Recordé las palabras de Conrad.

Dicen que las casualidades son aquella que se cruzan en nuestro camino para bien o para mal, para hacernos reaccionar ante el entorno.

Tal vez sentía que era el destino quería que me encontrara con Conrad, y a decir verdad si quería conocer más sobre él. Después de la breve y precisa introducción que me había dado, seguimos mirando las demás piezas artísticas, era increíble escuchar lo mucho que sabía de cada objeto del museo y la emoción con la que explicaba.
Yo simplemente me mantenía en silencio escuchando con atención cada cosa que salía de su boca, tal vez habíamos pasado media hora juntos hasta que escuche mi nombre en la entrada de la sala.

Oscuridad Total ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora