039|Ira contenida.

10 0 0
                                    

Askary.

Ver a Elizabeth de esa manera me había sorprendido mucho y no solo a mí, todos estaban asombrados.

-¡Esa ragazza es lo máximo!

Soltó uno de los invitados.

Con la mirada busque entre la multitud y di con el rostro sonrojado de Jessica la cual no hacía más que reír hasta que sus ojos chocaron conmigo.

Rápido se bajó de la silla e intentó huir como niña pequeña al ver que el círculo de la apuesta estaba comenzando a dispersarse.

-Jessica, detente ahí-mi tono de voz había sido severo.

Se encogió de hombros y se detuvo; girando sobre sus talones.

-Podrías creer que las cosas... Pues... Se salieron un poco de control-dijo con nerviosismo.

Caminé hasta ella hasta estar cara a cara.

De manera rápida se había convertido en una Jessica temerosa.

-Creo haber sido claro Jess, nada de tus ideas disparatadas... Por eso acepté ayudarte.

Comenzó a tocarse el cabello de manera exagerada.

-Pues si, lo sé pero como llamar a una fiesta una fiesta si no tiene algo de diversión.

-Tus ideas de "diversión" lejos de ser divertidas son peligrosas...-miré la mesa redonda-, e ilegales.

Esta vez su actitud estaba cambiando- Pues todos se están divirtiendo y tampoco veo a la policía por aquí así que Askary... no seas un agua fiesta- me dio dos palmas en mi hombro y con una sonrisa sarcástica fue hasta la mesa de postres que se encontraba al final de la piscina.

-Bruja chillona y manipuladora-chisté serio.

-¡ESCUCHÉ ESO!-gritó desde lejos.

-ERA LA IDEA.

Se giró asombrada y me mostró el dedo del medio.

Ignoré el pequeño berrinche que había hecho la pelinegra para poder apreciar el lugar, pero había algo que me causaba incomodidad y era el no ver por ningún lado a Elizabeth así que tuve que tragarme mi orgullo e ir a pregúntale a Jessica que solo escuchar mi pregunta hizo que saliera de sus labios una gran sonrisa.

-Deberia de estar en la cocina así qué ¡corre!- soltó dándome pequeños empujones.

La miré por unos segundos para luego seguir mi camino.

Sin duda era algo tonto haberle preguntado teniendo yo el olfato tan agudo pero hay costumbres humanas que nunca se olvidan y hacer preguntas tontas era una de ellas.

Llegando a la entrada de la casa el olor de Elizabeth invadió mis fosas nasales al igual qué el olor de un chico... un chico que sabía muy bien quien era y el sonido de quejidos no se hicieron esperar haciendo disparar mis sentidos de alerta.

Caminé con cautela mientras en mi mente pasaban diversos escenarios. Y para mí cada uno peor que el otro.

Al entrar en la cocina y ser testigo de la escena que se estaba llevando a cabo hicieron que la sangre de mi cuerpo comenzará a hervir haciéndome sentir en llamas.

Antuan estaban forzando a Elizabeth, le estaba poniendo sus asquerosas manos encima a mi creación.

Su sucia boca estaba manchando su pureza y eso era algo que no seguiría permitiendo.

Quería arrancarle cada una de sus extremidades y ver cómo su asquerosa sangre era derramada por el lugar.

Quería hacerle sufrir, quería enseñarle que con Elizabeth nadie se podía meterme porque para protegerla estaba yo.

Oscuridad Total ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora