Capítulo 3•

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Gua a subir la cantidad de comentarios a 50 porque osea se que pueden llegar :D Adiu.

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─Joven Erick, ¿necesita que llame a su mamá para...?

─No, no la necesito ─contesta casi levantando la voz y su mirada da para el otro lado de la calle─ si no vino es su problema, no necesito nada de esa mujer.

─¿Está seguro?

─Muy muy seguro ─afirma moviendo la cabeza suavemente porque aun siente el maldito llegando a su cuerpo─ ¿Puedes por favor abrirme las puerta?

El hombre camina hasta el automovil abriendolo para él, y limpia un poco el polvo del asiento trasero.

Cuando le está cerrando la puerta una mano delicada la detiene.

─Cariño ─dice aquella mujer con su lápiz labial brillante─ Se que no me conoces, soy la madre de Joel ─se presenta con una sonrisa.

El ojiverde asiente mirándola confundido.

Se parece mucho a su nuevo Alfa. Demaciado tal vez.

─Tu mami, me encargo que te de tus maletas. Vino aquí por la tarde y lo dejo todo acá.

─¿Ya están en la maletera? ─se atreve a soltar palabras por fin.

─Si pequeño ─afirma mirandolo con dulzura y lleva su mano repleta de objetos de oro a su mejilla rojita por el clima─  Joel puede ser un poco molesto y difícil de comprender aveces, pero tiene un lindo corazón, aunque pareciera que ni tuviera ─ríe con la mirada del más bajo atenta en ella─ yo se que tu lograrás cambiar su comportamiento.

─¿Usted cree?

─Yo lo sé, pequeño.

Esa señora con unos minutos de charla fue mejor madre de lo que fue su verdadera madre en tantos años.

─Gracias ─agradece con sinceridad y sube al auto dirigiendole una última mirada acompañada de una sonrisita.

Patricia da la vuelta sonriente y puede ver a Joel aun parado tan solo mirando como meten sus maletas a la maletera.

─Joel ¡Por dios! Se les hará tarde, sube al carro por favor.

─Aveces eres insopotable ─responde caminando hacia el auto pero su madre lo detiene─ ¿Qué quieres ahora? ─gira hacia ella bufando.

─Parece que tu Omega, tiene frío ─avisa señalandolo y Joel rueda los ojos por séptima vez esa noche─ Se caballero, y dale tú chaqueta ─ordena.

─¿Qué? ¡no! ─niega alejándose de ella y mueve sus manos en señal de negación─ ¿Estas loca? Yo me estoy congelando, y para ti es más importante darle mi chaqueta a ese estúpido.

─No es estúpido, Joel. Es tu Omega.

─No lo es ─afirma caminando hasta el carro─ Es demaciado poca cosa para mi, he visto Omegas más lindos.

Mentira.

Sus ojos jamás se cruzaron con unos tan bellos como los que posee ese Omega, y no tiene ni palabras para describir lo perfecto que se ve cuerpo. 

Sin despedirse de nadie abre la puerta y se mete empujandolo sin ser tan brusco.

Erick se queda a un costado temblando y cuando el automovil avanza pega su cabeza al vidrio respirando suavecito para mantenerse calmado.

─Ten ─dice el rizado pasandole su chaqueta sin dirijirle la mirada.

─¿P-Por qué? ─cuestiona dudoso en tomarla pero al final lo hace.

─No me hace tanto frío a mi ─se apura en aclarar─ Además mi mamá me obligó a hacerlo, yo jamás haría nada por tí.

Si eso es. Defíntimamente, el no lo haría por otra cosa.

─Oh ─suelta algo decepcionado bajando la mirada y termina de colocarse la chaqueta negra que huele a su Alfa.

Huele delicioso.

Los horas pasan y Joel casi adormilado siente una cabellera negra asiendo un pequeño peso sobre su hombro.

Cuando voltea, solo es Erick.

Sus ojitos cerrados y su respiración calmada, le sacan una sonrisa.

Sube su mano acomodándolo un poco para que este mas cómodo y deja un besito en su cabeza viéndolo removerse aun dormido.

Su Omega es demaciado adorable.



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