CAPÍTULO 25

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CAPÍTULO 25

ANA

¡No podía creer lo que veía! ¿En serio estaba aquí? ¿Pero por qué?

-Veo que te sorprende mi presencia para ayudarte...- dijo mientras se sentaba frente a mí.

-Pues si te soy sincera sí... ¿No trabajabas en el Club?- asintió mientras suspiraba con desánimo.

-Lo he dejado... Mi mujer se queja que la dejo sola por las noches...- dijo del mismo modo, se notaba a leguas que no había sido una decisión fácil.

-Entiendo Taylor... ¿Pero qué sabes tú de esto?- señalé alrededor y enseguida me sacó su currículo.

-Aquí lo tienes, soy licenciado en empresariales pero nunca me ha dado por ejercer...- me quedé bastante sorprendida ¡Nunca lo hubiera imaginado al verlo! Estuve ojeando todo y parecía bastante capacitado para ser secretario, demasiado diría yo...

-No entiendo como con este currículo estabas en el Club...- pensé en voz alta.

-Lo mismo dice mi mujer...- reímos- La verdad es que el dinero era bastante generoso...- suspiré en entendimiento, sabía lo que conllevaba trabajar allí y entendía que sus sueldos fueran bastante altos para mantener la privacidad del mismo- ¿Entonces me dejarás quedarme hasta que venga Leila?- no podía decirle que no, era un buen chico.

-Probaremos unos días...- sonrió.

-¡Gracias Ana! Te prometo que no te arrepentirás...- dijo de lo más animado guiñándome el ojo mientras se levantaba- ¿Puedes decirme que debo hacer para ir adelantando?

-¡Bien! Te llevaré al puesto de Leila y te enseñaré todo...- lo llevé al mismo y tras explicarle detalladamente lo que había que hacer me retiré a seguir con lo mío. Esperaba que todo fuera bien.

Cuando estaba en la habitación checando a unos de mis pacientes llegó el imbécil mayor ¡Mierda!

-¡Ana tenemos que hablar!- dijo muy serio y de bastante mal humor, mientras apuntaba los resultados de mi paciente en la carpeta le contesté de lo más relajada.

-Estoy trabajando... Di lo que tengas que decir de una vez y vete.

-No es el lugar apropiado...- dijo entre dientes y resoplé.

-¡No tengo tiempo de tonterías tengo que trabajar...!- me interrumpió bastante airado.

-¡También debería estar en su puesto José!...- ¡Mierda! Me había olvidado por completo- ¡Y según me ha dicho cuando lo he llamado tú lo mandaste a casa!- ¡Será...! ¿Cómo se atreve a decirle eso a este idiota? ¡Mañana se iba a enterar! Pero de momento con la misma tranquilidad le contesté.

-Cuando lo vi en la comida no se encontraba bien, sólo le recomendé irse a casa...

-¡Pero ese no es tu trabajo!- gritó interrumpiéndome y lo encaré.

-¿Y cuál es el tuyo? ¿Follarte a la plantilla femenina del hospital?- tragó grueso antes de hablar, él era el menos indicado para dar sermones.

-No entiendo que tiene que ver eso ahora...- rodé los ojos.

-Hablamos de hacer nuestro trabajo...- me crucé de brazos mirándolo muy seria- ¡Bien! ¿Por qué no haces el tuyo? – apartó la vista avergonzado.

-Lo que hago en mis ratos libres no tiene nada que ver con mi trabajo...- resoplé.

-Jack... Es lo único que haces, así que cuando hagas el trabajo por el que te pagan me vuelves a decir lo que tengo y no tengo que hacer...

Doctora SteeleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora