CAPÍTULO 21

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Estos serán capítulos exprés.
La intención es actualizar pronto.
Gracias.

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Daba una, dos, tres vueltas en la enorme cama.

"Una princesa"

Se repetía vez tras vez.

No lo esperaba, y aún si tampoco esperaba que fuera una simple campesina, el verla caminar al lado de los reyes con total naturalidad, siendo protegida en su andar por al menos 15 súbditos fue... imponente.

En cierto modo podría decirse que eso de liderar tantas personas no era algo desconocido para él, y tampoco el hecho de que hubiera personas leales y dispuestas a correr riesgos junto a ti, pero todo un reinado a sus órdenes, era demasiado.

Entrar al castillo, ver los Campos verdes y espaciosos que lo rodeaban, toda la servidumbre, los pomposos muebles, y los enormes escudos bordados en tela en muchas de  las paredes de sólida piedra fue algo que le hizo sentir cuan insignificante podría lucir su isla con climas hostiles, sus construcciones llenas de composturas debido a los accidentes con sus "mascotas" y con gente que desconocía una tela que no fuera áspera o pesada al punto de incrementar tres kilos al portador, empezó a sentirse incómodo.

Mérida los presentó como "el príncipe y la princesa de Reino Berk", y los reyes, aún algo confundidos hicieron según sus modales una reverencia de respeto y una bienvenida de palabra.

Se preguntó si era un halago por parte de Mérida, que los veía como alguien de la realeza, o si de algún modo lo hizo por qué sabía que Reyes los harían menos de haber sido presentados como "Jefes de la tribu de Berk".

Mascotas... Chimuelo!!

Debía ver a su amigo, pero ¿Cómo?

Sabía que en la puerta de su cuarto había al menos un guardia que podría derrotar pero prefería no fomentar el concepto que de de por si tenía ya  de los vikingos.

Vio la ventana cálculo que tan alto se encontraba, volver a subir no era problema, estaba seguro de que en los establos encontraría herramientas para reingresar a su habitación.

Bajó y procurando no ser pillado por nadie caminó hacia la zona boscosa.

Vio un movimiento entré unos lejanos árboles y supo que allí estarían sus dragones.

- ¡Chimu..¿Mérida?!- sí, allí estaban los dragones pero también Mérida, que preocupada por ellos ya les había llevado cubetas de alimento variada entre trozos de pan, manzanas y algunos pescados.

Ella volteo a saludarlo pero en seguida bajo la mirada algo avergonzada.

Hipo se preguntó por qué actuaba así hasta que un frío aire le hizo notar que había ido hasta allí con el torso desnudo, y es que en Berk hacia la mitad del tiempo frío y la otra mitad aún más frío, así que el clima de Dumbroch le había parecido oportuno para despojarse de un poco de ropa, pero el plan era que fuese solo en su  cuarto.

A Mérida no es que le espantara ver el pecho de un hombre, muchos varones allí solían ir con nada más que su Kilt y sus botas pero Hiccup... El verlo la hizo sentir distinta, sus mejillas le quemaban y tenía que usar buena parte de su fuerza de voluntad en no ver sus pectorales.

A ver, solo tenía que respirar, contar hasta tres y mirarlo únicamente a los ojos como si nada pasará.

1...2...3...

- Hola Hiccup, ¿También estabas preocupado?

El de las mejillas rojas y la intranquilidad hasta la coronilla ahora era el castaño, cruzó los brazos como si con eso pudiera cubrir gran cosa.

Los dragones no sabían qué era lo que hacía que los humanos cambiarán de color pero chimuelo corrió hacia su compañero dándole un tosco saludo y un biscoso lengüetazo.

- Hola...ummm, Machuelo procumeaba chucho.. digo!! Chimuelo me preocupaba mucho... preocupaba... Solo..yo..

- Ya revisé que estuvieran bien, y di instrucciones de no rondar por aquí a la gente del reino, tienen comida y, creo que tengo que regresar, mi madre servirá la comida en un rato así que si quieres comer con nosotros no demores demasiado.- caminó y... "no Mérida, no lo hagas, no!" Volteó para poder ver la espalda del chico antes de continuar su retirada "Mala, Mérida, mala, es el prometido de Astrid, no es correcto verlo"

Bueno apenas se supo solo, Hiccup empezó a reclamarse a si mismo avergonzado y teniendo como público a Marcail u chimuelo que creían que era una especie de baile y canto extraño. 

Estaba molesto con Mérida, ¿Cómo podía actuar como su todo estuviera igual? Ya nada era igual. Ahora eran como extremos opuestos, y no sabía por qué pero le dolía.

Regreso a su habitación y se vistió solo esperando la llamada a cenar.

- Ay, Mérida, Vikingos, VIKINGOS.- resaltó la Reina Elinor mientras supervisaba en la cocina junto con su hija que se sirviera la comida para su familia e invitados.

- Ellos no son como los libros los pintan, Madre. Estuve semanas con ellos y lo más cerca que estuve del peligro fue cuando unos aldeanos de Dumbroch me persiguieron.

- Tal vez son más inteligentes que eso, infiltsrse como amigos les haría más fácil la conquista del reino.- se tocó la cien cómo si tuviera una jaqueca

- Estás siendo prejuiciosa, lo que sabemos de ellos solo son leyendas.

- Las leyendas son ....

- ....lecciones!! Ya sé, pero no todas han sido justas con ellos.Voy al comedor.-dijo llevando una cesta de panes.

En el comedor la cosa estaba incómoda... Todos en la mesa y frente a la comida en total silencio esperando que alguien hiciera algo.

- Leí que los vikingos comen animales cuando aún respiran.- dijo el mayor de los trillizos haciendo de todos saltarán los ojos por aquel comentario.

Hiccup comenzó a reír, su risa era naturalmente encantadora, hasta parecía practicada.

- Nunca lo he intentado, temo que la carne cruda no me haría bien.- respondió generando en el resto esa confianza de no haberlo tomado a mal, Astrid estuvo a nada de levantarse indignada pero su novio era ... él. Quizá por eso era el jefe.

- Los hombres en Berk hacen largas expediciones, de modo que saben cocinar muy bien, tu podrías aprender de ello para que al viajar no dependas de nadie.-  le dijo Mérida traviesa a su hermano.

- Aún que lo hiciera bien, las mujeres siempre lo harán aún mejor... excepto tu hermanita.

A la reina Elinor se le escapó una risa por aquel comentario que hizo enrojecer de ira y vergüenza.

Se hecho todo el ambiente se animó, Astrid, Fergus, los trillizos e Hiccup comían con una sonrisa en el rostro

- Está noche Dumbroch pierde a uno de sus príncipes!!- declaró en broma pero firmé amenazándolo con un tenedor que sostenía un pedazo de albóndigas

- Tened piedad! Dejé que antes de morir coma su acordada porción de pastel de bodas.- dijo el menor.

El color le cambio a Mérida.
La comida siguió silenciosa pero apacible casi para todos.

Boda.

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