18. Cómo son las mujeres de Nueva York.

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Gracias al despertador, abrí mis ojos estirando mi cuerpo, me sentía tan bien, tan relajada luego del sexo que tuvimos anoche... ya veremos que me dice el señor Hale a mi lado, terminé metiéndole dos dedos y el vibrador por el culo, supongo que le dolió, porque joder, cómo se quejaba este hombre, pero yo sé que muy en el fondo lo disfrutó, solo quería hacerse el macho, después de todo el punto G de los hombres lo tenían en el trasero.

– Jackson... si no despiertas llegarás tarde al trabajo.

El grupo de logística debía reunirse a las nueve de la mañana, eran las ocho y aún debíamos tomar un baño.

– Jackson...

Hizo un par de sonidos casi inaudibles, pero no despertaba, debía recurrir al plan B.

– Amor... – sentándome a horcajadas sobre él– vas a llegar tarde, abre esos ojos – besando su cuello– Vamos Jackson, deja de ser tan perezoso... – mordisqueando la zona sin llegar a perforar, pero ganas no me faltaban, me sentía deseosa hoy– Ey cariño...

No pude contenerme, mordí su cuello succionando lentamente, que deliciosa sangre tenía...

– Vaya... alguien despertó con hambre hoy.

Su voz más grave de lo normal, acarició mi cadera, por fin había despertado.

– Lo siento, no pude contenerme, es que tengo hambre.

Lamí la zona viendo los cuatro perfectos agujeros en su cuello, quizás me excedí.

– Dame algo a mí también, no te imaginas cuanto me duele el culo.

Sin decir más, me acercó a él bebiendo a largos tragos apretándome contra su cuerpo, él estaba más hambriento que yo.

– Tengo que correr hoy, no bebas tanto...

– Lo siento.

Separándose, lamió la herida y me observó.

– No me di cuenta.

Excusándose.

– ¿Estás bien? Te veo decaído.

– Solo me duele el culo, prometo no usar más juguetes anales contigo.

Me salí de encima, realmente parecía enojado, pero no me contaba nada.

– ¿Te duele mucho? ¿Estás enojado conmigo?

– Lo disfrutaste anoche, eso es lo importante. Tú siempre aceptas mis fantasías, yo acepté la tuya y estoy bien con eso, tranquila.

Levantándose de la cama, cojeó hasta el baño cerrando la puerta, segundos después se escuchó el agua de la ducha.

– No me dijo si estaba enojado... – cabizbaja– iré a tomar una ducha al otro baño entonces...

Tomé la camiseta que Jackson ocupó anoche y la llevé conmigo, di el agua y dejé que esta se llevara mis preocupaciones, al parecer no habrá más dedos en el trasero pronosticados para el futuro.

**

Caminé hasta la cocina ya vestida para el agotador día que tenía por delante, prepararía el desayuno para ambos antes de ir a trabajar, al parecer, hoy nos veríamos en la cena.

– ¿Qué quieres para desayunar?

Viéndolo pasar frente al mueble americano.

– No desayunaré hoy, ya es tarde y me demoraré en llegar gracias al dolor de culo, nos vemos por la tarde Becca.

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