10. Cuando pequeños.

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Sin apartar la mirada, gruñí y arañé la tierra bajo mis patas, me costaba horrores controlar mis impulsos para no saltar sobre su cuello y matarla, era todo lo que mi cabeza pensaba ahora, ella y Jackson, porque prácticamente hacía esto por él, la mordida me hizo malditamente posesiva, él era mi pareja hasta que el calor terminara, o bueno... hasta que nosotros demostráramos lo contrario.

– Becca, no olvides quién eres – acercándose sin detener este enfrentamiento– la violencia no es la única manera de poner fin a los problemas, piénsalo, medítalo – ella dio un paso dispuesta a morder mi pata, en el ultimo segundo di un salto hacia atrás impidiéndoselo, Jackson me distraía– Becca, solo escúchame ¿Quién eres? ¿Qué papel cumples en la manada?

Entonces lo comprendí.

Soy una maldita alfa Leah – levantando la cabeza, firme– los omegas deben mostrar cierto respeto hacia nosotros ¿Quién te crees que eres para intimidarme? – gruñí cerca de su rostro– yo no nací para seguir las ordenes de nadie, menos las tuyas – di un paso, ella retrocedió bajando sus orejas– así que ahora darás media vuelta y te marcharás de aquí, esta era mi manada y vine aquí para recuperarla, mí – remarcando– pequeña manada – Emma saltó hacia nosotras en su forma lobuna para apoyar a Leah, ladré y gruñí hacia ella viéndola bajar las orejas y gemir– tú, pequeña oportunista, desde pequeña supiste hacia donde debías apuntar, sabías que si yo me iba, Leah reclamaría su lugar, por eso te quedaste con ella ¿O vas a negarlo?

Leah la miró.

"Yo... yo no hice eso, es mentira Leah, lo hace para hacernos discutir".

"Fuera de aquí".

"No recibo ordenes de..."

"¡Fuera de aquí!"

Chilló dando media vuelta, sujetó la ropa con su hocico y corrió en dirección al bosque, Leah la siguió segundos después nada feliz, había ganado la batalla, pero teníamos pendiente aún la guerra.

– Bien nena, muy bien – acarició mi cabeza– así es como debe actuar un alfa, no utilizar la violencia con los suyos, sino hacer respetar tu lugar en la manada ¿Ves como encajas perfectamente? No tenías idea de como actuar en situaciones como estas, pero lo hiciste de maravilla.

Volví a ser humana levantando la vista.

– Supongo que tengo un buen profesor – sonriendo– ¿Me prestas tu camiseta? Rompí mi ropa.

– Oh, claro – apresurado se la quitó entregándomela– de regreso pasaremos a ver a los cajones en los árboles si encontramos algo.

– Está bien – ya cubierta– gracias Jackson.

Besé su mejilla.

– No dejaría que estuvieras desnuda por ahí, no es nada.

– No, lo digo por guiarme, en ese momento solo quería matarla, gracias por ayudarme a no competer un error, nadie merece morir, menos por lo estúpido que son los celos.

– Si yo fuera tú, sí las habría matado, a ambas.

– Alexandra... chicos... yo sé que son sus amigas, lamento lo que dije e hice, ni siquiera me detuve a pensar en eso.

– Ahora que lo dices, suena bastante lógico que Emma se aprovechara de la situación, siempre le daba el favor a Leah aún sabiendo que estaba equivocada, vigilaba a Jackson, cada maldito movimiento y luego se lo contaba a Leah, es como si quisiera ser su segunda al mando o algo así cuando se hiciera el cambio de Alfa, eso le daría una buena posición en la manada.

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