EPÍLOGO

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                                                            EPÍLOGO

ANA

- ¡Chris! ¡Date prisa! Tu tío llegará en cualquier momento...- desde que nos convertimos en padres por primera vez tuvimos que hacer algunos cambios, el más importante fue dejarlos algún fin de semana que otro con algunos de sus tíos para poder jugar en intimidad. Lo hacían más que encantados, algo totalmente recíproco, en el caso de Elliot y Rose o Ethan, Dean y Kate o incluso Paul y Melanie ayudaba el hecho que compartían tiempo con sus primos, con José y Boy era otra historia, los tenían tan consentidos que hacían lo que les venía en gana, pero era más que evidente la cercanía con ambos, sobre todo con Annie. Hablando de fines de semana libres de niños, el que viene nos tocaba hacer de niñeras, así todos salíamos ganando. Esta noche habíamos organizado una pequeña fiesta en nuestra casa con Olivia y Andrea, a pesar que no eran pareja estable es como si lo fueran y Paul con Melanie, excepciones que hacemos solo en nuestra casa y con nuestras amistades, mañana iríamos al club, sonreí, aunque se habían reducido nuestros juegos seguíamos manteniendo la misma línea y disfrutábamos más si cabe. Por eso habíamos organizado las fines de semana fuera de casa, este les tocaba con Kate, Ethan y Dean, seguramente viniera con alguno de mis sobrinos, Bree era toda una mujercita y su hermano Jensen, de la misma edad que mi Chris, se las traía, cuando se les unía Andy (hijo de Elliot y Rose) eran todo un torbellino, congeniaban tanto como mi hija con Bree, Mel (hija de Paul y Melanie) y Rosie (hija de Elliot y Rose). Volviendo a mis hijos eran totalmente diferentes, mientras que Chris no paraba quieto, amaba la ciencia y los deportes, mi hija era más tranquila, le gustaba leer, los idiomas y la política, sonreí, estaba segura que seguiría los pasos de su padre.

- ¡Ya voy! - apareció en la cocina con su bolso en mano, físicamente era muy parecido a su padre, pero tenía los ojos igual que los míos, habían pasado más de 13 años desde nuestra boda y todavía me parecía estar en un sueño del que no quería despertar. Mi vida era perfecta tanto en el trabajo como fuera de él.

-Mami...- me llamó mi hija, apareció por detrás de su hermano con una enorme maleta.

- ¿Realmente necesitas todo eso para un fin de semana? – cada fin de semana que pasaban fuera era lo mismo, suspiró echando su largo flequillo hacía atrás, me quedé mirando sus conocidos rasgos, aunque se parecía más a mí seguía teniendo bastantes rasgos de su padre, al igual que su hermano tenía mí mismo color de ojos.

- ¡Ya sabes! - alzó los hombros- Una chica siempre debe estar preparada...- palabras que me recordaban a su tía Kate, suspiré, a sus 11 años era bastante inteligente y sabía cómo dialogar para convencerte de cualquier cosa, otra virtud cortesía de su padre.

- ¿Pero hasta el punto de llevar una maleta? - rodó los ojos.

-Solo llevo lo esencial...- se cruzó de brazos, en su mirada vi claramente que esperaba el debate, pero suspiré rendida, no me apetecía nada ahora mismo.

-De acuerdo, supongo que si son tan necesarias no hay problema...- sonrió en victoria.

- ¿Papá? - preguntó mi hijo, desviando la atención de su orgullosa hermana, mientras le daba un muerdo a una manzana.

-Por la hora que es no debe tardar en llegar...- desde su cambio de trabajo pasábamos todas las tardes juntos.

- ¿Lo veremos antes de irnos?

- ¡Claro! Sabes que nunca falla...- le guiñé y volvió a dar un muerdo a la manzana.

-Espero que no tarde o no podremos verlo hasta el domingo...- me encantaba que estuviéramos tan unidos, me acerqué a ellos, los abracé a la vez y les di un beso en la frente a cada uno.

Doctora SteeleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora