Capítulo 23: El sujeto 06

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Tercer día de la Humexpo

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Tercer día de la Humexpo. Hangar 1.

El Ascensor de Evacuación llegó hasta uno de los cuatro hangares situados bajo el Edificio Krasdor. El aire estaba viciado porque no había ni una rendija para que entrara la brisa del exterior. Una línea de luz verde recorría el suelo y el techo, que alumbraba lo suficiente para distinguir las formas de los vehículos aéreos aparcados. Naves de todo tipo y tamaño recargaban sus baterías en las plazas de aparcamiento, que estaban separadas por columnas de acero. Un letrero resplandeciente situado en cada uno de los pilares indicaba el modelo de la nave y el número de plaza asignado a su dueño. No había ninguna nave que no fuera de alta gama, todas tenían fuselajes caros y algunas estaban tuneadas con alerones y plantillas de neón con diseños únicos que valdrían una fortuna. En algunas de ellas se podía ver la matrícula y el logotipo del fabricante. El ejemplo más llamativo era la Exelta Orion, una nave deportiva construida por la Industria Exelta. Cuando el modelo Orion salió al mercado, no se dejó de hablar de él en Clocktick durante tres meses, aunque casi ningún terrícola podía permitírsela. Tenía unas baterías tan duraderas que se consideraban ilimitadas, algo que permitía que los motores fueran más potentes de lo habitual y la aceleración y el vuelo superararan a cualquier vehículo. Acorazada por fuera de materiales blancos y dorados, lujosa por dentro igual que el salón de un castillo de cuento, con camarotes en forma de torre y robots disponibles para todos los servicios. La Exelta Orion valía para ganar una carrera en el cielo, derribar una nave de guerra o simplemente vivir el sueño de sentirse como un rey en un palacio medieval flotante. Era la nave presidencial, que pertenecía en exclusiva a Reiseden.

Nedi se quedó de pie frente a la nave durante unos segundos. Mirar la construcción producía un efecto similar a cuando veía a su hermano: odiar la perfección.

—A decir verdad, prefiero la Nostradamus II antes que una Exelta de último modelo —farfulló, y se dirigió a Clisseria con un tono despectivo—: Más nos vale robar la nave si pretendes escapar de aquí, aunque dudo que alguien que no sea el propio Reiseden pueda tener acceso a los mandos. Deberías dejar que me fuera y quedarte. Todo va a complicarse. ¿Acaso crees que ir a rescatar a Aneiva será como salir a dar un paseo?

—Este rescate ha sido algo que he estado tramando desde hace tres años. Lo único que Aneiva y yo necesitamos es un lugar para ocultarnos, y sé que tú puedes ayudarme. Aun después de todo este tiempo, Dacio no ha conseguido encontrar esa supuesta base que tienen los Confederados.

—Podría hacerlo si te llevo conmigo a ella.

—Nedarien, te lo suplico... Si no vas a hacer esto por tu madre, hazlo por tu hermana.

—Tendré tus genes, pero no me siento como un hijo tuyo. Ni tú puedes sentirte como mi madre. ¡No mientas!

—Una madre nunca deja de serlo aunque la separen de sus hijos. Y en este punto, ya soy la única madre que tienes. —Clisseria se acercó a él—. No has recibido ni una sola noticia de tus padres adoptivos desde que llegaste. En el fondo, ya sabías lo que había pasado.

Hipersomnia: Segundos Confederados | SC #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora