| Más que su jefa |
Miranda estaba sentada en el fino mueble de centro del "showrun" de James, mientras Nigel y Andrea estaban en un banco alto, detrás de ella. Desde ahí se podía divisar el desespero en Miranda. Estaba frunciendo los labios y meneando con hostilidad la punta de su lujoso tacón.
Todos estaban a la espera de que James saliera a mostrar los diseños principales para la colección de primavera. Era una fecha importante para la compañía y una de las colecciones más esperadas por los seguidores de la reconocida revista.
- Disculpen los minutos de retraso, hubo un pequeño inconveniente con una de mis modelos. -Se disculpó James, mirando hacia las pocas personas en el recinto y en especial dirigiendo su mirada a Miranda.
La editora asintió, luego de un sugestivo movimiento en su ceja derecha.
- Para esta colección de primavera tenemos una diversidad en vestidos coloridos de tela lino. Diseños sencillos, que en compañía de algunos accesorios, los cuales enseñaremos de inmediato, harán lucir a cada mujer totalmente hermosa. -Dijo James en apertura.
- Observa su mirada. -Susurró Nigel al oído de Andrea. -Mira el movimiento de sus ojos, la manera en que frunce el ceño y los labios. ¿Ya sabes lo que eso significa?
- Sí. Creo que esto no le está gustando nada. - Contestó Andrea con voz casi inaudible.
James se esforzó por enseñar toda la colección que había diseñado durante meses, pese a las miradas de desaprobación de Miranda. Colocó todo el empeño en mostrar que sus diseños representarían un éxito más para Runway pero fueron intentos fallidos.
- Tienes dos semanas para preparar una colección que haga un verdadero éxito en Runway. No me hagas perder el tiempo. -Dijo Miranda antes de levantarse y caminar a la salida.
James no replicó lo más mínimo. solo asintió, hizo seña a las modelos para que regresarán a los bastidores, mientras él trataba de recoger del piso la vergüenza que había pasado.
Andrea y Nigel se levantaron de inmediato y siguieron a Miranda.
- Odio cuando me hacen perder el tiempo. - Dijo Miranda, colocándose los finos lentes de Prada, antes de entrar al coche.
Nigel regresó en el coche que lo había llevado hasta ahí y Miranda regresó junto a Andrea a Runway. Todo iba en completo silencio.
Miranda llevaba sus lujosos lentes negros, con los que era imposible saber hacia donde miraba, iba como siempre: totalmente erguida. Andrea con disimulo miraba el rostro perfecto de Miranda y mordía su labio inferior. Esa mujer causaba estragos dentro de ella.
. . .
Daban las 6 de la tarde y Andrea continuaba atendiendo llamadas y apartado importantes citas para Miranda. Ni siquiera pudo levantarse a ir al baño, pues perder una llamada para Miranda sería tal vez asegurar su despido.
Emily ya se había ido porque tuvo una emergencia familiar y por supuesto eso significaba que había doble trabajo para Andy.
Miranda estaba en su oficina con la mirada fija en su ordenador, perdida en un sinfín de pendientes.
- Andrea. -Llamó, Miranda.
La asistente se levantó como resorte al escuchar la voz demandante de su jefa y se encaminó a ella de inmediato.
- Aquí estoy, Miranda. -Respondió Andrea, sujetando tímidamente el borde de su atuendo.
- Quiero un caffè macchiato. -Dijo ella, quitando sus lentes.
Andrea tragó en seco al ver los profundos ojos verdes de Miranda mirarla con intensidad sin el estorbo de sus lentes. Se sintió como un acné al percibir el escrutinio al que estaba expuesta bajo la mirada de la editora.
- Miranda, está lloviendo demasiado fuerte y he amanecido con grip...
- He dicho que quiero un caffè macchiato. Tu trabajo es irlo a buscar, no darme detalles de tu historial clínico. -Le interrumpió sin más. Miró su reloj y continuó. -Lo quiero en 15 minutos sobre mi mesa. Tienes el tiempo justo, Andrea. Es todo.
La señorita Sachs se estremeció por completo al sentir la imperatividad en las palabras y gestos de Miranda. Sin un reproche más, luego de ver aquel movimiento de "despido" con sus manos, salió con la cabeza gacha dispuesta a hacer exactamente lo que su jefa había impuesto.
Tomó su chaqueta, una sombrilla del perchero y salió casi corriendo hacia la cafetería. Por fortuna la cafetería del exclusivo gusto de Miranda no estaba demasiado lejos.
En 15 minutos Andrea consiguió tener el macchiato sobre el escritorio de Miranda.
- Está demasiado frío y ... no sé, no está en su punto. Por favor, Andrea. A tu lista de deseos deberías agregar suficiencia. -Dijo con desagrado después de dar un sorbo al caffè.
Andrea sintió un nudo en la garganta al escuchar tamañas palabras despectivas y con los ojos húmedos regresó a su lugar de trabajo.
. . .
Aquella mañana Miranda llegó con su paso imperioso a la oficina más elevada del edificio Runway y al sonar de sus tacones gamuza de Hermes, todos iban corriendo a estar estáticos en su puesto de trabajo y casi dispuestos a hacer una reverencia cuando ella los mirase.
Llevaba un abrigo verde de Dennis Basso sobre un lujoso vestido poliester de Donnan Karan, un cinturón café con hebilla de bronce de Cavalli. Sus típicas impresionantes y malévolas gafas de sol en combinación con una cartera de reptil de Fendi. Desprendía un empoderamiento innato. Era más que perfecta.
- ¿Puedo saber la razón por la que mi café no está sobre mi escritorio? ¿Ella murió o algo? -Preguntó con tranquilidad.
Emily sonrió con malicia al escuchar la pregunta llena de sarcasmo de su jefa. La pobre Andy seguramente debía pasarlo muy mal con todas las exigencias de Miranda, ¡cuanto disfrutaba ya no ser la número dos!
Se levantó con agilidad y fue hacia la oficina de Miranda.
- Andrea no vendrá hoy. Tiene excusa médica. -Respondió Emily.
- Ok. Pon a la diseñadora Downey en mi línea. Necesito hablar con ella, luego busca la dirección de Andrea y me la envías por correo. Es todo. -Dijo Miranda devolviendo su mirada al ordenador.
Emily sabía, como todos, que luego de aquella expresión no venía absolutamente nada más. Salió hacia su escritorio a trabajar por ella y por Andre. A la muy tonta se le había ocurrido enfermarse precisamente poco antes del importante desfile de primavera.
. . .
Aunque tratara de no darle importancia, le inquietaba saber de Andrea. Debía ser demasiado fuerte su malestar para que ella faltase al trabajo.
Guardó algunas cosas en los cajones de su escritorio, tomó su cartera y pidió que su chófer estuviera listo en menos de cinco minutos.
- Emily, cancela todas mis citas por el resto del día. No atenderé hasta mañana. -Dijo al pasar cerca de ella.
- De inmediato, Miranda.
Después del dato proporcionado por Emily, Priestly caminó con su original elegancia hacia la salida. Abordó su limusina y le dio la dirección de Andrea al chófer.
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Ella está algo preocupada. Tal vez no es tan insensible como parece.
Gracias por leer, bellas.
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| Más que su jefa |
Genç KurguMiranda Priestly era todo lo que una mujer desearía ser. Era simplemente perfecta. Tenía glamour, clase, prestigio, belleza, fama y una cuenta estimada con muchos ceros a la derecha. No tenía esposo, no tenía hijos, tenía amplia libertad. ¿Qué más d...