29.

1.7K 327 129
                                    

— ¡¿Cómo osan mantener de esa manera a su alteza imperial?! ¡¿Cómo se atreven a tratarle como si fuese un vil criminal?!

El príncipe alzó la cabeza con esperanza cuando escuchó a Manwol pelear decidida y furiosa. Ofendida y aún más valiente y dura que él mismo.

Los guardias comenzaron a reír al agrio sonido de su voz.

— ¿Y usted quién se cree que es para alzarle la voz a una tropa de alto rango como lo somos nosotros?! — Exigió con furia un alfa de cabellos rubios.

SeokJin se encogió aterrado en su lugar y se congeló al notar cuán trágica se había tornado su situación.

Sus lágrimas secas ardieron al rudo tamborileo de su corazón y cubrió su boca al no soportar la realidad.

Unos guardias llevaban a la emperatriz hacia el centro de ellos.

La llevaban del brazo, tomada con fuerza como si no valiera nada y supieran de la traición al reino que indirectamente ella también cometió.

El interior del príncipe murió un poco más cuando notó que su pequeño cachorro se aferraba lloroso y asustado a las ropas de su mamá.

— Quien yo sea no es algo de lo cuál me tenga qué juzgar. — Escupió la emperatriz enfurecida. — He exigido una explicación a tan bajo e inaceptable actuar. No he pedido una cuestión a mi identidad.

El guerrero que le tironeaba del brazo comenzó a reír y todos rieron nuevamente con él.

— Me sorprende que goces de ese vocabulario cuando claramente ni siquiera perteneces aquí. ¿Eres acaso una ladrona? — Gruñó él con sorna. — He escuchado de todos ustedes. De la clase de escoria que son.

La emperatriz alzó su rostro con orgullo y fiereza hacia él. Soltandose de su agarre con un corto y seco movimiento.

— He escuchado que viajan en sucias caravanas y roban todas las aldeas que estén a su paso. — Continuó el alfa. — ¿Acaso también le robaste a él?

Manwol entonces también comenzó a reír sin diversión alguna.

— No pertenezco a ningún campamento cíngaro. — Escupió ella desafiante. — Y si lo hiciese tampoco es algo que me avergonzaría admitir.

El guerrero alzó su ceja y miró detenidamente a la emperatriz. Delineando sus ropas, cabello y cada rasgo en ella.

Manwol se mantuvo firme y sin emoción frente a él.

Valiente y hermosa, sosteniendo su vientre con una mano y a su cachorro con la otra detrás de ella.

— No mientas. Tú no eres más que una sucia gitana. — Le escupió el guerrero con desprecio.

Manwol sonrió.

— No lo soy. — Repitió ella bajo. — Pero tenga por seguro que si lo fuera me enorgullecería más ello, que ser una estulta y vana guerrera como lo es usted. — Le escupió.

SeokJin sonrió un poco cuando vio al enfurecido guerrero gruñir ofendido y sin ninguna palabra para contraatacar.

La emperatriz sonrió victoriosa y miró hacia el príncipe.

Le miró fijamente con un tipo de reconocimiento especial que SeokJin no supo catalogar más que como complicidad.

No había pizca de miedo en el rostro de ella.

No había duda ni temor.

Y el príncipe entonces comenzó a preguntarse qué tanto habría tenido qué vivir para mantenerse solemne y sin titubear.

Al anochecer (SuJin) Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora