Cuando voy de camino al trabajo siempre ando maldiciendo para mis adentros todas las putas desgracias por las cuales tengo que pasar, con los estúpidos ancianos con los que tengo que lidiar, todos los malditos días de la semana.
Cuando se consigue un trabajo en el que tengas que lidiar/tratar con clientes, es dónde lo primero que aprenderás antes de todo será a odiar a desconocidos, y con el tiempo te das cuenta de cómo será cada sujeto con simplemente observar las facciones de su rostro; si será amable, corajudo, amargado, tímido, tonto, o si será un hijo de perra. Su rostro te lo dirá.
Aunque como te digo, siempre voy al trabajo maldiciendo, y eso es porqué tengo que esforzarme más que los demás, y eso me caga. Aunque, a decir verdad, esto me generó cierto gusto por realizar cosas complejas, lo fácil hoy en día termina por aburrirme. De cierto modo me vuelvo hacia una plenitud conformista:
"es lo que hay, y no hay manera de echarme para atrás";
Acepto las condiciones en las que me tocó vivir, y trato de ser algo más comprensivo conmigo, con la vida, y con el mundo. Quiero decir que termino por relajarme lo suficiente -aun andando en mis prisas por la falta de tiempo- pero vuelvo a cabrearme por la jodida escuela. Que tengo que soportar a los mismos imbéciles todos los días, y eso incluye también a profesores, administrativos y el resto de los huercos.
Es por eso por lo que llego a estresarme tanto por la jodida escuela. Después tengo que llegar a mi casa a soportar las putas incoherencias de mi maldito viejo mientras está borracho -incluso llego a estar agradecido con no verlo, ¿Quién mierdas está agradecido con no ver a su padre?
Todos los días me encuentro igual de abrumado por lo mismo y me siento muy cansado, mi cuerpo hecho pedazos, con muchísimo sueño, y me olvido de las tareas. Me levanto con el cuerpo todo adolorido, y de nueva cuenta me encamino -una vez más- a la misma mierda de siempre.
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Aversión
Short StoryCohibido en una fúnebre y solitaria esquina de mi confort. Es ahí, dónde las llamas de una fogata engendrada por mis ganas y la voluntad de velar por mi propia vida se esfumaban. Son consumidas por una oscuridad inconmensurable. Es ahí, dónde me sie...