033|Portavoz.

25 2 3
                                    

Los días habían pasado más rápido de lo que me hubiera podido imaginar, mis padres; estando sumergidos en sus trabajos  no se daban cuenta de lo preocupada que estaba y en cierta parte le agradecía al cielo por eso, aunque tuviera el respaldo de Conrad no podía estarme tranquila.

Mi madre seguía organizando eventos que después de la fiesta de inauguración se hicieron mayores las cantidades de citas que se le acumulaban en la agenda, mí padre por otro lado tenía un nuevo proyecto  junto con Conrad el cual era un restaurante en el centro de la ciudad. 

Mi cercanía con el creador de Askary se había hecho más estrecha desde aquel día del paseo, me había enseñando muchas cosas entre ellas poder controlar mi poder.

Podíamos comunicarnos estando a grandes distancias.

Aún seguía siendo humana por lo tanto no me hacia falta consumir sangre pero Conrad insistía con eso, decía que era mejor estar prevenidos no fuera a ser que en una de esas se desatara mi sed, así que cada tres días me daba un poco de sangre; para mí era un total asco pero... ¿Quien era yo para desobedecer? Al fin y al cabo él tenía más experiencia que yo en todo esto.

La misma pesadilla se hacía recurrente y  aunque me atormentaba no hablaba de ello. Estando con Conrad pensaba en otras cosas para así no transmitirle mi pensamiento, cuya cosa hacía ocasionalmente cuando quería saber o me interesaba algo.

De vez en cuando me topaba con Askary en los pasillos del colegio, pero siempre cambiaba de camino o si lo veía venir me devolvía al mismo lugar donde estaba antes, mis amigos notaban lo tensa que estaba, siempre me preguntaban que me pasaba pero les decía que era por las tareas atrasadas que tenía.

Mi rendimiento académico estaba bajando, no tenía cabeza para otra cosa. Necesitaba tener el poder de proteger a todos.

Conrad, notando como me encontraba  puso el plan en marcha y aunque me había rehusado incontables veces no tuve otra opción que aceptar; le había dado mi palabra. El  plan consistía en volver a acercarme a Askary de la manera que fuera para así tratar de convencerlo para viajar a España. Conrad me había comentado la forma en que su convertido sería juzgado, existían muchas maneras, trabajos forzados, cadena perpetúa; ambos castigos sin la posibilidad de consumir sangre ya que eso era lo que les brindaba la fuerza.  Y en el peor de los casos pena de muerte. Eso era algo que aún no tenía claro pero no quería que algo así le pasará por más malvado que fuese Askary, era algo que él podía evitar si se entregaba. Por eso trataría de convencerlo, haría de tripas corazón.

Era jueves,  el día que había logrado  reunir   las fuerzas necesarias para comenzar con esto, mientras escribía lo que el profesor tenía en la pizarra no dejaba de sentir una extraña presión, sabía que  él me miraba, lo hacía casi todo el tiempo  y lo pude constatar al voltearme. Era una situación incómoda, pero no me quedaba de otra que adaptarme.

Nuestras miradas  se volvieron  a conectar después de tanto tiempo, estaba volviendo a mirar fijamente aquellos ojos color avellana que en un principio había confiado. Solo fueron unos segundos y luego volví a posar mi vista al frente.

Terminada la última la clase del día fuí una de las primeras en salir del salón; esperando la oportunidad para acercarme a él.

Me recosté de la pared al lado del marco de la puerta, veía como cada compañero salía pero él no, mi corazón retumbaba fuerte a causa del nerviosismo, nunca fui buena actriz... Era mala mintiendo. Hasta que por fin lo vi salir, con su cabeza gacha y semblante serio. Respiré profundo y me armé de valor para poder hablarle.

—Askary...—solte en un hilo de voz.
Se detuvo a mitad del pasillo y volteó rapido, al parecer no se había dado cuenta de mi presencia. No dijo ni hizo nada, solo estuvo de pié tal vez esperando reacción de mi parte, me miró y volvió a seguir su camino.

Oscuridad Total ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora