3 de Ferebro de 2021, 18:45, Reggio Di Calabria (Suroeste de Italia)
Admiré la ubicación a tiempo real que me adjuntó. La previa comunicación textual que sustentamos tiempo atrás, dotaba de una similitud con respecto al contenido de la recién llegada, dado que nuestro único y último intercambio comunicativo digital tuvo lugar momentos previos a nuestro cálido encuentro con su actual ex, donde quedaba registrada la indicación para asistir.
Alba desconocía mi recién desembarco, dada mi iniciativa por ofertarle una sorpresa alternativa.
Una sensación embriagante impregnó su positiva esencia en mi persona, tras ser conocedora de la esperanza que habitaba en la ilicitana pese a la incertidumbre a la que estaba sometida dada la inexistencia de una confirmación por mi parte a la oferta que plasmó en la carta que recibí un mes atrás.
A ver cómo coño le explico al taxista que me lleve a una playa sin nombre.
—Excusez moi, monsieur—saludé tras estacionarme en el asiento delantero del vehículo que otorgaba aquel oportuno servicio público.
Natalia, que coño haces, que eso es francés.
Probemos con el idioma internacional.
—Excuse me sir, I need you to guide me to this address.
—Sure, lady. Where are you from?—correspondió amablemente.
—Spain.
—Pues yo hablar español perfección.Ya veo.
—Vale... pues, esta es la dirección.
—Ni fucking idea del sitio, pero yo conducir a chica sin problema. Mi nombre es Carlo—cumplimentó, emprendiendo la ruta seguidamente, tras orientar el respectivo trayecto en el GPS.
—Encantada Carlo, yo soy Natalia.
—¿Por qué viajar aquí tú?Graciosa pregunta, Carlo. Sopesé una correspondencia sincera.
—Amor.
—Oh, me gusta a mí historias de amor.
—¿Ah, si?
—Sí. ¿Cómo se llama tu amor?
—Alba.
—Oh, bonito nombre.
—Es precioso.Como ella.
—Espero que tú feliz con Alba pronto.
—Gracias Carlo, yo también....
20:12
El sur de mi anatomía entró en contacto con la rugosidad de la que se comprendía la arena. Pese a la merma a la que se veían sometidas las temperaturas propias de la gélida estación que aglutinaba Febrero, un céfiro un tanto húmero envolvía el estado meteorológico actual.
Un gratificante flujo de adrenalina tramitaba por cada recoveco de mi sistema ante la inminencia del porvenir.
La playa sin identificación, carente de catalogación siquiera, ofrecía una salvaje explanada en cuyo remate rompían las olas del mar.
Remate en el que, a medida que mi intervalo con el mismo aminoraba, yacía de cara al mar una menuda silueta.
Mi corazón bombeó, disparando una nueva sucesión de constantes vitales atropelladas, tras digerir como dicha silueta personificaba mi razón de estar pisando Italia.
Avancé.
La distancia interpuesta con mi objetivo aminoraba.
Veinte metros.
Diez metros.
Cinco metros.
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Vivir en ti | Albalia
FanficConocer al amor de tu vida la noche que casi mueres y creer lo volver a verla nunca más.