Noche ciento noventa y cinco sin Luna.
Nedi paseó por su desierta habitación. Había llegado a acostumbrarse al desorden que solía haber en ella, y recordó la ajustada residencia que tuvo durante sus días en el Sindicato. Allí apenas tenía tiempo para poner un poco de orden entre tantos exámenes y turnos de guardia, y aquí sucedía algo similar, aunque solo tenía un único examen y mucho ejercicio que hacer. En esos años, pensaba que esos exámenes eran las pruebas más duras a las que se había enfrentado en su vida, pero entonces no tenía ni idea de lo que le esperaba. Aun así, no dejó de presentarse a ninguno a pesar de no haber estudiado u, algunas veces, tener muy poca idea del temario. Esa vez tampoco pensaba dejar de enfrentarse a su examen final.
Sin esperar más, metió la chaqueta reglamentaria de los Segundos Confederados en su maleta y terminó de ajustar la cremallera de su mono gris. Descabezado estaba detrás de él y recorría cada rincón de la habitación con su escáner.
—Amo Nedi, ¿está seguro de que no se deja nada? ¿Ha revisado que lleva el cepillo de dientes en el neceser?
—Llevar el cepillo de dientes es mi última preocupación ahora mismo, Des.
—¡Yo no tengo dientes, amo! Pero la salud bucodental es muy importante para los humanos, sobre todo para usted y sobre todo en este momento. No le conviene tener una sonrisa en mal estado ahora.
—¿Qué insinúas?
—Es que he visto que al príncipe Painrais le gusta verle sonreír. Cuando usted sonríe, él sonríe.
Nedi se puso tan colorado como los láseres de Descabezado, y fue al reducido cuarto de baño con prisa. El cepillo de dientes estaba en el lavabo.
—Al final voy a tener que llamarte «Vidente», y tú vas a tener que llamarme a mí «Descabezado» —farfulló Nedi con una sonrisa tonta, y metió el cepillo en el neceser. Cuando regresó a la habitación se encontró a Kilara que acariciaba al robot como si fuera un caniche. Los ojos de Descabezado se pusieron como dos pequeñas ondas y emitió unos zumbidos alegres—. ¡Kilara! Me alegra verte.
—A mí también, Nedi. Quería despedirme antes de que os marcharais.
Descabezado rodeó una de las piernas de la extraterrestre con sus brazos de metal.
—¡No! —sollozó el robot.
—Descabezado me está representando ahora mismo.
—Me encataría regresar, pero Arann Victoplus quiere que me quede. Mandará a su hijo en mi lugar para que aprenda sobre la Tierra, y también asistirán un par de miembros de la corte real.
—Creí que Kazrar no vendría...
—No hay nadie mejor que él para representar a Arann Victoplus. Vuestro presidente se quedará pasmado cuando le vea en la Humexpo. Los plutonianos no hemos recibido invitación.
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Hipersomnia: Segundos Confederados | SC #2
Science FictionSi no puedes volver a despertar, el sueño será tu pesadilla. - Segunda parte de la Saga Confederados. ¡Alerta por spoilers de «Insomnio: Primeros Confederados»! - La Tierra. Año 3514 d.C. Unos años después de la catástrofe que supuso la pandemia de...