The Pulse

6. Campamento

El grupo de Holden tiene unas veinte personas, o más. Noah y Maggie se acercan a conversar con él. Yo me alejo y me quedo junto a Zoe, quien está atenta, mirando alrededor, por si observamos algo raro. Kiarra se esconde detrás de Zoe, Walter abraza a su nieto, y Zack mira hacia atrás. Noto que alguien está usando sus poderes, veo a mi derecha, son los gemelos, tienen sus manos unidas y miran a los lados, asustados. También siento del otro extremo que alguien usa sus poderes. No distingo quien es, pero logro ver que algo, una especie de capa invisible, los protege. Ellos, al igual que nosotros, están asustados. Bianca, la chica de diecisiete años que está con nosotros, mira a Holden fijamente. No tengo que ser adivina para notar que le gusta. Yo tengo a Zoe rodeada con mi brazo derecho, mi mano izquierda lista para cuando tenga que atacar.

—Además de niños, ¿algún anciano, enfermo o embarazada?—pregunta Maggie.

—Un diabético y dos ancianas—responde Holden. Me mira de reojo cada cierto tiempo. Frunzo el ceño.

—¿Hace cuánto escaparon?—pregunta Noah.

—Llevamos caminando tres días, escondiéndonos en los bosques. No hemos podido traer muchas cosas—dice Holden, y mira nuestros bolsos. Me enderezo, pueden intentar robarnos.— No tuvimos tiempo, estos fueron los que alcance a rescatar, nos detuvieron en un centro comercial.

Las cosas en las otras ciudades eran incluso peores en la nuestra. Sin embargo, no bajo la guardia. El chico de ojos rasgados nos observa atento, mientras que la chica tiene el ceño fruncido y los ojos entrecerrados.

—Vaya, el ambiente está muy tenso—dice Holden, y ríe por lo bajo. Nadie mueve un musculo. Me vuelve a mirar, y luego dirige sus ojos a Noah.— Escucha, estamos en la misma situación de mierda, y creo que sería bueno que nos uniéramos. Ya sabes, la unión hace la fuerza.

—Eso tendría que consultarlo con todos—responde Noah. Holden levanta una ceja y sonríe con sorna.

—¿Acaso no eres el líder?—pregunta Holden cruzándose de brazos.

—Eso no significa que nos vaya a imponer lo que él quiera—le respondo mordaz. Holden y Noah me miran, el primero sonriendo divertido, el segundo, una sonrisa agradecida.

—Noah, Holden tiene razón—dice Maggie.— Podemos compartir recursos, tenemos más chances de sobrevivir.

Sé que tiene razón, lo sé. Pero hay algo en Holden que me choca, no sé si es su maldita sonrisa de suficiencia o el cómo me mira. Pero debo pensar en el bien común. Que Holden sea desagradable, no significa que no lo necesitemos. Y él a nosotros. Noah nos mira a cada uno, esperando alguna objeción. Finalmente me mira a mí. Asiento con la cabeza. Noah mira a Holden.

—Nos uniremos—le dice Noah. Holden sonríe satisfecho.

—Bien, podemos dejar de estar tan a la defensiva entonces—dice Holden, y suelta una risa relajada.

El campo invisible que había visto rodeando al otro grupo desaparece, la postura de la mayoría se relaja, menos la mía y la de la chica morena del principio.

—¿A dónde se dirigían?—pregunta Holden, Noah y Maggie comienzan a caminar.

—A un antiguo precinto militar, escondido aquí, colina arriba—explica Maggie.

Avanzamos en silencio, solo hablan Noah, Maggie y Holden. Cuando alcanzamos al otro grupo, estos nos miran con algo de recelo, pero no siento a nadie que esté usando sus poderes. Eso me relaja un poco, pero solo un poco.

Seguimos avanzando durante unas tres horas, hasta que por fin divisamos una estructura vieja y abandonada a lo lejos. La edificación es de un piso, pintada blanca, con tejas terracota. Las ventanas, sin vidrios, se distribuyen homogéneamente, a lo largo de las murallas. Comenzamos a caminar más rápido, emocionados y cansados de las largas horas de caminata. Cuando llegamos, dejo a Zoe sentada en un tronco y me acerco a Noah, que habla con Holden y Maggie. Atrás de Holden, llega el chico de ojos rasgados.