La sombra de Ken [CdM FAnfic]

Capítulo 12 - Un caluroso abrazo

Creo que me he pasado en cuanto a ñoñeria en este capítulo.... No se, a ver que os parece :)  Comentar y/o votar para que sepa que tal os a parecido. ^3^

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Mi impaciencia se manifiesta por todo mi cuerpo que se mueve de un lado a otro esperando a Kentin.  Decía que ya venía, no tenia que tardar tanto, tal vez le ha pasado algo y esta moribundo, solo y desamparado en el bosque.  Las descabelladas teorías se esfuman de mi cabeza cuando vislumbro la sombra de alguien corriendo en mi dirección.

Sin pensarlo ni un segundo salgo disparada hacia ella.  Son tan reconocibles para mí esos ojos titubeantes plagados de miedo de Ken que solo quiero abrazarlo como hacía antes para alejar sus miedos.  Y eso es exactamente lo que hago.

Me lanzo sobre él rodeándolo con un abrazo que él me devuelve.  Esta sudando, rojo y con la respiración entrecortada de correr, pero me da igual.  Hundo mi cabeza en su cuello y siento su respiración sobre mi oreja, el contacto hace erizar mi piel, pero es de diferente forma a la de Lys.  Esta me provoca mil sensaciones distintas.  Porque esta es la primera vez desde que Ken se fue y volvió Kentin que nos abrazamos de esta forma.

- Oh Ken, estaba tan preocupada. – digo sin pensar en mi incorrección.

- Yo también. – dice él sin reparar en ella.

- Perdóname, vimos a un pequeño conejito y nos paramos a tocarlo.  Cuando volvimos ya no estabais, decidimos seguir andando pero no sabíamos a donde y nos quedamos allí esperándoos.

- Nos dimos cuenta de que no estabais al llegar al final del camino, supongo que no volví atrás todo lo necesario.

- ¿Por dónde volvisteis?

- Había un camino no señalizado en el mapa.  Los traje por ahí a toda prisa y volví a entrar por el camino que tomamos los dos.

- Lo siento mucho de verdad, solo te he causado problemas hoy.

- No por favor, no te disculpes.  No ha sido culpa tuya, y ya está todo solucionado.

Asiento y él estrecha más su cuerpo contra mí.  No había notado hasta ahora que estaba temblando.  Sabía que no podía pasarle nada, pero tantas películas de miedo han calado en mí haciendo que me imagine lo peor.  Nos quedamos así, sin que ninguno de los dos haga el intento de separarse del otro.

- Deberíamos decirle al profesor Farres que ya estás aquí.

- Si, deberíamos. – dice, pero no me suelta. – espera un poco más, quiero seguir así mas rato.

- Si. – digo sorprendida pero feliz por sus palabras.

- Estaba tan asustado.  Pensé que te había pasado algo malo, te llame al móvil y al no contestar me preocupe más aun.

- Me lo deje en casa esta mañana.

- Lo imagine, pero no pensaba con mucho claridad.

Me comencé a reír con la cabeza enterrada en su cuello, por lo que me desprendí un poco de su abrazo para mirarlo a los ojos.

- Me hubiese gustado verte.  – digo desprendida totalmente del abrazo.

- En absoluto, incluso le grite al profesor.

- ¿De verdad? Que ha hecho la academia militar contigo, mi pobre y dulce Ken. – digo acariciando suavemente su mejilla.

Es algo que solía hacer antes, cuando él estaba  nervioso o llorando, eso lo tranquilizaba.   La verdad es que antes el contacto entre nosotros era mucho más frecuente, nos abrazábamos a todas horas, nos cogíamos de la mano por la calle, nos dábamos besos en las mejillas por cualquier motivo e incluso en ocasiones que por trabajo de mis padres yo me quedaba a dormir en su casa y acabábamos durmiendo en la misma cama.  Aunque, claro todo eso acabo al entrar en una cierta edad que todo eso empezó a resultar vergonzoso y solo apto para parejas.  Menuda estupidez, y menudos estúpidos por creérnoslo y dejar que la distancia se interpusiera entre nosotros.