Las necesidades

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-Me alegra que estes aquí en Uajaca Diegochas Popochas.- sonreía Papancho y a su vez ayudaba con las maletas del azabache. Eran demasiadas para solo quedarse unos cuantos días en la hermosa Oaxaca.-  a Temo le va ir bien necesitando buena compañía como tú.

-Gracias, Pancho. Espero no incomodarlos.

-Para nada. Tú eres parte de nuestra familia. Y puedes quedarte el tiempo que quieras. El Temochas anda preparando las sábanas para dormir. Puedes ir acomodando tus cosas en la habitación mientras yo hago la cena.

Temo terminó de arreglar todo para que Diego pudiera dormir a gusto. El mini Ari se encontraba sentado en la cama de Temo. Tenía sus piernas cruzadas y sus brazos apoyados en ellas mientras admiraba como su Temo estaba arreglando todo. Todo lo que él hacía le parecía increíble, como si de un mismo Dios se tratase.

Diego toca la puerta para confirmar que era él y entra con todas sus maletas.

-¡Diego!.- Respondió Temo.- no pensé que llegarás el mismo día después de todo lo que te conté.

-Tenia qué. Además.- dijo mirando al mini Ari.- no tienes porque solucionar este problema solo. Si de por si es imposible de creerlo aún viéndolo con mis propios ojos. Necesitamos ocultarlo y solucionar su problema.

-Woooow.- sonrió Ari.- esté Diego es super.

-¿Ah sí? ¿Cómo es mi otro yo?

-Muy serio. Casi ni habla. Era el asistente de mi Temo.

-¿Disculpa?.- dijo algo indignado

-¿Ya oíste?.- rió Temo mientras le entregaba una almohada.- a s i s t e n t e.

-Cállate.- le dio un almohadazo y ambos empezaron una guerra de almohadas. El mini Ari empezaba a reír y luego se les unió a la pelea. Papancho los llamó para cenar.

-Tu quédate aquí.- dijo Temo.- no te preocupes, te traeré de cenar.

El mini Ari hizo un puchero. Quería salir con ellos a cenar. Se la estaba pasando muy bien.

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Aristóteles se encontraba mirándose frente al espejo y con una hoja en su mano. Estaba practicando como disculparse con Temo, ya que en la tarde Temo había tocado su puerta para hablar con él para disculparse por lo que había pasado anteriormente. Pero el orgullo de Aristóteles se lo negó y también le hizo lo mismo, le dijo que no quería hablar con él y le cerró con un portazo.
Negó sacudiendo su cabeza y dio un gran suspiro.

-Vamos, Aris. Solo es una disculpa. Nada más.- y si nomás era una disculpa, ¿porque se le complicaba?.- UUUGH.- se tiró a su cama mirando el techo, esperando a que le diera una respuesta a todo este revoltijo que tiene por dentro. ¿Por que le estaba pasando todo esto a él? Era algo que ni siquiera él pudiera explicar. Solo sabe que esto le acaba de pasar después de la declaración que le hizo Temo en la banca. Le ha estado dando tantas vueltas al asunto y lo único que pudo concluir es que se ha estado sintiendo raro.

Luego de rato de mirar el techo decidió que si seguía dándole vueltas jamás iba a salir de ese ciclo y se levantó para proseguir con su "discurso". Mañana sería otro día.

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El problema que le acaba de surgir al mini Ari era que se estaba haciendo de la chis como diría Julio.
Pero si salía lo iban a descubrir.

-Pero ya no aguantoooo.- dijo el mini Ari agarrándose ahí para ver si podía detener las ganas de ir al baño. Empezó a moverse de un lado a otro, como haciendo un pequeño baile para que se le pasara, pero le era imposible.

-¿Qué tal si...?.- miro su brazalete y sin pensarlo dos veces presionó uno de los botones y a su vez pensando en un lugar donde había baños. En un dos por tres se teletransportó a un baño. Todo iba marchando bien hasta que un grito agudo lo hizo reaccionar. Estaba en un baño público para mujeres.
Todas empezaron a gritar al igual que él. Varias chicas empezaban aventarle cosas que traían de su bolso para que saliera. El pobre se tapaba su rostro mientras pedía disculpas. Volvió a presionar un botón y se teletransportó a otro lugar. No era el baño, estaba en el parque de Oaxaca. Se quejó y presionó de nuevo el botón mandándolo ahora si, a un baño.

El chico feliz pudo hacer sus necesidades a gusto no antes de cerrar la puerta con llave.
Todo iba tranquilo hasta que alguien intentó abrir la puerta.

-Oigan, ¡alguien está dentro del baño! ¡Dejo la puerta cerrada!

-No manches, Julio. Capaz y fuistes tú que lo cerrastes con llave.- respondió Papancho.

El mini Ari entró en pánico y ya no sabía que hacer. No iba a salir corriendo ni muchos menos teletransportarse porque al parecer el brazalete empezaba a sacar chispas.

Tanto Temo como Diego sabían que era lo que estaba pasando, así que empezaron a improvisar.

-S-Si..Julio.- Respondió Diego.- Tu ahorita fuiste al baño. Y no checaste la llave.

-Ahora si te pasas, Julio López.- Lo regaño Papancho.

- Les juro que ni llave puse.- se puso a la defensiva el hermano menor.

-Ay, Julio.- dijo Lupita.- ya te he dicho miles de veces que tienes que ponerle llave cuando vayas al baño, alguien puede entrar sin tocar y tu haciendo tus necesidades.

La familia y Diego empezaron a discutir en voz alta. Gran oportunidad para que el mini Ari bajara el baño y saliera de este sin problema alguno.
Por su desgracia, se tropezó en medio del pasillo dándole la vista perfecta a la familia discutiendo. Temo se percató de ello y rápidamente empezó a señalar la ventana.- Oigan, ¡creo que vi algo afuera!
Así todos voltearon para ver qué era lo que había visto el castaño y Ari saliera corriendo a la habitación de su Temo para encerrarse en ella.

-¿Pos que tenemos que ver o qué?

-Nada...bueno, Diego y yo ya nos vamos a la habitación. Que rica comida y que rica agua. Nos vemos mañana.- todo lo dijo rápido dejando a la familia con un signo de interrogación en sus caras.

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A la mañana siguiente Ari estaba parado en frente de la puerta de los López. Se movía para adelanta y para atrás con su mano al aire a punto de tocar la puerta. Por más que lo quería intentar no podía.
Luego de unos segundos más tarde la puerta fue abierta por Diego.

-Vaya, vaya.- sonrió cínico el azabache.- Mira quien tenemos aquí.

-¿Qué haces aquí?- respondió Ari sacado de onda.

-Haciéndole compañía a mi mejor amigo. Después de lo que le hiciste necesita de mis cálidos abrazos.- dijo satisfactorio haciendo que el otro hiciera un gesto no muy común en él. Un disgusto que no le agradaba sentir a Aristóteles. Y es extraño porque jamás se había sentido así y más porque el mejor amigo de Temo pasará más tiempo a lado de él que el mismísimo Aris. En eso sale el castaño.

-Aja, si. Okay. Temo, ¿podemos hablar?.

-¿Ahora si quieres hablar conmigo?- respondió el castaño. Cruzó sus brazos y miró hacia otro lado.

-Por favor, Temo. No te pongas así. Mira, lamento por cómo me comporté ayer. Pero te pusiste muy raro ayer y...

-¿Cómo? O sea, hace días que quería hablar contigo para aclarar todo y tú te diste la media vuelta y me ignorabas. Yo sé que dijiste que quieras tiempo, pero necesitaba decirte que quería a mi mejor amigo a mi lado y a ti te valía. Ahora ¿quieres platicar conmigo después de todo lo que me hiciste? Lo siento, pero necesito que ahora me des mi espacio. Luego hablamos.- dicho esto, el castaño tomó el brazo de Diego y juntos entraron al departamento de los López.

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Querían capítulo largo? Pues aquí lo tiene xd. Algo gracioso a mi parecer.
Espero les guste y no creo actualizar ahora tan seguido porque ya entraré a la escuela la próxima semana </3 pero espero subir un capítulo antes de entrar.

Por cierto, gracias por los +3k de leídos <333 los amo!

2x1 (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora