—María, por fin. Llevo esperando mazo a que me llames.
—Vale, a ver. Te cuento. ¿Te acuerdas quienes vinieron con Alba?
—Eh... Joan... África y... un tal Famoso o algo así.
—Justo. Famous. Bueno pues, ¿te acuerdas de África?
—¿Qué pasa con ella?
—Estoy esperando a qué le den el alta. En cuanto vayamos a Madrid, vamos a quedar las tres y hablamos. Tengo mucho que contarte. Bueno, tenemos. Ella estuvo conmigo toda la noche.
—Y yo.
—Prefiero hablarlo en persona.
—Yo también.
—Estaré allí lo antes que pueda.
—Una cosa, Mari.
—Dispara.
—Busca a Alba. Necesito encontrarla.
—Haré lo que pueda....
21 de Agosto de 2019, 23:46
Aguardaba impaciente en el proceso de espera que conllevaba la aparición de la persona con la que daría comienzo el supuesto encuentro planeado. María dotaba de un agudo don para la impuntualidad.
—Natalia, son las doce menos cuarto, ¿no es muy tarde?—apuró mi progenitora con esa característica aura de inquietud.
—Mamá, esta conversación no se puede aplazar.Dicha espera recaía con mi anatomía posicionada contiguamente a la puerta principal de mi hogar.
—En fin... estoy agotada, me voy a la cama. No hagáis mucho ruido y dale un besazo a María, ¿vale?
Acatada su decisión y abandonando la estancia seguidamente, el timbre resonó minutos posteriores.
Abracé a María con unas fuerzas proporcionales a acarrear una muerte por el axfisio tras la aparición de la dicha por la puerta. Después de la separación, me cercioné de que aquel matiz pícaro por el que, con una frecuencia diaria, acostumbraba a decantarse, yacía plenamente inexistente en ella.
—Hola, Villar.
—Lacunza.—saludó en un intento malamente audible, depositando un beso en mi mejilla a continuación—Te presento a África. Bueno que coño, si ya os conocéis.El hecho de que su vocabulario sin filtros hiciera mella nuevamente en ella, acarreó una sensación de alivio ciertamente gratificante. Mari siendo Mari.
—Hola África. Me alegro de volver a verte—dije, propinando a la receptora del saludo dos sutiles besos a cada lado de su perfecto cutis.
...
—Voy a contártelo todo de seguido, no me interrumpas, ¿vale?—tras la posición que optamos por adoptar en lo que supondría la detallada narración de los hechos, el semblante serio de Maria incitó a interiorizar más profundamente su recién petición.
Me acomodé en el respaldo del sofá, focalizando mi visión en la butaca en la que ambas se posicionaron, con África en el posabrazos de esta.
—Vale, pero venga Mari, cuéntamelo ya.
Mi mejor amiga suspiró.
—Cuando tú y Alba os fuisteis a vete tú a saber donde, cerca de diez minutos después oímos el primer disparo. Mi capacidad de reacción fue nefasta. No creía lo que estaba oyendo. Es más, llevaba hablando con Afri prácticamente toda la noche y casi no fui capaz de reaccionar. Ni ella. Total, que tras el primero, vinieron más, y así hasta que vimos a todos esos hijos de puta acabar con toda la peña que tenían a su alcance. Pero no estaban matando a cualquiera. Solo a quienes intentaban atacarles de vuelta o huir descaradamente. El resto de nuestro grupo consiguió desaparecer, no se nada de ellos. Pero Afri y yo nos quedamos en shock y eso puede que fuera lo que nos salvase la vida. Básicamente porque cuando uno de esos malnacidos nos visualizó, nos hizo acompañarle hasta la playa y nos dejó de rehénes junto a varias personas más. Estuvimos ahí... toda la puta noche, joder.—un débil sollozo se escapó de su garganta, acto que me condujo a estrechar su mano más alcanzable entre la mía en señal del más sincero apoyo—Fue horrible. Tenía miedo. No fue hasta que empezó a amanecer que nos rescataron. No sé que cojones hizo la policía, una estrategia de las suyas, supongo. La cosa es que, cuando nos llevaron al hospital, como estábamos intactas, nos interrogaron a saco. Por eso tardé tanto en ir a buscarte, eso y que me desmayé y cuando me desperté tampoco tenía ni zorra de donde coño estabas. Tuve que acosar a una enfermera para que me diese la información. Que le jodan a la protección de datos, hostia ya. Y para variar, a África le entró algo, y como no paraba de vomitar porque su cuerpo rechazaba hasta el agua, le pusieron una vía temporal. Por eso hemos tardado más en volver, no iba a dejarla sola. Y pues eso, fin del cuento.

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Vivir en ti | Albalia
أدب الهواةConocer al amor de tu vida la noche que casi mueres y creer lo volver a verla nunca más.