Capitulo 19

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Posé mi sexta cerveza en la pequeña mesa negra y redonda a un costado de la pista mientras movía mis caderas, casi olvido lo mucho que adoraba este vestido, negro y ajustado con pequeños brillos, corto, escotado en la espalda, se complementaba realmente bien con un par de enormes tacones que me hacían ver varios centímetros más grande y al mismo tiempo estilizaban mis piernas, me veía de infarto, sobre todo porque decidí alisar mi cabello y maquillarme, algo que hace mucho tiempo no hacía. Antes de salir de casa me observé en el espejo viendo a la misma chica que se fue de fiesta la ultima vez en Nueva York antes de ser drogada con ese maldito mata lobos, espero que hoy no tenga el mismo desenlace.

– Esto es malo.

– Esto es muy malo.

Tenía a DIDI a mis costados observando en todas direcciones, ni siquiera un misero lobo se ha acercado a mí, el rostro de pocos amigos que ponen estos chicos los ahuyenta en segundos, y en parte es lo mejor, no tengo ganas de ser molestada por ningún lobo puberto con complejo de machito, ya me quedó claro el tipo de enseñanza de aquí.

– Relájense por favor, ni siquiera están bebiendo ¿Qué tanto observan?

– Jackson nos envió un mensaje a ambos.

– Está preguntando por ti.

– Ya ¿Y?

No entendía a qué iban con eso.

– Y no sabemos si decirle donde estamos.

– Él puede enojarse.

– Díganle – encogiéndome de hombros– me da igual, no voy a marcharme, a mí me encanta ir de fiesta, no cambiaré mis hábitos por Jackson.

Bebiendo un nuevo sorbo.

Cómo me gustaría sentir los efectos del alcohol, podría ser más jodida que ahora.

– Eres la mujer del próximo Alfa, no deberías darle problemas.

– Entonces está bien qué él no llegue a casa y se vaya a beber ¿No es así? – cruzándome de brazos– si él lo hace está bien, él puede joderme.

– No es lo que quise decir...

– Becca... por favor – prácticamente rogando– vamos a casa.

– Iré a bailar – terminando mi cerveza– si quieren pueden quedarse aquí a mirar o ir a sus casas.

– Becca...

– Adiós DIDI, los recordaba más divertidos.

Intercambiaron miradas.

– De todas maneras, se va a enojar.

– Nosotros no veníamos hace mucho.

– ¿Deberíamos?

Voltee emocionada escuchando su conversación.

– ¿Y bien?

Encogiéndose de hombros.

– Tú no obedeces jamás, es un desperdicio venir y no divertirse.

– Bailaremos, beberemos, pero solo para cuidarte.

– Dile como quieras Dominique – tomando la mano de ambos– vamos a mover el esqueleto, la noche es joven.

– Jackson viene para acá.

Dante me enseñó el móvil, tenía el pánico grabado en el rostro.

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