The Pulse

3. Fugitivos

Mientras terminamos de comer, mis hermanos y Noah hablan animadamente, con cuidado de no mencionar el incidente en la tienda. Supongo que ya se lo han contado, porque ninguno de los tres intenta incluirme en la conversación, y la verdad me sienta bien. Aun me encuentro algo impactada con el asunto, y no me apetece hablar de nada. Cuando acabamos, me dirijo al segundo piso sin decir una palabra. Mi mente no para de pensar e imaginar cosas, y yo solo quiero que se detenga.

Después de una hora y algo, escucho que el auto de mis padres se estaciona rápidamente. Miro la hora, son las tres y once minutos. Eso es raro, ellos usualmente llegan entre las cinco y media y las seis de la tarde. Entonces escucho que se estaciona otro auto. Me levanto de mi cama y me asomo por mi ventana para mirar, es el auto del señor Pratt, el padre de Noah. Algo no anda bien, lo presiento. Me alejo de la ventana y bajo rápidamente la escalera, a tiempo para ver como mis padres y el señor Pratt entrar apresuradamente.

—¿Qué está pasando?—pregunto mientras camino su lado, ellos se dirigen a la sala de estar.

—¿Dónde están tus hermanos y Noah?—pregunta mi padre colocando su mano en mi hombro izquierdo.

—Estamos acá—dice Jonas levantándose de la silla, aún están en el comedor.

—Vengan—los llama el señor Pratt.

—Mamá, por favor dime que sucede—le ruego agarrándola del brazo. Se voltea a mirarme, sus ojos están rojos y brillantes, parece que estuvo llorando. Levanta su mano y me acaricia la mejilla.

—Siéntate cariño—me dice, y se acerca a besar mi frente.

Me siento en el sillón como ella me dice. A mi lado se sienta Jonas, y a su lado Noah. Harry se sienta en el borde, junto a mí, y me pasa su brazo por los hombros. Me apoyo en él. Tengo miedo por lo que vaya a pasar a continuación.

—Bien, sus padres me contaron del incidente que sucedió en la tienda—dice el señor Pratt. Probablemente Jonas les conto.—Del alto mando me han dado instrucciones de apresar a todos aquellos afectados por el pulso. Desde mañana comenzará a hacerse un chequeo sistemático a todos los ciudadanos con la máquina, para detectar a todos los afectados por el pulso, y luego de apresarlos serán enviados a campos militares. No sé que se les hace allí, pero no puede ser nada bueno.

—¿Van a matarlos?—pregunta Harry agarrando mi hombro fuertemente.

—No lo sé—dice el señor Pratt serio. Mi padre abraza a mi madre.—Pero no se quedaran acá para averiguarlo—sentencia.

—¿Qué pretende hacer?—pregunta Jonas, su semblante es serio.

—Voy a avisar a cuanto pueda de la situación. Tienen que escapar—dice el señor Pratt mirándonos.

—Creo que se van a dar cuenta si escapamos los cinco—dice Jonas.

—No todos—sentencia el señor Pratt, y me mira. Oh.

—¿Quiere que Emily escape sola? Eso es imposible, no la dejaremos nunca, y además no sabemos con qué se puede encontrar ahí fuera—replica Harry alterado.

—Y tampoco puede esperar que confiemos en cualquiera de los afectados que reúna—agrega Jonas.—Nosotros vamos con ella.

—No estará sola—dice el señor Pratt, y entonces mira a su hijo.—Noah ira con ella.

—Disculpe señor Pratt, pero si alguien no afectado puede ir, prefiero que sea yo—dice Jonas.

—Pero yo si soy afectado—dice Noah.

—¿Qué?—pregunto mirándolo. Los tres lo quedamos mirando, no puedo creer que nunca nos haya dicho nada.

—Lamento no habérselos dicho, creí que era para mejor, es suficiente con que su hermana sea una afectada para que además se preocupen por un amigo—dice Noah, y me mira. No puedo creerlo.