11. Compromisos

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Me encuentro de pie entre los árboles, mirando fijamente hacia delante. Mi turno en las rondas de seguridad ha comenzado hace una hora, y aun me queda otra más. Holden no me ha buscado, durante el almuerzo ni siquiera me miro. Tal vez de verdad cree que fue Wes quien destruyo la roca.

Noah me ha preguntado unas cien veces si estoy bien, y las cien veces le he dicho que sí, aunque en realidad, no sé cómo me siento, aun me encuentro procesando lo sucedido. Me ha costado muchísimo convencerlo para que no me acompañe en el turno y se vaya a dormir, pero finalmente acepto ya que estaba exhausto.

Siento la energía, e increíblemente, puedo reconocer que es de Holden. A los pocos segundos esta junto a mí, tan solo a unos centímetros de distancia. No lo miro, no me atrevo.

-No te has asustado-me dice Holden, me encojo de hombros.

-Sentí que venias-le digo.

-¿Sentiste?

-Sí, siento cuando alguien está usando sus poderes cerca de mí-le explico.

-Interesante-susurra.

Nos quedamos en silencio. Tengo la esperanza de que no me preguntara nada, pero sé que eso es imposible. Noto como echa los hombros hacia atrás, y voltea su cabeza para mirarme. Sigo con mis ojos clavados en la oscuridad que hay delante de mí.

-¿Vas a decirme cuál es tu poder ahora?-pregunta. Respiro profundamente.

-No lo sé-respondo, después de unos segundos en silencio.

En un abrir y cerrar de ojos, lo tengo delante de mí, con los brazos cruzados, los ojos entrecerrados y el ceño fruncido. Me está analizando. Sus ojos buscan los míos, y atrapan mi mirada sin que yo pueda evitarlo.

-¿De verdad?-pregunta. No saco nada con mentirle ahora, ya ha visto de lo que soy capaz.

-Solo... solo sé que siento la energía, de las cosas, de todo-le digo en voz baja. Estira su cuello, su expresión se relaja.

-¿Qué cosas?-pregunta, curioso. Suspiro.

-Todo-musito. Sus ojos se abren como platos.

-¿Todo? ¿Estas segura?-pregunta.

-No. En realidad, no uso mucho... esto-digo moviendo las manos frente a mí.

-¿Por qué?-pregunta. Suelto un bufido.

-¿Qué acaso la demostración de hoy fue muy sutil? Holden, destruí una roca gigante sin siquiera tocarla, la deje hecha polvo.

-¿Y?-pregunta. Ruedo los ojos, y me cruzo de brazos. Es que enserio tiene que ser muy cabeza dura para no entender lo obvio.

-Y que si le puedo hacer eso a una roca, imagínate lo que le puedo hacer a una persona-le digo levantando las cejas.

-Oh-dice, cuando se da cuenta. Se descruza de brazos. Desvío la mirada. Le he revelado más de lo que quería, nunca había dicho esto en voz alta.- ¿Por eso dices que es tu maldición?

Lo miro con el ceño fruncido. Asiento con la cabeza, y él me esboza una sonrisa amable. Da un paso hacia mí, y su cercanía me pone un poco incomoda. Coloca su mano izquierda en mi hombro, con delicadeza, y se agacha un poco para mirarme más directamente a los ojos. Me quedo quieta, por alguna razón, el que este tan cerca me paraliza.

-¿Le has... hecho daño a alguien?-pregunta en voz baja. Me muerdo el labio, y niego con la cabeza.

-Mate a dos arañas-susurro. Me sonríe.

-Bueno, la verdad es que no son muy agradables-me dice bromeando, y me hace reír un poco. Se yergue y deja caer su mano a su costado.

-Gracias por no decir nada hoy-le digo después de un rato en silencio. Su sonrisa se amplia y ladea la cabeza.

The PulseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora