18. Malentendidos

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Los siguientes días son maravillosos. Por las mañanas, cuando no tengo turnos de cocina, entreno con Holden. Finalmente le he confesado mi descubrimiento con el agua, y está empecinado en probar si puedo hacer lo mismo con el aire. En las tardes, ayudo a Sasha y otros niños con matemáticas, y en las noches, cuando no estoy de turno, las paso con Noah. Mis hermanos no dijeron palabra por varios minutos luego de confesarles de nuestra relación, pero luego Harry dijo una broma y toda la tensión se disipo. Jonas luego le pidió a Noah hablar a solas con él, supongo que le dio el típico discurso de "cuida a mi hermana o te cortare las bolas".

-Eh, princesa, presta atención, mira que ahora no te tirare ramas sino piedras-dice Holden, sacándome de mis pensamientos. Ruedo los ojos.

-Adelante-digo en tono cansino.

Me concentro y siento como la energía a mi alrededor está ahí, lista para mi control. Holden quiere que cree una barrera de energía para que me proteja. He logrado desviar algunas ramas, pero cree que necesito más motivación, así que ahora lanzara piedras. Una excelente motivación.

-Aquí va-dice Holden, y lanza una pequeña piedra.

Intento proyectar la energía a mi alrededor, y cuando la piedra choca, puedo sentirlo, pero no me toca, sino que rebota a medio metro de mí.

-Muy bien princesa, aquí va otra-dice Holden.

Continúa lanzándome piedras, cada vez más grandes. La mayoría rebota, pero me asusto cuando una o dos se desintegran y quedan hechas polvo. Holden le resta importancia. Y es que el no entiende que si un humano toca este escudo también se va a desintegrar.

Cuando por fin acabamos, me siento exhausta. Caminamos de vuelta al campamento. Holden pasa su brazo sobre mis hombros y deja caer todo su peso.

-Me voy a quedar dormido, ¿crees que podrías cargarme?-pregunta en tono de broma.

-Eso te pasa por pasar las noches haciendo otras cosas en vez de dormir-le espeto.

-Seguro tu no-me dice. Le doy un codazo en las costillas.- ¿Sabes princesa? Yo creo que, si te lo propusiera, podrías hacer lo mismo que yo. Si en el fondo lo que hago es concentrar mi propia energía en mi metabolismo.

-¿Y correr súper rápido?

-Y ser súper fuerte, para poder cargarme-dice, me rio.

-¿Y para que voy a querer hacer eso?-pregunto. Nos acercamos al precinto, de donde emana un delicioso aroma a comida.

-Podríamos hacer carreras-dice. Suelto una carcajada.

-¿Para qué? Si ya sé que te gano-le digo.

-Que logres atraparme no cuenta como ganarme-dice él. Sacudo mis hombros, deshaciéndome de su brazo, pero rápidamente se pone delante de mí, impidiéndome el paso.

-Déjame pasar-le digo cansada.

-Mañana intentaremos eso ¿te parece?-pregunta. Pongo los ojos en blanco.

-Lo que sea-le digo, él sonríe triunfante.

Vuelve a colocarse a mi lado y poner su brazo sobre mis hombros. Entramos al precinto. Zoe está sentada esperando el almuerzo, me sonríe, pero cuando ve que estoy junto a Holden su expresión cambia y se nota preocupada. Holden quita su brazo de mis hombros y se me adelanta. Mueve una silla y me la ofrece con una reverencia.

-Princesa-dice.

-Eres un idiota-le digo, paso por su lado y me siento junto a Zoe. Holden se ríe.

-Huele delicioso, Maggie, ¿Qué hay de almuerzo hoy?-pregunta Holden, acercándose a la cocina.

-¿Qué demonios hacías con Holden?-me pregunta Zoe en voz baja, para que los demás en la mesa no nos escuchen.

The PulseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora