Capítulo 89 (Ella)

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Entramos a la habitación, ni siquiera nos molestamos en encender la luz, cerramos la puerta con rapidez y, comenzamos a besarnos, reíamos, realmente estábamos pasándola bien. Era el día más feliz de mi vida.

—Muero por estar contigo —me dio un beso en el cuello, su voz y respiración se notaban acelerados.

—Ya no hables y bésame —lo tomé de las mejillas y le dí un beso apasionado.

—Hacía semanas que no estamos juntos desde ese día en la playa —reí, acarició una de mis mejillas. Sonreí al ver como sus labios se miraban del color de mi labial.

—Te miras muy gracioso —le dije riendo —limpié un poco sus labios.

Sentí como colocó sus manos por mi abdomen, él seguía besándome de esa forma que él sabía me encantaba, yo seguía correspondiendo cada uno de sus besos. Con rapidez comencé a quitarle el saco, lo arrojé sobre la cama.

—Ven acá —tomé su corbata y con cuidado lo acerqué a mí, quedé entre la pared y su cuerpo.

—Me encantas Renata —intenté buscar su mirada pero fue inútil ya que la habitación estaba oscura y él bajó la cabeza para besar mi cuello.

—Dejémonos de palabras, ayúdame a quitarme el vestido ¿si? —me giré, mientras él deslizaba mi prenda hasta que quedó en el piso.
Lo besé una vez más mientras comenzaba a deshacerme de su pantalón que al poco tiempo ya estaba a un lado de mi vestido.

Él seguía con esos besos en el cuello que tanto me fascinaban, ni siquiera traté de detenerlo, todo empezó a subir de tono poco a poco, abracé al policía, me tomó entre sus brazos, yo sólo enrollé mis piernas alrededor de su cintura mientras él me daba vueltas, lo miré un instante y le dí un beso, me dejó caer sobre el colchón, se colocó sobre mí, las caricias se hacían más que presentes entre él y yo, la poca ropa que aún queda entre nosotros estorbaba bastante, así que empezamos a deshacernos de ésta, cuando ya no quedaba nada que separara nuestra piel, él me miró, yo aún no me acostumbro a que me mire así, con cariño.
Raúl me sonrió y me tomó por las muñecas, colocó mis brazos sobre mi cabeza. Me sentía vulnerable en esa posición pero me dejé llevar ante el momento.

Se acomodó entre mis piernas con bastante facilidad cuando se lo permití. Sentí como mis mejillas tomaban color, así que de forma involuntaria me aferré al cuerpo de mi compañero. Cuando escondí mi rostro en su pecho, él rió.

—Extrañaba estar así contigo —deslizó su dedo pulgar por mis labios.

—Te he dicho que tenemos que respetar la casa de tu madre —él me calló con un beso apasionado.

Para ese momento, ya estábamos bastante agitados, mi cabello estaba sobre mi rostro y en mis labios seguro no quedaba nada de mi labial.

—Sabías que te quiero ¿verdad? —me tomó por la cintura y me pegó contra su cuerpo. Arañé un poco su espalda.

—Si —la voz me tembló.

—¿Tú me quieres? —comenzaba a ponerse cursi, ese lado de él no era muy compatible conmigo. Cerré los ojos y tomé aire cuando sentí nuestros cuerpos se volvían uno solo.

—Claro que si —me aferré con fuerza a su espalda —te lo he dicho, eres de las mejores cosas que ha pasado en mi vida —le susurré al oído entre jadeos para después morder delicadamente su oreja  al sentir ese cosquilleo en mi bajo abdomen.

Buscó mis labios con desesperación y volvió a besarme, me quejé cuando mordió mi labio inferior. Terminamos riendo.

—Dí mi nombre ¿si? —me pidió entre jadeos. Lo miré con inocencia, deslicé una de mis manos hasta su mejilla y le dí un corto beso para después aceptar su propuesta.

Hicimos el amor como nunca antes.

—No puedo creer todo lo que ha pasado este día —me dijo acariciando mi cabello.

—Yo sigo aún sin poder creer que somos esposos —entrelacé mi mano con la suya —Todo parece un sueño —suspiré.

—No lo es Renata —me dio un beso en la frente.

—¿Aún sigue en pie la propuesta de los tragos? —lo miré —me dejaste exhausta pero aún quiero celebrar este día con tequila

—Claro, solo dame cinco minutos, me cansas mucho —me dijo riendo.

—Qué sean diez —lo abracé. Me acurruqué en su pecho.

—Tenemos hasta la una de la mañana para salir de aquí, no hay prisa.

Nos quedamos un par de minutos recostados sobre la cama, nos vestimos y fuimos al bar por los tragos que había pedido.

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