28. Aullido.

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De camino al pueblo, cada quien llevó a su protegido al área que se le asignó, hogar para menores y refugio. Yo llevaría a la niña al hogar, pero un aullido conocido me llamó directo a casa de los Hale con extrema urgencia ¿Qué habrá pasado? ¿Algo le pasó a Thomas? Ese aullido era de Dominique.

Corriendo con Alessia aún en la tela que cargaba en el hocico, corrí a todo lo que mis patas dieron sin perder el control para no lastimar a la pequeña, no podía ir tan rápido como quisiera, pero sentía mucho miedo de que ese par de idiotas se descuidaran por un momento y que algo le haya pasado a mi hijo.

El dolor en mi estómago se intensificó cuando logré divisar la casa, el Jeep estaba estacionado fuera, lo que quería decir que Jackson ya estaba aquí. Rodeé la casa y salté la verja colándome hasta el patio trasero de los Hale, ahí estaban todos, Tyler y Derek en la parrilla asando un poco de carne, Jackson y los gemelos jugaban con Thomas, Daiana terminaba de colocar la mesa junto con Tom.

– ¿Qué pasa? ¿Por qué me llamaron con tanta urgencia? Parece estar todo bien.

Cargando a la niña en mis brazos ahora, regresando a mi figura humana.

– Así que ella es mi hija – Jackson caminó hasta nosotras con Thomas entre los brazos– Fue la entrega más exprés de la cigüeña ¿Cuál es su nombre?

– Jackson... ¿Qué...?

– Sentiste lo mismo que sentiste cuando conociste a Thomas, la misma conexión que yo también sentí – acarició el cabello de la pequeña– así que avisé en casa, mamá está feliz de conocer a su nueva nieta y por lo que veo, ella es la siguiente en la línea de sucesión.

– Señorita ¿Quién es él?

La pequeña susurró con el volumen suficiente para que ambos escucháramos.

– Jackson lo dices en serio ¿Podemos? Creí que te enojarías, creí...

– El corazón es quien toma la última decisión siempre cariño, y yo pequeña soy tu nuevo papá y esta hermosa señorita tu mamá.

– ¿Tengo una nueva familia?

– ¡Es hermosa! Déjame cargarla por favor.

Daiana se acercó dando brincos hacia nosotros.

– Claro, por supuesto – sonriendo– Ella es tu abuela ahora Alessia, nosotros somos tu nueva familia y este pequeño – cargando a Thomas– es tu hermano menor, vamos a ser muy felices juntos, en este pueblo todos nos cuidamos entre sí.

– Tiene tus ojos Becca – Tom se acercó a la pequeña también, viéndola con ternura– tendrás una familia muy grande hija.

– Lo sé tío, ella es... es preciosa.

Cargando a ambos niños añora, ambos felices.

– Lo primero que haremos cariño – viendo a Alessia– es conseguir algo de ropa y tomar un baño, yo también tengo mucha tierra encima ¿Lo hacemos juntas?

– ¡Sí! – emocionada– nunca he tomado un baño en una casa, siempre viví en esa cueva, hacía mucho frío en el invierno.

Tembló.

Probablemente recordando lo que sintió en esos momentos.

– Nunca más pasarás por eso cariño, no volverás a sentir frío o hambre.

– Iré a comprar ropa para Alessia, mi padre tardará un rato en que la carne se haga, aprovecharé ese tiempo ¿Traigo algo para ti?

– De todo cariño, por favor, para ambas – besando sus labios– ¿Te llevas a Thomas?

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