2. Chocolate y tabaco.

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La casa del chico quedaba bastante alejada de la mía, vivía prácticamente en una hermosa y gigantesca casa en medio del bosque, tenían un galpón justo a un costado, podía ver una rueda de motocicleta sobresalir ¿Será suya?

– Bien, vamos. No confío en que estarás aquí cuando regrese al auto.

– No pienso correr.

– No te estoy preguntando.

Mirándome mal.

Girando los ojos, maldije a todos sus antepasados y salté fuera de su jeep, el jodido era alto.

Abrazando mi cuerpo lo seguí, entré a la casa con él, tomé asiento en el sofá de la sala y pacientemente miré cada rincón de su casa mientras él tomaba todo lo que necesitaría. Serían largas semanas.

– Ten, tienes frío.

Lanzando hacia mí otro de sus polos, esta vez más grueso que el anterior, llevaba su aroma...

– Gracias... – viéndolo en camiseta– ¿Tú no sientes frío?

– Los hombres lobo tenemos una temperatura corporal elevada, no sentimos frío, menos durante el calor del apareamiento, nuestra temperatura corporal se eleva unos grados más.

– Pero yo soy un hombre lobo y estoy congelándome.

Pasando los brazos por su polo, subí el cierre y froté mis brazos.

– Tú viviste como una humana, no controlas nada de lo que deberías, por lo mismo tendré que entrenarte y darte algunas lecciones.

¿En la cama dices?

– ¿De qué?

– Mañana temprano iremos a correr, explotaremos tus habilidades para que la exigencia del cambio no te de una mala pasada.

– No soy buena corriendo, no soy buena en ningún deporte.

– La mente es más poderosa de lo que crees, primero necesitas aceptar la idea de lo que eres, Sam nos advirtió que estabas en una negativa terrible cuando te viste obligada a cambiar por primera vez.

– ¿Él les contó lo que sucedió?

– Todo quien era candidato sabía de la sobrina perdida de Sam y lo que sucedió.

– ¿Y no se te prendió el foco cuando me presentó Emma?

– De Emma escuché que eras una huérfana sin manada y que te habían aceptado, pensé que eran dos chicas diferentes, creí que Sam te dejaría en casa con los escoltas y quien fuera elegido llegaría allá, algo así dijo mi padre, por cierto, odia que le digas tío, solo llámalo por su nombre de pila.

– Está bien... no suena tan descabellado, de hecho era posible que hubieran dos chicas, por cierto ¿Quién es Leah? – viéndolo tomar un par de cosas en el baño de la planta baja– Emma dijo que iba a matarla.

– Leah es la Omega que mi padre quiere como nuera, ella no quería que tomara este cargo, pero como hablamos de una loba inexperta y descontrolada, papá quiso que el próximo alfa de la manada tuviera los créditos por reformarte.

– Ni que fuera una ex convicta. No voy a ser una carga, dile a la tal Leah que se tranquilice.

– No lo va a hacer, es una Omega pero cuando está enojada... no quieres estar en la misma habitación que ella, se toma muy en serio su papel de mi Omega.

– ¿Y tú quieres eso? Digo ¿Que ella fuese destinada para ti?

– No importa lo que yo quiera, importa el bien de la manada, mi padre nos ha guiado por muchos años, la manada está en sus mejores tiempos, si él dice que es lo mejor pues lo haré.

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