Martes, 8 de mayo

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No tenía idea de quién era yo, de cuáles eran mis intenciones. No sabía hacia dónde iría, pero sabía que quería que fuera con ella. Era algo sumamente extraño pensar en eso mientras todas las chicas me observaban, era, como si pudieran leer mis pensamientos.

Hermosas, y cuerpos atractivos, más, sin embargo, mis gustos eran otros. Yo quería aquella flor, rara y solitaria, la que vive debajo de la sombra de un tulipán más bello, ¿acaso un lirio marchito era? Pasaba por aquel jardín con frecuencia, observando como esa flor bailaba al son del viento, y un día simplemente, desapareció.

Pasó mucho tiempo antes de que volviera a transitar por aquellas laderas de tulipanes. La sensación distímica de anhelo que producía mi cuerpo dejaba en mi ser una sensación de solitud, mi alma comenzaba a desear algo o alguien, no lo sé. Más bien para mí, el aroma y el sonido del viento, incluso las abejas, me daban a entender que extrañaba a ese "ser" amado, de una manera melancólica, en la cual sabía que no volvería jamás.

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