Different [Miss Peregrine]

Capitulo 29

Mis ojos se clavaron instantáneamente en sus hermosas pupilas azules. Sentí como el tiempo se detuvo en ese mismo instante, en que nuestras miradas se cruzaron. Sentí como las lágrimas se escurrían a través de mis ojos. Sentí como el resto nos miraban. Pero lo ignoré. Solamente deseaba lanzarme a sus brazos, por lo que avancé a paso lento, o rápido, ¿quién sabe? Hacia él. Una vez, frente con frente, aliento contra aliento, susurré:
—Te quiero y siento haberos dejado
Él se acercó aún más a mi, y cortó toda distancia, como si esta fuese un obstáculo. Primero sus labios rozaron suavemente los míos. Después la desesperación llegó a nosotros y nuestras lenguas entraron en juego. Entre beso y beso se separó de mi. Le miré extrañada, a lo que contestó:
—Siempre te he querido y siempre lo haré. Pase lo que pase, hagas lo que hagas.
Entonces sonreí, a pesar de todo lo que estaba pasando y le abracé. Luego fui hacia Jake.
—Me has preocupado mucho Rylin. Al ver que no estabas, me asusté—me dijo. Entonces se acercó más a mi y me dio un beso en la frente. Por el rabillo del ojo vi a Alec susurrándole a Sebastian que todo se solucionaría y podrían vivir como una familia.
Tras un largo rato, pregunté a mi novio:
—¿Estás listo?
Él asintió. Salimos saltando por la ventana hasta llegar al jardín, donde las peculiaridades no estaban bloqueadas. Sentí como la energía volvía a mi. Alec le puso una mano en el hombro y yo entrelacé mis dedos con los suyos. Ambos le transferimos energía mientas él creaba el portal. Iríamos al bucle de la biblioteca de las Almas. Millard le había explicado en lo que tenía que pensar.
Cuando el portal se creó estábamos exhaustos, pero conseguimos cruzarlo antes de que desapareciera.
Aparecimos rodando en el césped húmedo frente a una puerta. Me puse en pie como pude, pero volvía a caer mientras sentía un tremendo dolor de cabeza. Sebastian no pudo ni levantarse. Y Alec se hallaba como yo. Los únicos en perfecto estado eran mi hermano y Millard. Y de repente Jake se tiró al suelo.
—Hueco—susurró mientras se acariciaba el estómago. Volví a intentar ponerme en pie y lo conseguí. Levanté mi vestido lo suficiente para sacar el puñal que guardaba atado a mi muslo y me puse en posición de lucha. Alec me imitó.
—Millard llévate a Sebastian a esos arbustos y vístete—le ordené. Entonces vi como Sebastian se elevaba en el aire.
—Rylin, Alec, Jacob, tened cuidado—dijo con la voz muy débil.
Entonces divisé el hueco a lo lejos.
—Jacob, ¡Ahora!—le grité.
—¡Alto!—le dijo Jake.
El hueco no paró.
—¡Alto!—volvió a intentar él.
Siguió avanzando. Lancé una mirada rápida a Alec, pero él comprendió. Él atacó por la derecha y yo por la izquierda. Le lancé un corte en la pierna y él me agarró con una de sus lenguas. Traté de clavarle la daga pero esta se me escurrió de las manos y cayó al suelo. El hueco me subió hasta su boca y traté de invocar al fuego. Pero no lo conseguía, no tenía fuerza. Cada vez me estrujaba más y sentía que ese iba a ser mi fin. Llegaría un momento en que reventaría.
—¡AGHHHHHHHH!—grité de dolor cuando de repente me arañó la pierna con uno de sus colmillos.
—¡ALTO!—volvió a gritar Jake.
El hueco paró.
—¡Déjala en el suelo con cuidado!—le ordenó.
Me bajó y dejó tumbada en la hierba.
Y en ese momento aparecieron 10 huecos más. Y vi mi pierna cubierta de sangre. Y me desmayé.

Narra Jacob:
Vale, un hueco listo. Quedaban 10.
—¡Deteneos todos!—les grité en idioma de hueco.
Me hicieron caso.
Alec aprovechó la oportunidad y se dispuso a matarlos pero le detuve.
—Puedo controlarlos y siento que cuando venga Kaul los necesitaremos—le dije. Él asintió y se acercó a Rylin.
—Dormid hasta que os despierte yo—les indiqué. Entonces corrí hacia mi hermana quien estaba desplomada en el suelo. Y observé la gravedad de la herida. Era un corte muy profundo y estaba perdiendo demasiada sangre. Sabía que era mejor que Alec reservara fuerzas así que traté de recordar los cursos de primeros auxilios que nos daban en el instituto. Me arranqué parte de la tela de la camiseta y envolví su pierna haciendo presión, para detener la hemorragia. En ese momento llegaron Millard (ropa flotante) y Sebastian, quien se hallaba débil y aparentemente mareado. Al ver el estado de mi hermana se recompuso rápidamente y la tomó entre sus brazos de forma protectora.
—Vamos, dentro estaremos más seguros—anunció mientras caminaba llevando a Rylin como una princesa que necesitaba ser salvada.
Retrocedí sobre mis pasos y cogí la daga de Rylin. La necesitaríamos de eso estaba seguro. Entonces llegamos frente a la puerta y me di cuenta de que había una especie de panel de avanzada tecnología con forma de mano paralelo a otro. En la madera estaban grabados una especie de dibujos.
—¿Qué mira Jacob?—preguntó Millard
—La puerta de la biblioteca—respondí obvio.
—Pero si aquí no hay nada—replicó Sebastian.
—¿Qué dices bro? Ahí está la puerta—replicó Alec.
—Ay, Dios, la visión. Jake debió de heredar parte de esta de Rylin. Pero esta claro, que no del todo, no puede verme—dijo Mills. Entonces enlacé conceptos y tomé la mano de Ry. La situé en la puerta y obligue a Alec a hacer lo mismo. Se abrió.
—La hostia—exclamé al observar cómo la madera comenzaba a girar hasta dejarnos entrar. Cruzamos y se cerró de golpe causándome cierto sobresalto.
—Bienvenidos a la biblioteca de almas—habló una voz mientras una escalofriante brisa nos envolvía.
—Joder, joder, joder, decidme por favor que no soy el único que siente como si millones de espíritus nos observasen—dijo Millard realmente asustado.
—Es que nos están observando—dijo Alec mirando asombrado a todos lados.—Y no están especialmente felices por nuestra visita—.

Nota:
Gente este fanfic está llegando a su fin. Y las cosas no se solucionan. Kaul les pisa los talones, Enoch ha perdido a Rylin para siempre, Ry esta desmayada y hay un millón de espíritus que desean matarlos.
Rylin, Sebastian, Jacob, Millard y Alexander, ¿quién caerá primero?

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