Capítulo 26 (Él)

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Ese día comencé a sospechar de ella, sus recuerdos, sus silencios, todo la hacían una persona extraña. Realmente era una víctima de algo turbio, algo que no lograba entender del todo porque ella no hablaba más, se limitaba, cuidaba sus palabras y la psiquiatra tenía que guardar lo que ella le dijese, era cuestión de secreto profesional. Aunque había otra parte de mí, que me decía que quizá podía ser una pieza clave de algo, quizá no era la víctima, tal vez era cómplice.

Después de que salió huyendo de la recámara fui tras ella, toqué a la puerta un par de veces, pero no respondió así que solo decidí darle su espacio.

Me sentía esperanzado, aunque tenía demasiado miedo de que no fuera Renata, de que no fuera mi mejor amiga, no quería volver a tomar esas pastillas. Me sentía cerca de ella, más cerca que nunca.
Salí de la casa intentando buscar un refugio y aclarar mi mente, era momento de empezar a recobrar mi ritmo de trabajo.

—Te veo algo consternado —me dijo Rojas al verme llegar. En verdad tenía la cabeza en otro lado, estaba tan distraído que ni siquiera vi cuando se me acercó.

—Si, hace unos días una chica comenzó a trabajar en mi casa y es una mujer muy rara —arrugué la nariz.

—¿A qué te refieres con "rara"? —hizo comillas.

—Cuenta historias raras que no sé si son verdad o mentira, me hace pensar que está involucrada en algo turbio

—¿Un crimen?

—No lo sé, tal vez fue utilizada para algo, o fue secuestrada en algún punto, pero sus historias son confusas

—¿Un secuestro? Eso suena muy grave —se cruzó de brazos.

—Lo sé, por eso intento ayudarla, es solo que ella está asustada o pasa algo y simplemente, no quiere hablar conmigo

—Inténtalo de nuevo

—Lo he hecho muchas veces

—Una vez más —suspiré —Quizá la intimidas ¿por qué no vas y hablas con ella? Pero dejando de lado tu papel de policía —tal vez tenía razón y el hecho de que fuera policía le daba desconfianza.

—Tienes razón, quizá la asusto o piensa que hizo algo malo y que yo la arrestare

—Ve con ella ahora mismo y si no tráela, quizá pueda ayudarla yo, puede ser que conmigo si quiera hablar

—¿Harías eso por mí?

—Claro, solo recuerda que uno de estos días vendrá el nuevo policía trasladado desde Yucatán, no podemos fallar, recuérdalo

—Cierto, ¿te parece si mañana mismo vengo con ella?

—Claro ¿por qué no? —respondió.

—Te veo mañana, intentaré hablar con ella, espero que esté más tranquila, tuvo una especie de crisis o ataque y no quiso abrirme, decidí dejarla sola para darle su espacio 

—Ve de una vez, te cubro hoy ¿está bien?

—Gracias —iba a salir de la oficina, pero me detuve —una cosa más —él me miró —ella es muy hermosa, no te vayas a enamorar ¿si?

—¿A caso es tuya? —solo reí.

Hice lo que Rojas me había sugerido, salí corriendo y tomé camino a mi casa, tenía que ayudarla y hablar con ella lo antes posible.

Entré a la casa y grité su nombre pero no respondió, fui a la recámara donde dormía y no estaba allí dentro, no sabía en dónde estaba, la busqué por toda la casa y la encontré en el lugar menos pensado, estaba en el cuarto donde resguardaba mis investigaciones.

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