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Yoongi se inclinó suavemente contra su compañero, gimiendo ronco y bajo al sentir a SeokJin estremecerse debajo de él. Unió ambos pechos húmedos intentando no moverse brusco y suspiró.

El general Min podía vivir solo de momentos como ese, respirando cada gesto y sonido que su omega soltaba solo por y para él.

Perdido por el príncipe, el alfa se acomodó sobre su delicado cuerpo cuidando no aplastarlo ni lastimarle con el nudo aún hinchado en su cálido interior.

SeokJin gimió adolorido y sonrió con un dulce sonrojo cuando Yoongi se disculpó por su movimiento con un pequeño beso en la punta de su preciosa nariz. 

El general disfrutó el suspiro lleno de amor que su omega exhaló e impulsado por el latido de su corazón, llenó su precioso rostro de pequeños besos en cada centímetro de su lienzo de porcelana. 

Las suaves aguas del lago les rodeaban en todos los ángulos, cubriendoles hasta la cintura con una cálida sensación casi tan cómoda como el calor mismo que cada cuerpo emitía junto al otro. Las aguas se mecían suavemente contra sus desnudos cuerpos a cada beso que con absoluto amor y devoción se daban, recostados sobre una roca en un punto dentro del lago, alfa y omega nuevamente se habían entregado sin pudor ni restricción.

El rostro húmedo de SeokJin brillaba tan precioso e inocente bajo los suaves rayos de la mañana, con el resplandor de saberse y sentirse amado por su compañero de eternidad. Su cuerpo decorado en posesivas marcas rojas descansaba tendido y aprisionado entre su alfa y la dureza de la roca.

Esperando paciente y fiel hasta que su compañero pudiese salir de él y regresaran a su hogar a continuar con sus labores diarias.

El alfa acarició su mejilla con la punta de sus labios y plantó un casto beso en su esponjosa mejilla color melocotón.

SeokJin sonrió amplio y suspiró.

El alfa acarició su rostro con sus delgados labios, delineó la curva de sus suaves mejillas y alejó los mechones húmedos de su frente a cada beso que le dedicaba.

Yoongi se apoyo más contra la roca en la que su omega se encontraba recostado, descansando su peso sobre sus codos a cada lado del rostro de su amor y le sonrió.

Absorbió cada detalle de él y sin poder ni querer reprimirse, lentamente juntó sus labios y le besó.

El suave sonido de la mañana les acogía a su alrededor, recordandoles la suerte de sus destinos, acallando los suaves gemidos que entre sus labios escapaban y se ahogaban en el cuerpo del otro.

Sus ropas les esperaban en tierra firme, colgadas de las ramas de un pino que se había convertido en testigo de cada prueba de amor declarada el uno al otro.

Yoongi comenzó a acariciar los húmedos cabellos de su omega y le vio adormilarse con su tacto y aroma.

El alfa sonrió suavemente y acarició los gruesos labios hinchados de SeokJin.

Una vez sintió su nudo desinflamado, salió lenta y cuidadosamente de él. Temiendo lastimarle o causarle el más mínimo dolor, poco a poco se alejó del calor de su interior.

SeokJin hizo una pequeña mueca y mordió su labio inferior tan pronto salió.

— ¿Te he lastimado? Perdóname por favor... — Murmuró el general de inmediato.

— Estoy bien... — Susurró el omega y acarició las cejas preocupadas de su compañero.

Yoongi asintió culpable y aún si el príncipe le sonreía con dulzura, dejó un nuevo beso sobre su frente y con delicadeza le tomó del torso para ayudarle a incorporarse.

Al anochecer (SuJin) Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora