Capítulo 7 - Verdad y verdad

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Kentin tiene que llegar de un momento a otro con nuestra cena, unas hamburguesas que nos ha hecho Yuna.  Mientras viene yo ya he preparado la mesa en la cocina.  Pican al timbre y voy a abrir, es Kentin con dos platos y vestido con un pijama, como no, de estampado militar, de manga corta y pantalón corto.

- ¿Por qué vienes con pijama? – pregunto cerrando la puerta y siguiéndolo a la cocina.

- Ayer cuando volví a casa estaba tan cansado que me dormí sin cambiarme de ropa.  Tu como ya llevabas tu sensual pijama de pingüinos no tienes ese problema. – dice señalándomelo ya que también lo llevo puesto ahora.

- ¡Hey!  No te metas con mis pingüinos chico militar.

Nos sentamos a comer mientras charlamos entre nosotros.

- No tengo ganas de ir mañana a la excursión.

- ¿Por qué no?  Sera divertido.

- No lo será, nos harán hacer cualquier tontería de críos y debiluchos, yo quiero algo con mas acción.

- ¿Desde cuando te has vuelto tan creído?

- Solo he… madurado. – dice orgulloso.

- Ya te gustaría a ti haber “madurado”. – digo haciendo las comillas en el aire.

- En algo habré mejorado digo yo.

- Claro, has cambiado el corte de pelo.

- Gracias.  Pensaba que no te habías dado cuenta todavía. – dice acariciándose la cabeza.

Ambos reímos de nuestro esporádico mal chiste.  Recogimos la mesa, dejamos los cacharros en el fregadero y nos fuimos a sentar al sofá del comedor. Él dijo de ver una película pero yo ya tenía otra idea en mente.

 - Quiero jugar a verdad o atrevimiento.

- Representa que para jugar a eso tenemos que ser muchos.

- Entonces cambiaremos las reglas, jugamos a verdad y verdad.  Cada uno pregunta una cosa y el otro está obligado a responder. – como he dicho antes, ya lo tenía planeado.

- Uuff…

- Mi casa mis normas. – digo cruzándome de brazos.

- Vale…

- Yo empiezo.

- De eso nada.  Tú has decidido este juego yo empiezo. – antes de que pueda contestarle me tapa la boca y asiento dejándole empezar. – Bien, entonces… ¿Sigues teniendo el peluche que te regale antes de irme?

- Claro que lo tengo, dormimos juntos muy a menudo.

- ¿De verdad?

- Eso es otra pregunta.  ¿Toda la ropa de tu armario es verde?

- Claro que no, tengo muchas tonalidades de verde. – dice riéndose y le hago burla. – No, no toda es verde.  ¿Qué te pareció el instituto nuevo cuando llegaste?

- Tuve una muy buena recibida, pero había veces en las que te echaba algo de menos.  ¿Te gustó estar en la escuela militar?

- Si. – dice, pero puede ver como sus ojos titubeaban.

- Dime la verdad.

Un silencio incomodo se formo y Kentin bajo la vista.

- No estaba mal, pero no era lo que yo quería.  Yo quería quedarme contigo en el colegio y entrar juntos al instituto, quería hacer amigos nuevos y ser fuerte por mí mismo.  No porque mi padre me hiciera pegarme palizas continúas con tíos que no paraban de entrenar y machacarse en el gimnasio.

- Lo siento…

- No pasa nada, al final me acostumbre y me ha venido bien, ahora soy más apuesto y fuerte.  – dice con una sonrisa de medio lado. - Bueno va, me toca preguntar.  ¿Me echaste de menos? – pregunta serio.

- Mucho.  ¿Tu a mi? – conteste igual de seria.

- Continuamente. ¿Cuál es tu relación con Armin?

- Solo amigos.

- ¿Y has estado con alguien en este tiempo?

- No, con nadie.  Te has saltado mi pregunta.  ¿Tú has estado con alguien?

- Es imposible que haya estado con alguien. – dice riendo y rompiendo el clima tan tenso que se había formado. – Aunque la escuela era mixta, chicos y chicas tenían residencias separadas y aunque entrenábamos juntos y comíamos no había tiempo posible para relaciones.

- ¿No te molestaba eso?

- En absoluto, las chicas de allí no eran mi tipo. – abrí la boca para preguntarle otra cosa pero no se dio cuenta y siguió hablando. – ¿Oye no tienes sueño?

- No mucho, me lo estaba pasando bien.

- Pues yo si, así que te vas a dormir.

- No, espera un rato más.

Me tire encima de él para hacer peso y que no se levantara.  Mi espalda estaba contra su pecho que se había dejado caer sobre el sofá medio estirado.

- Ugh… que pesada eres.

- Calla idiota.  Dime una cosa ¿hay alguna chica que te interese?

- Eh… n-no ninguna.

- ¿Si la hubiera me lo dirás verdad?

- S-sí claro. – dice tartamudeando y atropellando a la vez las palabras entre sí. – Y a ti… ¿T-te gusta alguien?

- Podría ser…

-¿Quien? – chilla algo exaltado.

 - Es mi turno y no te lo diré.

- Tienes que contestar siempre la verdad.

- Lo sé pero no es tu turno.  Y yo mando.

- Que infantil eres, ya lo averiguare.

- Dudo que lo hagas.

- Ya veremos…

No sé cómo sucedió pero eso fue lo último que hablamos antes de quedarnos dormidos en esa incómoda posición sobre el sofá, con nuestros pijamas y nuestras respiraciones no sincronizadas.  Dejando en el aire un tema que a ambos nos preocupaba.

La sombra de Ken [CdM FAnfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora