The Pulse

15. Volando como pájaros

Nado bajo el agua, propulsada solo por el agua. Parece magia. Me detengo y saco mi cabeza a la superficie. La energía que emana su cuerpo la reconozco en menos de un segundo. No me sorprendo cuando siento esos cables invisibles acercándome en su dirección. Sonrío antes de voltearme y verlo. Noah está ahí, nadando hacia mí, con una sonrisa traviesa dibujada en su rostro. Me cruzo de brazos mientras él se detiene y me acerca hacia él a mayor velocidad. Sus brazos se cruzan en mi espalda, alrededor de mi cintura, y yo apoyo mis manos en sus hombros.

-Algún día te tomare por sorpresa-me dice. Rio por lo bajo.

-Lo dudo mucho-le digo negando con la cabeza. Me aprieta contra él.

-¿Por qué?-pregunta curioso.

-Porque no puedo controlarlo. Solo lo siento-digo, encogiéndome de hombros. Noah resopla frustrado.

-Supongo que tendré que encontrar otras formas de sorprenderte-me dice. Frunzo el ceño sin entender, y cuando estoy por preguntarle a que se refiere nos hundimos bajo el agua.

Su boca atrapa la mía, y por un breve instante, no reacciono. Una gran burbuja de aire se escapa entre nuestras bocas, y mis labios comienzan a seguirle su ritmo. De a poco mis manos se deslizan hasta su cuello  y me afirmo de él. Me olvido por completo de donde estamos, apenas notos que floto en el agua. En un abrir y cerrar de ojos, salimos a la superficie, y Noah se separa un poco para recuperar el aliento. Sin embargo, algo salvaje en mí se despierta, y mi boca encuentra la suya antes de que pueda pensarlo muy bien. Sus labios, suaves y fríos, se mueven con una lentitud que me desespera. Una de mis manos sube hasta su nuca y lo atrae más a mí, profundizando el beso. Enrollo mis piernas en sus caderas y el fuego se comienza a expandir por mi columna. Sus manos, ceñidas a mi cintura, me aprietan aún más contra él, para no dejar ni un solo espacio entre nuestros cuerpos. Su lengua danza con la mía, y un escalofrío me recorre. Comienzo a sentirme empujada hacia él, y mi cuerpo queda petrificado cuando me doy cuenta de que es el agua, obedeciendo una orden inconsciente que ha dado mi cuerpo. Noah se separa unos pocos centímetros cuando nota que he dejado de moverme.

-¿Va todo bien?-pregunta con voz entrecortada. Con la respiración agitada, hago un amago de sonrisa.

-Sí, lo siento-musito, ya que aún no recupero el aliento.

-Creo que deberíamos detenernos e ir a ver si nos necesitan en algún lugar-dice Noah, con un leve rubor cubriendo sus mejillas.

-Tienes razón-le digo, sonriendo avergonzada.

Nadamos hacia la orilla, y termino llegando yo antes que él, ya que nuevamente el agua ha seguido a mi cuerpo sin que lo quisiera. Parece que, después de todo, tendré que contarle a Holden mi descubrimiento. Nos secamos con rapidez, ya que me ha traído una toalla, y nos vamos caminando juntos, de la mano, hasta el precinto.

-Hasta que aparecieron los tortolos-dice Zoe, que se encuentra sentada leyendo, al lado de la entrada.

-¿Qué haces aquí?-le pregunto.

-Los estaba esperando-dice. Hace amago de levantarse, pero rápidamente nos acercamos Noah y yo a ayudarla.- Puedo sola.

-Seguro-le digo, rodando los ojos. Me fulmina con la mirada y se dirige a Noah.- Bianca a estado de lo más melancólica con todo esto de su cumpleaños, y se me ha ocurrido una brillante idea.

-Excelente-decimos Noah y yo al unísono, porque las ideas de Zoe siempre son una locura y están destinadas a acabar en desastre.

-¿Pueden ser un poco más optimistas?-pregunta ella, cruzándose de brazos.- Estaba pensando en hacerle una fiesta de cumpleaños. Los chicos irán de excursión pronto, podemos pedir unos pocos globos, algo para hacer un pastel y así le subiríamos el ánimo.